Cuando solo piensas en objetivos a largo plazo o en proyectos fracasados en el pasado olvidas que a veces hay que situarse en el ahora, analizando de forma realista tus posibilidades y tus limitaciones. Ponerte objetivos demasiado altos hace que, a la larga, te desanimes, pierdas energía e ilusión, y los abandones.
No te machaques pensando en qué hiciste mal en el pasado; todo lo que hiciste es un bagaje en tu recorrido profesional de cara a avanzar en tu vida logrando superar los obstáculos. Todo vale para aprender, aunque a veces sea a base de experiencias no agradables.
Hay que luchar por lo que uno quiere, aunque nada es fácil. Debes empezar por pensar desde la tranquilidad y valorar qué quieres y cómo debes hacerlo. A veces los caminos fáciles son los que te hacen fracasar. Plantéate que lo complicado es lo que realmente da sus frutos, pero con un plan bien estructurado y metódico.
Ilusiónate hasta con lo que menos te guste para disfrutar de cada obstáculo que vayas superando; te dará fuerzas y te enseñará habilidades.
Escucha tu voz interior y persigue con todas tus fuerzas lo que anhelas, sin escuchar a personas que te pueden desanimar.
Piensa en tareas diarias y cúmplelas para seguir superando retos, pero sin olvidarte de vivir y de disfrutar de las pequeñas cosas con quienes te aporten alegría. A veces hay que desconectar para volver a conectar.
¡Suerte y a por todas!
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