Alegría de vivir. Grada 129. Energía positiva

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Alegría de vivir. Grada 129. Energía positiva

Álvaro Roa

En este último artículo del año quiero animarte a conservar o recuperar la alegría de vivir, de entregarte a la experiencia de la que disfrutamos cada mañana al despertar. Si estás leyendo estas líneas eres una esas personas, estás viva y eres afortunada de disfrutar el día de hoy.

Metidos en el embrollo diario dejamos de valorar las sensaciones más sencillas y más cercanas a nuestro ser que nos regala cada despertar. Consideramos que aquello que es habitual, diario o rutinario no tiene valor y pensamos que solo lo extraordinario aporta algo a nuestra vida.

Para conservar la alegría de vivir es indispensable mantener el reinado y el poder sobre tu propia vida, ser el autor de cada una de las letras que escribes y transferir toda tu capacidad interior al exterior para compartirla con los demás, pues sin duda uno de los fuertes de cualquier ser humano es la grandeza de dar a otros lo mejor de uno mismo.

Hay millones de personas con dolencias, limitaciones o sufrimientos que darían mucho por aliviarlos. De la misma manera que hay personas que no valoran lo que tienen, lo que son y ponen su foco en lo que les ‘falta’.

Adquirir una visión global del mundo, del intercambio de energías y de la transferencia de personalidades que existen en el planeta puede ayudar a entender que la diferencia está en lo espléndido de la vida. Esto también ayudará a entender que nuestras circunstancias son las que son. Valorar nuestra realidad es el único camino que puede llevar a cambios.

Refugiarnos en nuestras penas, tristezas o carencias solamente hace no solo distanciarnos de la alegría de vivir, sino ahondar y por lo tanto agrandar esos puntos que se interponen como los negros nubarrones lo hacen delante del sol.

En los pequeños sucesos y en gestos que, por repetitivos, comienzan a pasar desapercibidos está la magia de la vida. La lástima es que en muchas ocasiones solo los valoramos cuando dejan de estar presentes.

Un beso de buenos días puede estar tan integrado en tu vida que sin ser consciente dejas de valorarlo y solo lo echarás de menos cuando falte la persona con la que intercambias ese beso. Pero de la misma manera puede ser disfrutar de la salida o puesta de sol, oler una flor, disfrutar de una canción, conducir, sentir la brisa en tu cara, colorear…

Vivir es un regalo latente que desconocemos en qué momento dejará de serlo. Y creo que esta es una de las maravillas, no saber cuándo se acaba. Cada día es una oportunidad de sentir la vida en esencia y de entregarse a ella desde lo más profundo del corazón para ser feliz; no para agradar, ni para ser reconocido, ni para triunfar, ni para ningún objetivo que no armonice con tu ser esencial y que además sea bueno para la humanidad.

¿Has pensado alguna vez lo que daría cualquier fallecido por estar en tu lugar ahora mismo? No importa cuáles sean tus circunstancias. Es más, estoy convencido que, si falleces y te diesen la oportunidad de volver al momento actual, dirías “sí”.

Así que no es necesario fallecer para valorar la vida, para sonreír cada mañana, para saber que las cosas no saldrán siempre como queremos; que sufriremos decepciones, contratiempos, pero de la misma manera viviremos momentos maravillosos e irrepetibles que quedarán grabados en nuestro corazón para el resto de nuestros días.

Tu vida no acaba con el fin de año, ni empieza con el nuevo. Tu vida empieza ahora, cada día, a cada instante. Conserva la alegría de vivir.

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Alegría de vivir. Grada 129. Energía positiva
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En este último artículo del año quiero animarte a conservar o recuperar la alegría de vivir, de entregarte a la experiencia de la que disfrutamos cada mañana al despertar. Si estás leyendo estas líneas eres una esas personas, estás viva y eres afortunada de disfrutar el día de hoy.
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