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Andrés Salado. Director titular y artístico de la Orquesta de Extremadura. Grada 159. Perfil

Andrés Salado. Director titular y artístico de la Orquesta de Extremadura. Grada 159. Perfil
Foto: Eduardo Sierra - Realizada en Sercotel Gran Hotel Zurbarán Badajoz
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Andrés Salado es uno de los directores de orquesta españoles más sobresalientes de su generación. Nacido en Madrid en 1983, inició su formación musical estudiando piano, violín y flauta barroca, optando finalmente por especializarse en la percusión, cuyo título obtuvo en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.

Accesibilidad promovida por Fundación CB. Locución: Susana Mangut. Sonorización: Daniel López Luna

Posteriormente comenzó sus estudios de dirección orquestal, formándose con Miguel Romea, Peter Rundell, Jorma Panula, Sandro Gorli, Peter Gülke, Peter Eötvös y Antoni Ros Marbà.

Ha dirigido gran parte de las principales orquestas españolas y a importantes agrupaciones internacionales, y ha actuado en auditorios y teatros de prestigio.

Ganador del premio Princesa de Girona de Artes y Letras 2016, Andrés Salado se ha convertido en un personaje mediático como jurado del concurso de talento artístico de Televisión Española ‘Prodigios’, y acaba de ser designado director artístico y titular de la Orquesta de Extremadura, tras llevar siete años ligado a la institución, puesto que ha sido director titular y artístico de la Orquesta Joven de Extremadura desde 2014.

Empecemos por sus orígenes artísticos, cuéntenos de dónde le viene la afición a la música.
Vengo de una familia absolutamente musical; por la rama materna mis abuelos criaron a sus hijos, que son mis tíos y mi madre, en un ambiente absolutamente cultural y creativo, y eso ha sido un caldo de cultivo para mí. Hasta que se ha jubilado, mi madre ha sido viola de la Orquesta Nacional de España, y mi tía ha sido violín en la Sinfónica de Madrid; primos míos se dedican al cine, al teatro, a la comunicación… Cuando creces en ese ambiente lo ves como algo natural. Yo empecé a los 3 años con el violín y fui pasando por otros instrumentos, como la flauta barroca, el piano o la percusión.

¿En qué momento se decanta por la dirección orquestal?
Entré en el conservatorio con 8 o 9 años, hasta que llegué a la percusión, que es el instrumento en el que terminé licenciándome como músico. Tocaba en jóvenes orquestas y tenía curiosidad por saber cómo funcionaban, era algo que no me habían explicado, y empecé a formarme en la dirección de orquesta.

¿Cómo es la formación en dirección de orquesta?
Hay maneras diferentes. Yo, por ejemplo, la he obtenido de manera privada, hay otros que la obtienen de manera reglada, y otros que se forman de manera autodidacta. En ciertas instituciones se pide alguna titulación, pero normalmente en el circuito internacional lo que se valora es la formación. Pero por supuesto hay una carrera de director de orquesta, y casi todos tienen previamente una licenciatura en un instrumento y luego la especialización.

Foto: Ricardo Ríos (Visual Art)
Foto: Ricardo Ríos (Visual Art)

Parece una pregunta obvia, pero ¿cuál es la función del director de orquesta?
El director hace algo muy importante, genera una empatía para que la orquesta funcione; a través de un trabajo muy riguroso del conocimiento de la partitura y de un conocimiento estilístico genera una conciencia colectiva. El director de orquesta es el mascarón de proa, es la persona que día a día, en los ensayos con la orquesta, no solo mejora técnicamente lo que sucede, sino que además genera esa conciencia. Somos hacedores de sonido, y eso lo convierte en una profesión muy difícil.

Creo que el éxito del director es hacer pensar a la orquesta que estás en sus manos, pero realmente es la orquesta la que está en las tuyas. Los integrantes de cualquier orquesta profesional, que trabajan cada semana con directores diferentes, tienen un sexto sentido para hacerse al director que llega, y enseguida saben cuando estás nervioso e inseguro, o cuando estás demasiado seguro. Es fundamental en un director esa relación de respeto, de entendimiento, y ya si es de enamoramiento ni te cuento.

¿También se genera esa relación con el público?
El público extremeño es espectacular, ama a su orquesta, la sienten suya, como refleja su lema, ‘La orquesta de todos’. Yo he dirigido ya varias veces a la Orquesta de Extremadura, pero también la he vivido desde el patio de butacas, como aficionado, y el público aplaude con fervor, y siente la orquesta suya, y eso una orquesta lo huele inmediatamente, y se genera una especie de acto sagrado entre el público y los músicos.

¿Cómo recibió la noticia de su nombramiento como director titular?
Es una situación muy extraña, porque tengo la sensación de que empieza algo nuevo, pero al mismo tiempo conozco la casa, la orquesta, la realidad de Extremadura; aun así es algo muy ilusionante, y a lo que doy muchísimo valor, porque creo que en España solo hay 27 orquestas profesionales, así que ser director titular de una orquesta es muy complicado.

Foto: Eduardo Sierra - Realizada en Sercotel Gran Hotel Zurbarán Badajoz
Foto: Eduardo Sierra – Realizada en Sercotel Gran Hotel Zurbarán Badajoz

Además imaginamos que no será muy habitual que en este proceso hayan participado los propios músicos de la Orquesta de Extremadura con una votación.
No es nada habitual, creo que es la primera vez que sucede en España, y para mí es muy importante saber que empieza el proyecto sintiéndote querido por tus compañeros. Me siento tremendamente orgulloso de que hayan contado con un perfil como el mío; es un perfil muy definido, una persona más joven que madura, más al comienzo de su carrera que más experimentada; una persona que se va a equivocar en muchas cosas, como nos pasa a todos, pero con unas ganas y una energía de hacer cosas que trasciende lo que puedo controlar.

¿Cómo recuerda sus inicios con la Orquesta Joven de Extremadura, hace siete años, y cuál es el balance de esa experiencia?
Los inicios fueron duros porque veníamos de una época de gran inestabilidad económica para la propia Orquesta de Extremadura. Este es un proyecto que surgió en 2004 con su primer director titular, Miguel Romea, que además es mi maestro y al que admiro profundamente como persona y como músico. Me trajo como director asistente suyo allá por 2010, y empecé a sentirme muy arraigado a una tierra que en ese momento culturalmente no lo estaba pasando nada bien. Recuerdo aquellos primeros años como fundamentales en mi carrera como director, aprendes tantas cosas, te formas como músico y como persona, con repertorios nuevos que no están al nivel de tu formación… A la Orquesta Joven de Extremadura le debo un porcentaje altísimo de lo que pueda ser hoy como director de orquesta.

Foto: Ricardo Ríos (Visual Art)
Foto: Ricardo Ríos (Visual Art)

¿Cuál espera que sea su sello personal en la Orquesta?
Vengo con muchas ganas de hacer una orquesta de hoy, no de ayer, que no esté solo anclada en las tradiciones; y quiero potenciar el proyecto social que ya tiene la Orquesta de Extremadura con ‘Afinando’ para colectivos vulnerables, pasando por cosas absolutamente extravagantes, como maridajes con otros estilos. En definitiva, seguir generando esa ‘orquesta de todos’, un proyecto bonito, moderno, muy cuidado en la imagen y en el contenido.

El público de la Orquesta sigue siendo mayoritariamente de cierta edad. ¿Es posible enganchar a la gente joven?
Es un buen debate, y se llevan haciendo muchos años muchos esfuerzos a nivel internacional para esto, pero no hay que rasgarse las vestiduras con ciertas cosas. ¿Hay un público más mayor? Lo hay. Y por muchos esfuerzos que se sigan haciendo creo que todo en la vida tiene sus etapas. Es cierto que normalmente esta música le llama más a un público de determinada experiencia en la vida, de determinada madurez o plenitud personal. Hay que intentar buscar un equilibrio; es espectacular escuchar un concierto de música clásica, y los jóvenes no lo saben en un país que, además, tradicionalmente no lleva a sus jóvenes a los auditorios, y esa es la diferencia con otros países.

Foto: Orquesta de Extremadura
Foto: Orquesta de Extremadura

¿Cómo vive su presencia en la televisión, como jurado del programa de talento artístico ‘Prodigios’, de Televisión Española?
La profesión de la dirección de orquesta es un perfil público, porque te acompaña cierto foco mediático, pero cuando sales en un programa de máxima audiencia un sábado por la noche es una locura. Pero una bendita locura, porque creo que ‘Prodigios’ ha sido un hito en el entretenimiento a través de la cultura en este país, con un presentador como Boris Izaguirre, con una vida tan variada, tan cultural, y con unos compañeros como Ainhoa Arteta y Nacho Duato, tan espectaculares como sus carreras profesionales.

El programa es una bendición y le ha abierto la cabeza a mucha gente que no sabía ni cómo funcionaba un violín, o cómo se gesta la vida de un instrumentista, y se ven niños que tienen 10 años que son absolutas fieras tocando. Cuando hay emoción transmite y traspasa la pantalla, y es muy bonito que en un programa se vea el amor de los papás, el esfuerzo de los profesores o la incondicionalidad de los abuelos.

Y seguramente se le ocurren otras formas de acercar las disciplinas clásicas a los pequeños.
De hecho tengo la enorme suerte de que Carles Mesa, director de ‘No es un día cualquiera’ de Radio Nacional de España, cuente conmigo en su equipo desde el año pasado, junto a Pancho Varona, Joaquín Sabina, Olga Viza, Elisenda Roca, Rosa María Calaf, Máximo Huerta o Julio Basulto. En ‘La platea’ cada domingo hablo de divulgación musical, y es otra manera de llegar al público. Es un gran reto y un gran compromiso, y creo que todos los medios y las instituciones, como las orquestas, tienen que apostar por el futuro, que empieza en la educación desde abajo.

Foto: Orquesta de Extremadura
Foto: Orquesta de Extremadura

¿Cómo es Andrés Salado cuando suelta la batuta?
Un poco complicado. Es que no paro, y soy muy pasional en todo lo que hago, es mi eje vertebrador y mi mayor desgracia también, porque las personas muy pasionales lo disfrutan, pero lo sufren también. Y si a eso le sumas una hiperactividad grande, pues al final soy una persona que disfruta muchísimo de sus amigos, que tienen un amor incondicional a su madre, que disfruta mucho de su soledad y de su independencia.

Fuera del podio me gusta mucho leer, me encanta la montaña por encima de cualquier cosa, perderme en la inmensidad de una montaña. Soy una persona muy futbolera, y muy madridista. Necesito hacer deporte todos los días. Y disfruto mucho de mi gente más cercana, y no solamente lo disfruto, sino que lo necesito.

Hemos hablado del público extremeño; yendo un poco más allá, ¿cree que la Orquesta de Extremadura es conocida por los extremeños, y valorada en su justa medida?
Yo creo que en Extremadura se valora la Orquesta, y creo que hay un respeto grande al proyecto. Creo que la gente que la conoce fuera de Extremadura la valora muchísimo también. Si no se valorara en su conjunto en la sociedad hace mucho que habría desaparecido, o que sería un brontosaurio institucional. Por supuesto hay cosas que mejorar, pero la Orquesta de Extremadura es un músculo muy vivo.

Hay grandes extremeños, no solo por España sino por el mundo, que aman este proyecto, que lo llevan consigo; y grandes artistas que pasan por Extremadura también, directores y solistas que cuando salen de Extremadura se llevan esta experiencia de la Orquesta, y es una de las razones por las que es una institución que está valorada fuera, porque aquí todo se hace con cariño, con trabajo y con muchas ganas.

Todo se puede mejorar, todo puede seguir creciendo y todo puede seguir siendo más valorado. Pero los primeros que nos valoran son los responsables institucionales; quiero agradecer claramente su apoyo incondicional a nuestra Junta de Extremadura, a nuestra Consejería de Cultura, Turismo y Deportes; a la consejera de Cultura, Nuria Flores; a la secretaria general de Cultura, Miriam García Cabezas; a todo su equipo, y a la oficina de la Orquesta: a nuestro gerente, Esteban Morales; al coordinador y asesor musical, Pascual Climent; a Diego Pérez, a Raúl Cambero, al equipo administrativo, a todos.

Yo creo que la Orquesta es uno de los proyectos culturales importantes en Extremadura, y sentimos ese cariño y ese apoyo. Y precisamente porque sentimos ese apoyo queremos seguir apretando para seguir mejorando, y creo que eso es lo bonito, que es una relación viva.

Foto: Eduardo Sierra - Realizada en Sercotel Gran Hotel Zurbarán Badajoz
Foto: Eduardo Sierra – Realizada en Sercotel Gran Hotel Zurbarán Badajoz

¿Qué tiene la música para ser tan importante en el abordaje de determinadas enfermedades, o en su acompañamiento a las personas mayores y a las personas con discapacidad?
Hay pocas personas a las que no les gusta la música en general. Todavía recuerdo las canciones de Disney, y cuando me enamoraba me encerraba en mi habitación y me ponía música triste. Creo que es algo que hemos hecho casi todos. Ese acto de escuchar en bucle una canción cuando te gusta y te recuerda algo o a alguien tiene un porqué; y es la facultad que tiene la música de penetrar como si fuera una autopista y conectar con lo más profundo que tiene el ser humano. Su capacidad de sentir su alma hace que sea la mejor terapia para cualquier persona. Precisamente porque la música no habla con palabras, porque la música llama en un lenguaje que es universal; y porque es capaz de hacerte encontrar con tu ‘yo’ más escondido, más profundo y más íntimo.

Es un canal para que la gente exprese sus sensaciones y los sentimientos que no se puede describir con las palabras, y creo que es una de las razones por las que muy acertadamente, ya desde hace tiempo, se fomentan todos estos proyectos de inclusión para el tercer sector, o la musicoterapia; solamente la música hace transportarse a quien recibe estas terapias a lugares que son indescriptibles. La música tiene un factor que es absolutamente universal, y que hace que funcione, que conecte emocionalmente a un nivel muy elevado, y eso es lo más bonito de esta profesión.

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