Adelardo Rodríguez. Leyenda extremeña en la élite del deporte. Grada 108. Perfil

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Felipe Ferrín
Fotos: Pol García

Adelardo Rodríguez Sánchez nació en la capital pacense, en 1939, y tras pasar por el C.D. Badajoz fichó por el Club Atlético de Madrid, donde se convirtió en el jugador con más partidos disputados en el club madrileño, con 585 encuentros. El centrocampista cosechó un gran palmarés, con cinco Copas del Generalísimo, tres Ligas, una Recopa de Europa y una Copa Intercontinental en sus 17 temporadas con la elástica rojiblanca, en las que anotó 113 goles. En la década de los 90 presidió el C.D. Badajoz, en una de las épocas más doradas del equipo pacense.

¿Cómo fueron sus comienzos en el fútbol profesional?
Yo jugaba en los juveniles del Extremadura de Badajoz, que lo llevaba don Ramón Espino, y antes de los 18 años me fui al C.D. Badajoz, que por aquella época estaba en Segunda División y tenía muy buen equipo. La temporada siguiente lo pasé mal por una lesión bastante complicada, y fue un año más tarde cuando, tras finalizar la temporada, jugamos el Trofeo Ibérico contra el Atlético de Madrid el día de San Juan.
Recuerdo que el Atleti llegaba con Mendoza, Peiró, Collar… un equipazo, no tuvo mucho problema para ganarnos. Al finalizar el partido yo me iba a disfrutar de las vacaciones, era joven y comenzaba la Feria de Badajoz, pero un señor con sombrero me llamó y sin hablar muy bien el castellano me dijo, “chico… ¿tú querer jugar en el Atlético de Madrid?”. Yo me asusté un poco, y le respondí: “mire usted, yo me voy a la Feria, le presento a mi padre y ya lo habla con él”.

¿Cómo recuerda su llegada al equipo rojiblanco?
Todo fue un poco más sencillo gracias a don Juan Sánchez Cortés, vicepresidente del Atlético de Madrid y de Don Benito. Cuando se enteró que un extremeño iba a fichar por su club rápidamente nos ayudó mucho. En julio cogimos un tren y a mi llegada firmamos el contrato. Si hay algo de lo que me arrepiento es que no se pagara al C.D. Badajoz por mi salida; antiguamente no había los contratos que hay ahora y yo llegué gratis a Madrid. Era el año 1959, y allí acabé 17 años después.

En su etapa como jugador coincidió con varios extremeños más, ¿no es así?
Así es. Melo, Eusebio, Bermejo, Medina… Este último llegó cuando Babá se fue al Mundial de Chile en 1962. Es cierto que antiguamente no había la cantidad de ojeadores que hay ahora y en muchos casos nos preguntaban a nosotros mismos sobre la calidad de los jugadores; he de decir que cada vez que escuchaba que era extremeño yo lo recomendaba [risas]. Por ejemplo, recomendé a Manolo cuando jugaba en el Cacereño; los técnicos de la época pensaban que era demasiado delgado, y años más tarde tuvieron que pagar mucho más por él al Murcia.

Una carrera de 17 años que coincide con la época más gloriosa del equipo colchonero.
La verdad es que conseguimos infinidad de títulos. Cinco Copas del Generalísimo, tres Ligas, una Recopa y una Intercontinental. El título intercontinental fue el final perfecto para mi carrera porque nos costó mucho llegar hasta allí y tuve el privilegio de levantar la copa como capitán.

¿Qué título recuerda con mayor cariño?
Suelo quedarme con dos momentos. La primera Copa que le ganamos al Madrid, que fue muy importante para mí y, yo creo, para todo el equipo. Y la Intercontinental, que llegó en el ocaso de mi carrera y fue el primer título de Luis Aragonés como entrenador.

Hablando de Luis Aragonés, con el que tuvo una gran relación, ¿cómo fue el paso de ser compañeros a tenerlo como entrenador?
Efectivamente yo me llevé muy bien con Luis; como amigo era una gran persona, vivíamos prácticamente en el mismo edificio y veníamos juntos a los entrenamientos. En el campo era un jugador aguerrido, con mucho sacrificio y disciplina. Cuando perdimos la final de la Copa de Europa, en 1974, Luis era jugador del equipo, de hecho marcó el famoso gol de falta; tras la derrota el míster dejó el club y pasó una cosa muy curiosa, y es que todos los compañeros entendimos rápidamente que Luis era la persona perfecta para el cargo, tenía una personalidad inaudita y el presidente se lo propuso porque ya tenía el carnet de entrenador. Aceptó y se convirtió en la leyenda que es hoy en día. Era el líder del vestuario y todos le seguían… aunque conmigo nunca pudo [risas].

A día de hoy, con 585 encuentros, sigue siendo el jugador con más partidos con la camiseta rojiblanca. ¿Hasta cuándo cree que durará este récord?
El fútbol ha cambiado mucho, los jugadores no suelen estar toda su carrera en un solo equipo como hice yo. También es cierto que ahora se juega el doble de partidos por temporada y chicos que comiencen desde la cantera y tengan cierta continuidad pueden batir el récord. Jugadores como Koke, Saúl o el propio Fernando Torres, si no hubiera tenido su etapa en Inglaterra, podrían batir el número de partidos, y yo estaría encantado porque para eso está el récord, para que lo batan. Hace poco me decía Fernando que ya mismo me pillaba en goles anotados y yo le dije que encantado de que concretamente él me alcanzara. Torres quiere mucho al club, es un gran chico.

Y hablando del presente, ¿qué diferencias destacaría de su Atlético de Madrid con el actual del Cholo Simeone?
Pues curiosamente lo que estamos viendo es casi una vuelta al pasado. En los últimos años habíamos perdido nuestro carácter luchador, fuerte, aguerrido… La afición del Atleti se siente muy identificada con estos valores y los jugadores no les pueden brindar mejor espectáculo a los seguidores que haciendo gala de estos adjetivos que al fin y al cabo siempre han ido de la mano del Atlético de Madrid. Junto a esta recuperación de valores han llegado los triunfos y los títulos, lo que ha hecho Simeone es muy difícil de conseguir.

El Atlético de Madrid jugará la próxima temporada en su nuevo estadio. ¿Qué opinión le merece este cambio?
La verdad es que lo voy a sentir muchísimo. El Vicente Calderón ha crecido una barbaridad, es una preciosidad. Yo he vivido 50 años aquí y este campo es mi casa. Creo que el cambio del Metropolitano antiguo al Manzanares no fue tan costoso como lo va a ser este. El Vicente Calderón ha creado unos vínculos mucho más fuertes con la afición y los cambios siempre son complicados. Este estadio siempre lo recordaré como mi casa.

Badajoz es una de las provincias con más peñas del Atlético de Madrid de España, ¿A qué cree que se debe?
Indudablemente los jugadores extremeños que hemos pasado por el conjunto rojiblanco hemos ayudado a crear esa afición en mi tierra. Recuerdo con mucho cariño un día que recogí un premio en Mérida y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente de la Junta de Extremadura por aquel entonces, decía en su discurso que toda su clase del instituto seguía al Atlético de Madrid porque allí jugaba uno de Badajoz.
Por otro lado, seguramente los extremeños también nos identificamos con esos valores de los que hablamos. Somos gente muy luchadora y que no se cansa de trabajar para conseguir lo que nos proponemos, tenemos un poco de espíritu atlético [risas].

Actualmente preside la Fundación Atlético de Madrid; ¿cuáles son sus funciones?
Yo siempre he seguido ligado al club, el Atlético es mi casa. He estado muchos años con los veteranos del club y posteriormente me llamó Miguel Ángel Gil para sustituir a Enrique Collar en el cargo de presidente de la Fundación. Para mí es un honor representar la labor social del club allá por donde voy. Tengo más tiempo para mí y para mi familia, pero no puedo dejar de dar una vuelta por el césped cada vez que vengo y recordar los grandes momentos que he vivido aquí, ha sido mi vida.

El momento de dejar el fútbol después de tantos años tuvo que ser complicado.
Siempre cuento la anécdota de que cuando dejé el fútbol me metí en otros negocios y cuando salía de mi casa con el coche aparecía en la puerta del Calderón; me costó acostumbrarme a ello. Mi familia me ayudó mucho pero los primeros años fueron complicados.

¿Una vida dedicada al deporte ayuda a crecer como persona?
Indudablemente. Yo era una persona muy introvertida, siempre estaba escondido detrás de mi padre; de repente me separo de mi familia y te tienes que enfrentar a muchos retos, y al final eso es el deporte y eso es la vida. A mí me ha transformado para mejor, sin duda, y he aprendido una barbaridad. El fútbol me enseñó a ser persona.

¿Se plantearía algún tipo de proyecto en Extremadura?
El problema es que la vida pasa volando y siempre quieres hacer más cosas de las que el tiempo te permite. Ahora mismo es complicado porque mi vida está aquí, me informo cada semana de los resultados de los equipos extremeños, tengo muchos amigos en Extremadura y hablo a menudo con ellos. Extremadura es muy importante para mí, pero a mi edad es complicado iniciar nuevos proyectos.

Fue Premio Grada en 2015; ¿qué sintió al recibir un reconocimiento de su tierra?
Todo lo que viene de mi tierra lo recibo con la mayor de las ilusiones. Solo tengo palabras de agradecimiento para los extremeños que me han mostrado siempre su apoyo y ánimo. Me sorprende mucho el reconocimiento que se me da, porque a mi entender yo solo he cumplido con mi trabajo, pero es cierto que Extremadura siempre me ha dado lo mejor.

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