Paco Herrera. Nacido para el fútbol. Grada 114. Perfil

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Fotos: Miguel Borrero

Francisco Herrera Lorenzo (Paco Herrera), nacido en Barcelona en 1953 pero íntimamente vinculado a Extremadura y especialmente a Badajoz, debutó con 19 años con el Sabadell, y fue en el CD Badajoz (su último equipo como jugador) donde empezó su carrera en los banquillos, logrando el ascenso del equipo a Segunda División. 25 años después de dicho ascenso ha pasado por banquillos de Primera División en Soria, Vigo y Las Palmas (fue él quien ascendió a los dos últimos a Primera División). Además, formó parte del equipo técnico de Rafa Benítez cuando el Liverpool ganó la Champions League en la temporada 2004/2005, y fue director deportivo del RCD Espanyol el año en que jugó la final de la Europa League en Glasgow. Esta temporada volverá a Gijón (ya estuvo allí como jugador de Primera División hace 40 años) con el objetivo de devolver al equipo a la máxima categoría.

¿Qué es el fútbol para Paco Herrera?
El fútbol va unido a mi vida, es una parte importante de ella, lo ha sido siempre. He conseguido que en mi vida se cumpla la máxima de Confucio “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida”.

¿Y el Club Deportivo Badajoz?
Por razones personales y profesionales, pues fue la base de todo lo conseguido después, es el club más importante de toda mi carrera. El sentimiento de pertenencia al CD Badajoz es máximo para mí.

¿Cómo fueron sus inicios, de niño, en el fútbol? ¿Por qué el fútbol y no otro deporte?
Empecé a jugar a fútbol a los 10 años gracias a mis hermanos y tuve la suerte de hacerlo en un club de cantera tan importante en Cataluña como la Damm. Mis hermanos llegaron a jugar en categorías importantes, a nivel profesional, y yo quise seguir sus pasos desde bien pequeño. Además, el fútbol era y es un deporte que se juega en la calle y aficionarte es sencillo.

¿En qué momento se plantea el fútbol como una salida profesional?
Cuando termino mi fase en juveniles varios equipos profesionales se interesan por mí y, en aquellos tiempos, era difícil compaginar los estudios con esta profesión, por lo que tuve que tomar una decisión y lo hice en dirección a mis sueños. Ya creía por entonces que el fútbol iba a ser mi vida.

Tras su debut con 19 años en el Sabadell y jugar en el Sporting y el Levante, pasan apenas siete años hasta su llegada a Badajoz; ¿qué le convenció de esta tierra y cómo fue su fichaje por el club?
Mi llegada al CD Badajoz es fruto de una casualidad. Yo jugaba en el Levante y casi no había podido participar durante toda esa temporada por culpa de una enfermedad muy grave que logré superar ya al final de la temporada. Pero el último partido de liga fue el Levante-Badajoz y yo ya estaba recuperado. Después de ese partido la directiva del CD Badajoz se interesó por mí y, tras sopesarlo con mi mujer, ambos decidimos emprender la aventura de llegar a esta ciudad que, en poco tiempo, se convirtió en nuestra casa.

¿Qué recuerdos le quedan de su etapa futbolística en Badajoz?
Si hubo malos los olvidé (me suele pasar). Los recuerdos de mi etapa en el CD Badajoz son magníficos. Fueron ocho años rodeado de grandes compañeros, en un equipo que sufrió muchos altibajos, los cuales seguramente fueron los culpables de la fuerte unión que existió en muchos casos entre los que formábamos parte del Club; de hecho, con la mayoría sigo teniendo muy buena relación.

¿Cómo fue la decisión de colgar las botas?
Yo era un jugador ‘de trabajo’, de darlo todo en el campo, y cuando comencé a intuir que me empezaba a costar dar el 200% tomé la decisión de dejar mi etapa como futbolista. Era el capitán del equipo y mi entrenador me pidió que me quedase un año más, pero yo tuve muy clara mi decisión.

¿Y la de continuar ligado al fútbol desde los banquillos y los despachos?
Creo que lo tuve claro desde el principio. El futbol no es solo mi profesión, sino que, junto a mi familia, ha sido y es mi vida desde muy pequeño; y, por supuesto, tenía que seguir siéndolo también tras mi etapa como futbolista.

Lo ha sido todo en el fútbol, desde jugador hasta director deportivo, pasando por entrenador de diferentes categorías y edades; ¿con qué parcela se siente más identificado?
La parcela futbolística que más satisfacciones me ha dado y con la que más identificado me he sentido ha sido siempre la de entrenador. Y, quizá, si tengo que destacar una etapa concreta, aunque fueron únicamente tres años, es la de entrenador del juvenil y de Tercera División en el CD Badajoz, porque tengo una vocación muy marcada hacia el trabajo con chicos jóvenes, como formador, para tratar de subirles de categoría.

El entrenador siempre es cuestionado cuando los resultados no son los esperados. ¿Es un problema de impaciencia de las directivas o de la situación lógica en el deporte?
El fútbol es distinto a todos los demás deportes en ese sentido. Es una cuestión de impaciencia, sin duda; cuando ‘la grada’ se manifiesta por esperar resultados más positivos, la directiva es consciente de que esa manifestación negativa va a trasladarse inmediatamente del entrenador o los jugadores hacia ellos y, entonces, suelen tomar la decisión más rápida y sencilla: echar al entrenador.

En este sentido, en Inglaterra parece que hay otra perspectiva, más a largo plazo, para valorar la labor del entrenador. ¿Es una cuestión de cultura futbolística?
En Inglaterra existía esa cultura distinta a la del resto de países cuando los equipos eran 100% ingleses. En mi etapa con el Liverpool he podido vivirlo, viendo cómo incluso cuando un equipo de Primera División descendía, el entrenador fue renovado entrenando al equipo en Segunda División la temporada siguiente (eso, en España y otros países ha sido siempre impensable). Sin embargo, esta situación está cambiando (o ha cambiado ya) también allí, desde que los clubes están pasando a ser propiedad de empresarios no ingleses.

¿Cuánto de psicólogo debe tener un entrenador? ¿Hasta qué punto es más importante la gestión humana del grupo que los conocimientos futbolísticos?
Todo es importante: el trabajo de cada día, el método de entrenamiento, trabajar ‘el vestuario’. Creo que ambas partes, la puramente futbolística y la psicológica, tienen un peso del 50% cada una.

¿Es más difícil entrenar a un equipo cuanto más alta sea la categoría en la que juega?
Al contrario, generalmente es más fácil. Para entrenar a un equipo de Segunda B, por ejemplo, necesitas mucho trabajo físico y técnico, porque se requiere también de una gran dosis de formación (a base, muchas veces, de repetición) para conseguir que los ejercicios salgan ‘limpios’. En un equipo de Primera División normalmente el nivel de calidad de los jugadores ya te permite que el trabajo técnico sea menos repetitivo (los ejercicios salen más ‘limpios’ a la primera). Sin embargo, el trabajo psicológico prima más en equipos de Primera División que en equipos de categorías inferiores; quizá sea por la presión mediática, por el nivel de exigencia, o por la propia competición entre jugadores.

¿Y a los más pequeños? Porque últimamente parece que es más difícil la relación con los padres que con los propios jugadores.
Esa circunstancia siempre ha existido. Hace años, cuando fui entrenador de juveniles, los padres también venían al campo, tanto durante los entrenamientos como en los partidos, y se producían, igual que ahora, situaciones desagradables que no debieran existir. Siempre he pensado que los padres deberían confiar en los entrenadores para que, durante esas tres horas, les cediesen la formación y la gestión de la educación de sus hijos. Lo que es cierto es que actualmente estos hechos tienen mayor visibilidad debido a que la comunicación ya está en mano de todos, y ahora, además, es a tiempo real gracias a la telefonía móvil y a internet.

¿Qué tiene el fútbol para ser el deporte más practicado en la mayoría de los países?
Creo que el tratarse de un deporte que puede practicarse en la calle con una pelota hecha a partir de un montón de papeles de periódico es una de las claves de la popularidad del fútbol. Al ser un deporte tan accesible para cualquiera lo hace más apetecible y genera una comunidad mayor de aficionados.

Con tantos niños jugando al fútbol, ¿por qué es tan difícil para la mayoría de clubes profesionales nutrirse de sus canteras?
En la mayor parte de los equipos de cantera puedes encontrar a algún jugador que sea susceptible de ser formado, técnica y psicológicamente, para ascender de categoría. El problema está en que hay que atreverse a ascenderles. Es cierto que, por su inexperiencia, es seguro que van a cometer errores, pero en mi opinión los entrenadores deberían ser valientes, a pesar de que en la mayoría de las ocasiones se estén jugando el puesto por este riesgo.

La realidad es que prácticamente no existe eso que llamamos ‘clubes de cantera’, muy pocos lo son de verdad. Yo he entrenado en Las Palmas con hasta 11 jugadores de cantera, y en Vigo con hasta nueve jugadores gallegos; sin embargo, tanto en un sitio como en otro, el año siguiente, cuando yo fui cesado, desapareció esa tendencia y se jugaba solo con cuatro de ellos. Para la mayoría de clubes siempre priman los puntos antes que el trabajo de cantera, y esto es difícil de gestionar por parte de los entrenadores.

Tras conocer tantos equipos y competiciones tan diferentes, ¿ha encontrado en algún club un modelo de gestión deportiva que le parezca más efectivo?
Podría destacar, además del Liverpool, el Villarreal, pues se trata de un club con una gestión muy equilibrada, basada en la incorporación de jóvenes que vienen desde otras ciudades para formarlos en el club con su propio método de trabajo, con vistas a conseguir un crecimiento suficiente para ascenderles al primer equipo.

Galardonado en 2008 con el Premio Extremadura del Deporte por su trayectoria, ¿se siente querido en nuestra región?
Extremadura es mi casa y lo es, quizá también, por cómo me ha hecho sentir la ciudad de Badajoz y Extremadura en su conjunto, desde mi llegada. “Uno no es de donde nace, sino de donde pace”. Soy un extremeño más y que te den un premio tan representativo de tu región es un grandísimo orgullo.

¿Dónde está el hogar de Paco Herrera, con una profesión en la que es tan habitual cambiar de residencia?
Mi hogar está en Badajoz. Aquí tengo mi casa y tengo a mi familia. El fútbol me ha dado la oportunidad de conocer muchas ciudades y de ganar grandes amigos en todas ellas… pero Badajoz es y será mi ciudad también cuando llegue el momento de retirarme.

El CD Badajoz acaba de ascender a Segunda División B después de unos años de refundación y reorganización interna. ¿Qué puede esperar el club y la ciudad de una categoría prácticamente profesional?
El club, como entidad, ha demostrado estos últimos tres años madurez en todo el trabajo realizado. Además, por lo que he visto, este equipo, con cuatro o cinco retoques, hará una gran temporada en Segunda B. Y la afición es de Primera División. Seguro que todo irá bien.

¿Qué le parece la situación actual del fútbol extremeño, con cinco equipos de la provincia de Badajoz (el Villanovense, el Extremadura, el Badajoz, el Mérida y el Santa Teresa), como principales exponentes?
Extremadura merece tener (sería importante que de manera estable), al menos uno o dos equipos, en Segunda División, ya sea en Cáceres, Badajoz, Almendralejo, Mérida…). Ahora tenemos la suerte de contar con un equipo femenino en Primera División Nacional, el Santa Teresa de Badajoz, del cual debemos sentirnos orgullosos, y sería bueno darle un poco más de importancia por parte de todos. Para el crecimiento de nuestra región todo suma, y tener uno o dos clubes en categorías superiores es bueno para todos.

¿Qué futuro ve para el fútbol extremeño, con patrocinios tanto públicos como privados cada vez más escasos?
Efectivamente este hecho está afectando a muchos equipos, también fuera de Extremadura. Pero diría que, también, afortunadamente está ocurriendo así. La dependencia económica de los clubes por parte de los patrocinadores públicos ha provocado en muchas ocasiones que, cuando alguno de estos patrocinadores desaparece, el club ha tenido que dejar de pagar a sus jugadores o, incluso, ha entrado en una situación caótica general a nivel económico.

Lo ideal será que esta situación obligue a los clubes a encontrar autofinanciación tanto a través de patrocinadores privados como mediante la creación de una masa importante de habitantes de la ciudad que se conviertan en aficionados abonados. Con estas circunstancias las ciudades tendrán los clubes (y casi la categoría profesional) que la población de dicha ciudad desee realmente tener. Si un club está en Primera o Segunda División será porque una masa importante de aficionados de la ciudad ha contribuido durante toda la temporada a que esto sea así.

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