El Salmón

Antonio Fernández-Fígares Morales - Puedes ayudarte

Hay personas que siguen la corriente, que se adaptan a ella, que en la identificación con el grupo, la familia, la región o el país,  aceptan valores sin cuestionárselos. Y hay otras que siguen su propia brújula interior, apoyándose en otros criterios pero cribándolos con su razón, y esto en ocasiones le lleva a ir contracorriente ya que  ellos respetan más su valoración personal que la de los otros. La corriente que fluye les presiona a cambiar de dirección, a vivir de acuerdo a lo que mayoritariamente impera, pero  necesitan buscar un camino en que culminar su destino. Son los idealistas, mercenarios de su alma y su corazón que pasan penurias, son incomprendidos, criticados, vilipendiados, ridiculizados y  valorados solamente por su círculo más cercano que conoce su mérito y por los que son como ellos. ¿Qué guía su fuerza? ¿El amor, el afán de sobresalir, el deseo de ser diferentes? Exploradores de nuevos caminos portan el fuego de Prometeo pero muchas veces son Sísifo, y caen para volver a levantarse mil veces. ¿Dónde está la esperanza del Hombre si no es en los libertadores? En los que apoyan la dignidad y el humanismo, los que levantan templos a la grandeza de espíritu y al valiosísimo mérito. Son los que no se conforman con el ayer, ni de si mismos ni de los que les precedieron y buscan diamantes que repartir. Lo que caracteriza a estas personas es la generosidad, unas dan amor, otras sabiduría, y todos los tipos de ayuda,  vuelcan su amor como ciencia y como apoyo, algunos a unos pocos y otros a muchos. Unos son faros y otros pilar.  En una sociedad materializada cada vez tienen que ser más. En la enfermedad del egoísmo ellos tienen la vacuna del compartir, y está debe ser contagiosa para que se vaya convirtiendo en norma de conducta. Los griegos decían que había hombres de bronce que son los que se ocupan solo de sí mismos, de plata, que lo hacen de su familia y amigos, y de oro que lo hacen de todo el mundo. Es necesario que este oro del alma brille el interior de cada vez más personas para que no sea la imposición la que guie la convivencia sino la fuerza del afecto por el prójimo. Y es que hay personas que son como salmones que buscan su destino después de superar muchas pruebas y consiguen culminarlo, logran llegar a la meta después de superar muchos obstáculos, y aunque al final su obra y ellos mismos hayan de ser devorados por las fuerzas de la vida.
Antonio Fernández-Fígares Morales
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