Juan Antonio Narro
Cuba sabe sorprender al viajero. Más allá de famosos destinos como La Habana, Varadero, Trinidad, Cienfuegos, Viñales, Pinar del Río, Camagüey, Santa Clara o Santiago de Cuba, este país tiene otros argumentos turísticos, alejados de las rutas viajeras más conocidas, que también merecen ser destacados. Uno de ellos es una pequeña y coqueta localidad llamada Gibara, situada en la costa norte oriental, conocida también como la ‘villa blanca’.
Marítima, con paradisíacas playas donde bañarse, y colonial a la vez, con sus más de 200 años de historia a sus espaldas, ya que fue fundada en 1817, conjuga su valioso patrimonio arquitectónico con la belleza de la naturaleza que la rodea.
Su centro histórico, declarado en 2004 Monumento Nacional Cubano, merece un sosegado paseo. Tuve la oportunidad de conocerla con motivo de la Feria Internacional de Turismo de Cuba de 2017. Edición en la que se apostó por localidades como esta, que normalmente pasan desapercibidas para el turista que viaja a la isla; más aún en una efeméride tan importante como su segundo centenario. En 2017 Gibara fue, lógicamente, protagonista en Cuba.
Situada a poco más de 30 kilómetros de Holguín, la mayor de las ciudades cercanas, se convirtió en un importante puerto durante la época colonial. El ser una relevante puerta del comercio marítimo con la metrópoli y otros territorios de América obligó a fortificarla para defenderla de posibles ataques enemigos. Todavía quedan visibles restos pétreos de aquel gran empeño como el Cuartelón, la batería de Fernando VII y los fortines. Me cuentan, escrito sea de paso, que se la conoce como la ‘villa blanca’ por la muralla de este color que la protegía.
En Gibara no encontraremos incómodas aglomeraciones de turistas. Se trata de un tranquilo pueblo donde las manecillas del reloj parecen correr con más lentitud. El viajero lo apreciará.
Muy cerca de Gibara descubrimos la bahía de Bariay, donde la mayoría de los historiadores coinciden en situar el lugar en el que Cristóbal Colón desembarcó un 27 de octubre de 1492. Por primera vez pisó la tierra de la mayor de las islas del Caribe. Afirman que, tras tomar posesión de este territorio para la corona española, escribió: “es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto”.
Desde aquí les invito a que conozcan ‘la otra Cuba’, la más anónima, la menos visitada. Esa que no se publicita normalmente en los folletos turísticos ni en las agencias de viaje. Conozcan ‘esa otra isla’. Sean verdaderos viajeros en Cuba y no simples turistas.
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