El coste de la energía en España es muy alto. Por ejemplo, en algunos sectores industriales es el doble que en Francia y Alemania.
Tras la pandemia será necesario reactivar el sector industrial, y sobre todo el extremeño, ya que Extremadura seguirá la región con más bajo PIB de España mientras este sector no avance, se creen empresas y se potencien las existentes, y todo ello pasa por reducir el precio de la energía.
Hay tres bloques de costes que influyen en el precio de la energía: lo que se paga por generarla en centrales de producción eléctrica; los peajes y costes regulados, establecidos cada año por el Estado; y los impuestos, que también los fija el Estado.
El precio de generación de la energía, que representa el 34,3% de su coste, se fija por subasta, y el precio lo marca la más cara, el de las centrales de ciclo combinado de gas natural. Su precio ha oscilado en el último mes entre 50 y 100 €/MWh, pero Extremadura produce energía con renovables, nuclear e hidroeléctrica, mucho más barata, de 3 a 20 €/MWh. A Extremadura, por ejemplo, se le debe rebajar el precio de generación de energía, ya que el abastecimiento se puede hacer con las renovables que se generan y a un precio de 30 €/MWh, con el que se paga la energía que se autoconsume.
Los peajes y costes regulados suponen el 44,3% del precio de la energía. Entre ellos se encuentra el coste del transporte de energía, algo que no existe en Extremadura ya que tanto las renovables como la nuclear se producen dentro de la comunidad, y con el 80% de la producción se abastece al resto de España. Tampoco existen pérdidas por transporte, por lo que esta partida debe ser nula.
Respecto a la distribución, Extremadura tiene más de 600 plantas fotovoltaicas en explotación, y las que se podrán en marcha, por lo que la generación es distribuida. Esto supone menores gastos por distribución, aunque esta partida se debe reducir solo un 50% debido a los nuevos gastos por la implantación de redes inteligentes.
Con respecto a los sistemas no peninsulares, el coste no debe pagarlo Extremadura, con menos producto interior y economía. El déficit tarifario es la deuda contraída con las compañías por las subidas de precio de los combustibles fósiles, pero Extremadura jamás ha producido energía con combustibles fósiles.
En cuanto al IVA, del 21%, muy alto para la energía, debería bajarse, pero para toda España.
Aplicando todas estas medidas se podría rebajar el precio de la energía en Extremadura en un 43%, pero si queremos que esta rebaja afecte primordialmente al sector industrial, según las simulaciones realizadas lo más conveniente sería rebajar el precio para consumidores domésticos un 35% y un 50% el industrial.
Siendo Extremadura la región con la renta y el PIB más bajos de España se debe rebajar el precio de la energía para distintos usos, entre ellos el industrial, igual que se ha hecho con Baleares, Canarias y País Vasco, para que las empresas dispongan de un incentivo para instalarse en la región. Los consumidores extremeños no pueden seguir pagando los inconvenientes de su propia generación de energía y el transporte de esta energía a otras comunidades. Tampoco es justo que Extremadura, cuya generación ha sido siempre renovable, hidroeléctrica y nuclear, teniendo que soportar una nuclear, como Almaraz, con un riesgo latente de siniestro, sufrague unos gastos ocasionados hace tiempo por el incremento del precio de los combustibles fósiles que alimentaban las centrales térmicas.
Fernando López Rodríguez
Coordinador del grupo de energía del Club Senior
