Quiero seguir hablando en la última revista del año sobre el linaje de los Pantoja, asentado en Mérida sobre el siglo XIV. Acabamos en el número anterior recordando que parte de los descendientes del emigrante al nuevo mundo Hernán Pantoja Manjarrés volvieron a la ciudad: sus hijos Pedro, Bernardina y María Pantoja de Heredia, nacidos en Chachapoyas y que regresaron con sus tías doña Leonor y doña María, hermanas de su padre y ya viudas de sus maridos.
Hermanas y tías ingresaron como monjas en el convento femenino de Santa Eulalia de la Orden de Santiago, y las tías fundaron un mayorazgo a favor de su sobrino Pedro y sus descendientes, los que tuvo con doña María Moreno de Almaraz, hija del conquistador Francisco Moreno de Almaraz y doña Ana de Morales, vecinos de Cuzco. Francisco fue el fundador del Convento de Nuestra Señora de la Concepción en Mérida.
Pedro, que fue regidor perpetuo de Mérida, fue padre con su mujer doña María de Fernando, Francisco, Bernardina e Isabel, bautizados en 1588, 1589, 1593 y 1597, respectivamente, en la Parroquia de Santa María. Fernando fue el heredero del mayorazgo familiar y, como su padre, también regidor perpetuo de Mérida, y se casó en 1604 en Santa María de Mérida con doña Catalina Mesía Alvarado y Ocampo, quien era descendiente directa, entre otros, de Juan Alvarado, comendador de Hornachos de la Orden de Santiago y de otros comendadores de la orden, como Pero Rodríguez Zambrano, alcaide de la fortaleza de Mérida y fundador de la capellanía de la Picona.
Esta pareja tuvo varios hijos: Pedro, Bernardina, Catalina y Fernando, bautizados en 1605, 1608, 1610 y 1612, respectivamente, en Santa María de Mérida. Fernando Pantoja de Heredia fue clérigo presbítero y capellán de la Picona, fundada por su antepasado antes nombrado. Por su parte doña Catalina de Pantoja y Alvarado casó con García de Mendoza en 1638 en Santa Eulalia de Mérida y, al morir su esposo, profesó como monja en el convento de Santa Clara de Mérida. Pedro, heredero del mayorazgo tras la muerte de su padre en 1629, y que contó con el título de regidor perpetuo que su padre compró en 1607, además fue capitán de Infantería y estuvo asediado con su compañía en Badajoz por el ejército portugués en 1658, donde actuó valerosamente.
Fuentes:
Barreto de Almeida, Alejandro de S.: ‘Nobiliario de Extremadura’. Manuscrito. Real Academia de Historia.
Navarro de Castillo, Vicente. ‘Historia de Mérida y los pueblos de su comarca’. Tres tomos. Artes Graficas Boysu, S. L. Mérida, 1992.
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