El Festivalino de Pescueza llega se consolida en su décima edición pleno de buena salud

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Amanece abril y Pescueza se engalana de Festivalino adornando la Plaza de recuerdos, oficios y costumbres, rituales de vida que aun florecen en el árbol de la memoria.

Con las primeras brisas de la primavera, se perfuma Pescueza de su esencia rural, entre paisajes musicales de ahora y siempre, palabras de esperanza, semillas de futuro y estampas de cultura popular.

Se abren las puertas del Festivalino, cuando el mes de marzo echa su aldaba, en la Plaza acogedora del Concejo, con palabras del escritor José Ramón Alonso de la Torre Núñez, que nos habla de ausencias y retornos, caminos de ida y vuelta, evocaciones de una Extremadura dispersa, alejada, pero siempre cercana y presente.

En las puertas de abril, el Festivalino se hace noche de canto de pueblo, raíces sonoras de un alma popular que atrae a un mar de corazones por las bocacalles de la Plaza Mayor, llenándola de miradas y emociones. Acetre, ese ensamblaje de armonía con sabor a pan de pueblo, aromas de tahona y raíces aladas, esparce sus notas por la piel de la plaza que extienden sus alas entre la torre y las esquinas, como pájaros nacidos de la tierra. Y La noche se abre generosa con versos y canciones que buscan el sendero de la madrugada.

Amanece abril y Pescueza se engalana de Festivalino adornando la Plaza de recuerdos, oficios y costumbres, rituales de vida que aun florecen en el árbol de la memoria. La calle se convierte en escenario de las tradicionales mantanzas, elaboración de dulces artesanos (floretas, coquillos…), preparación tradicional y degustación popular de las exquisitas migas extremeñas, ecos sonoros y escritos del habla ancestral de Extremadura, etc. Mientras, en la hospitalaria plaza Postigo, los niños rememoran juegos infantiles de antaño y despiertan las piedras rurales de su antiguo letargo con gritos infantiles de alegría, compartiendo su inocente ilusión emocionada con Payaso Loco, Circo Baya, Sapatraka, Paca Prenda…

Se abren los espacios de Pescueza para la música del Festivalino y vuelan las notas entre la Plaza Mayor, Plaza del Concejo y Plaza del Álamo. La Rondeña de Villamiel, llega, con la sabia sonora de nuestra raíz colectiva extremeña, entre canciones y bailes tradicionales. Las bandas de ahora comparten notas de rebeldía y rabia  juvenil entre canciones que vuelan de plaza a plaza, de esquina a esquina, de calle a calle, con las voces y los compases de Semilla Negra, El Golpe Rok, Burgim, Pequeño Criminal, Paradise Key… Entre tanto, bajo el azul callado de la tarde de abril, se adornan de sonido, ritmo, movimiento y armonía las calles de Pescueza, con la Batukada ‘Los infectos acelerados’.

El tránsito a la noche del sábado acoge el relevo de la música como un cauce sonoro que puebla las penumbras luminosas del Festivalino hacia el amanecer de un domingo rural de esperanza y futuro. Marco de piedra y pueblo para canciones y música de Zaragata y Tarambaina, La Vallekana, la Pompa Jonda, el Sombrero del Abuelo, Mama Ladilla…

El domingo del Festivalino es un grito azul, una campana verde para este mundo rural tan prometedor, tan generoso, tan abierto, tan necesitado de abrazos. El árbol, el paisaje, lo natural del hombre y de la vida, el oxígeno puro para una existencia en armonía feliz con la madre naturaleza, se hacen presencia y voz en esta mañana de luz. Un mensaje de futuro que se viste de música amplia y extensa en este entorno entrañable de campo y encinas. Canciones que llegan al corazón en las voces de Kiko & Sara y Nena Daconte, ponen, con éxito, el colofón de oro a esta décima edición del Festivalino, que es y seguirá siendo la campana verde, la voz, el grito de este mundo rural extremeño.

Pero a veces el esfuerzo de todo un pueblo tiene su recompensa, y así, Pescueza ve reconocido y recompensado su Festivalino con el Premio Grada al Ocio 2017, patrocinado por el Área de Cultura de la Diputación de Badajoz y concedido por la revista Grada y la Fundación Primera Fila, en la gala celebrada en el Palacio de Congresos de Badajoz el pasado 28 de abril.

Cruz Díaz Marcos