Incursiones en el país del fado

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Incursiones en el país del fado

El trayecto protagonista sucedió hace ya algún tiempo y estaba aguardando en el cajón de mis notas a ser terminado.

Fue una experiencia primeriza con una de nuestras Minivan de tripextremadura contratada para hacer un mini tour turístico de cinco días por Portugal, con clientes centroeuropeos y acompañados por un guía oficial portugués, Sergio Gonzalves.

Estos cinco días están comprimidos en pequeñas pinceladas de los momentos vividos.

Comenzamos recogiendo al grupo en el Parador de Salamanca, puntuales como un reloj; presentaciones, saludos de rigor y nos montamos sin perder tiempo innecesario a surcar las carreteras secundarias por el campo charro salmantino hacia la frontera portuguesa, dejando atrás la maravillosa ciudad de Ciudad Rodrigo, flanqueamos el puesto fronterizo, hoy imaginario, activo en tiempos pasados de Villa Formoso, y después de una pequeña parada para tomar un refrigerio y pasar por el baño continuamos hasta Viseu.

Viseu fue, a título personal, mi primer descubrimiento; una pequeña ciudad que a primera vista no dice nada pero luego sorprende su catedral, su callejero estrecho y pintoresco, así como el museo de arte sacro.

Incursiones en el país del fadoComimos en una típica gastro portuguesa Sergio y un servidor, ya que el grupo tenía libre hasta después de comer. Aún nos dio tiempo a comprobar el café portugués, que ellos llama ‘bica’.

Volvimos a la carretera, esta vez surcando y atrochando por mis queridas y admiradas carreteras secundarias, donde se contempla el otro paisaje, el de pueblos, montañas, puentes romanos ancestrales, fortalezas árabes, cristianas, visigodas, y un sinfín de detalles que dejo en la retina y en el tintero.

Atardecía cuando empezamos a bajar por el Alto Douro Vinateiro y siguiendo el cauce del Duero llegamos al final de nuestra primera etapa, Regua, importante pueblo rodeado de viñedos imposibles y desafiando a la gravedad. Este pueblo es la cuna del afamado vino de Oporto, y como dato de interés cuenta con un importante puerto fluvial, ya que el Duero es navegable.

Dejé al grupo en una ‘quinta’ transformada en hotel y rodeada de viñedos por todas partes.

Nosotros bajamos a Regua y después de alojarnos salimos un rato a deambular por sus calles y picar algo en una de sus tabernas típicas.

Incursiones en el país del fadoAmanecía y con los primeros rayos de sol reflejados fugaces sobre las aguas tranquilas del Duero recogíamos al grupo para trasladarlos desde su hotel al embarcadero, donde embarcarían en un barco crucero que los llevaría hasta Oporto; nosotros haríamos el trayecto por carretera con el equipaje del grupo para recogerlos en Oporto en el sitio acordado.

Para no extenderme mucho contaré que Oporto es una ciudad maravillosa, que mezcla a la perfección lo antiguo con lo nuevo, ideal para perderse por sus calles para admirar monumentos, comer en tascas típicas del paseo fluvial cualquier pescado y no dejar de visitar esa impresionante biblioteca que según entras te traslada a otro tiempo.

Dos días en esta ciudad del Atlántico se queda un poco escaso, pero el tiempo era el indicado y tras recoger al grupo pusimos rumbo a la capital lisboeta.

Por el camino pudimos parar en Nazaret para coger fuerzas y admirar este hermoso enclave privilegiado; sus casas encaladas, sus vertiginosos acantilados y su majestuosa playa lo hacen único.

Tras haber disfrutado mínimamente de este paraíso atlántico volvimos a transitar por carreteras secundarias bordeando la costa portuguesa hasta Sintra, ciudad de una naturaleza exuberante y casas coloniales o ‘quintas’; subimos hasta el Castillo da Pena donde el grupo tenía cita para visitarlo.

Mientras ellos lo visitaban volví a bajar el sinuoso camino para visitar Sintra y comer algo antes de recogerlos. Me senté en una terraza soleada de un restaurante típico para dar buena cuenta nuevamente de la estupenda y variada comida portuguesa.

Incursiones en el país del fadoMe volví a reunir con el grupo para proseguir nuestro camino, aunque nos desviamos para visitar otro enclave idílico bañado por el Atlántico, el cabo da Roca, con su faro aun en activo y visitable. Este enclave es la parte más occidental de Europa.

Estaba atardeciendo cuando franqueamos el puente del 25 de abril, uno de los accesos a Lisboa, ‘la vieja dama Europea’. En Lisboa pasamos dos días escudriñando cada rincón de la ciudad, aprendiendo y disfrutando gracias a nuestro maravilloso guía. Cuando te lo explican como lo hace Sergio surge el enamoramiento por esta ciudad atlántica; el colofón a nuestro tour por tierras lusas fue una cena en el puerto deportivo.

Llegó el día de llevar al grupo al aeropuerto, poniendo fin a nuestros servicios. La van de Tripextremadura volvía a casa a nuestra querida Extremadura.

Portugal ver, sentir, disfrutar.

Carreteras secundarias

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El trayecto protagonista sucedió hace ya algún tiempo y estaba aguardando en el cajón de mis notas a ser terminado.
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