He aquí una de las obras más representativas de Egon Schiele, alumno aventajado de Gustav Klimt y uno de los principales exponentes del expresionismo austríaco.
Considerado como el dibujante con más talento del siglo XX, su breve vida transcurrió en medio de fatalidades e infortunios.
Sus obras, repletas de figuras distorsionadas, lascivia y angustia, no fueron populares durante su vida. En sus pinturas, ayudado por el virtuosismo de su dibujo, pone de manifiesto el sufrimiento desgarrador del ser humano. Reproduce con crudeza y desconcierto las figuras masculina y femenina desnudas y en posiciones provocadoras y de un erotismo explícito muy descarado. La extrema delgadez de los retratados retorciéndose con poses antinaturales, ojos desorbitados y manos deformes muestran la soberbia capacidad del artista para la observación y el dibujo.
Schiele ingresa con 16 años en Bellas Artes en Viena, pero el ambiente demasiado conservador lo asfixiará, por lo que emprenderá una huida hacia todo lo contrario. Para Schiele el arte debe acentuar el cuerpo, sus impulsos y emociones. Abandonará pues el rígido estilo academicista comenzando a distorsionar violentamente los desnudos.
Prueba de todo ello lo podemos constatar en ‘El abrazo’, donde el pintor se retrata a sí mismo y a su mujer Edith fundidos en un impetuoso y ardiente abrazo. Ambas figuras ensortijadas se hallan retozando sobre sábanas blancas revueltas, fundiéndose el uno con el otro. Él le susurra al oído, ella le rodea el cuello. Una escena intimista en donde los amantes se envuelven de vacío, ese vacío existencial que representa la vacua dimensión del hombre continuamente en la pugna entre la vida y la muerte.
El punto de vista es cenital, se potencia el dinamismo gracias a la línea compositiva en diagonal y a la profusión de curvas. Las tonalidades protagonistas son los ocres, tierras y amarillos, muy habituales en sus obras. Resalta los contornos con un negro muy espeso y matizado, en un afán desesperado por atrapar las formas.
El erotismo fue una constante en su obra, hasta el punto de ser acusado de corrupción de menores cuando los adolescentes iban a su taller a posar desnudos. Por ello fue encerrado en la cárcel tres semanas acusado de ‘pornógrafo’; fue entonces cuando se quemaron públicamente obras suyas.
Schiele se suavizó con el matrimonio, se convirtió en un artista menos agresivo, menos ‘pornográfico’ y más sugerente, más ‘sensual y pasional’.
En 1918 su mujer, embarazada, muere de una epidemia de gripe española y tres días después, a los 28 años, muere el pintor a causa de la misma enfermedad.
Para mí esta obra representa la soledad del ser humano y los necesarios apegos, mostrado todo ello desde el punto de vista de un alma atormentada e incomprendida, la de Egon Schiele.
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