Alejandro Talavante. La sinceridad del toreo. Perfil

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Con su férreo valor y su arriesgado estilo, Alejandro Talavante ha dado rápidamente pasos muy firmes para ser considerado uno de los más sólidos aspirantes a tomar el relevo de las primeras figuras de la década inaugural del siglo XXI .

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Fotografías: ARJONA

Matador de toros nacido en Badajoz el 24 de noviembre de 1987, se aficionó al toreo de la mano de su abuelo materno, que le llevaba a la plaza siendo un niño. Entre otras tardes, la más significativa de las que presenció entonces fue una de José Tomás en el coso pacense de Pardaleras, en la que el torero de Galapagar le entregó una de las orejas que cortó. La fascinación de ese momento fue la que le decidió a iniciar su andadura en la profesión.

Con solo 11 años de edad Talavante se alistó en la Escuela Taurina de Badajoz, y en ella mató su primer becerro. Debutó con picadores el 1 de febrero de 2004 en la plaza francesa de Samadet. El 9 de junio de 2006 Morante de la Puebla le hizo matador de toros en Cehegín (Murcia), y el 17 de septiembre confirmaría alternativa en Nimes, al igual que ese mismo invierno lo haría en los cosos americanos de Quito (28 de noviembre) y Bogotá (20 de enero). El 8 de abril de 2007, día de la confirmación de alternativa en Madrid, salió a hombros en la plaza de Las Ventas.

Tu relación con el mundo taurino comenzó de la mano de tu abuelo materno; ¿qué recuerdas de aquellas tardes que te llevaba a las plazas, y qué te enseñaba? ¿Qué nos puedes contar del día que viste a José Tomás en el coso pacense?

Yo era bastante pequeño, pero recuerdo el rito que significaba asistir a una corrida y el respeto que todo aquello me producía. Luego el directo hizo el resto, aquella tarde en que asistí por primera vez.

Más tarde, tus primeros pinitos en este mundo llegaron de la mano de la Escuela Taurina de Badajoz. ¿Cómo fue esa decisión?

Yo tenía más o menos claro que esto era lo que yo soñaba poder hacer, así que no dudé en apuntarme, por lo menos para saber.

¿Qué recuerdos conservas de aquella etapa, el primer becerro que mataste, tu primera herida, o tu debut con picadores?

Son muchísimos, y además vuelven constantemente a mi cabeza; aquella era una época de una ilusión desbordante y en la que disfrute mucho como niño, aunque también fue una etapa muy sacrificada, porque vivía para ser torero desde que tenía 11 años.

Como novillero toreaste en la Feria de San Isidro de Madrid en 2006, en un año que sería crucial para tu carrera, ya que una semana después Morante de la Puebla te daría la alternativa como matador de toros; ¿cómo lo viviste?

Con muchos nervios, lógicamente; mis apoderados me habían tenido tapado hasta que aquella tarde pudo conocerme todo el mundo, antes tuve que aprender a tener paciencia para esperar ese día.

Cuando se está tan expuesto a sufrir un percance grave, incluso con peligro de muerte, ¿se valora más la vida?

No lo sé; en mi caso a veces la valoras pero también hay otras veces que la valoras menos, eso depende de la situación que se presente.

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¿Un torero llega a presentir que va a sufrir una cogida o siempre es algo inesperado?

Suele ser inesperado. Aunque al ponerte delante de un toro sabes que puede pasar en cualquier momento, es cierto que te encuentras con faenas en las que el torero sabe que es muy probable que sea cogido y las circunstancias le invitan a emocionarse sin pensar en los riesgos para su cuerpo.

¿Qué toreros o forma de torear admiras y por qué?

Admiro a todos; más a los buenos, lógicamente. Pero definitivamente me gusta el toreo clásico.

Muchos te comparan con José Tomás por tu valor, estilo y concepto; ¿qué opinión te merece?

Sinceramente creo que se equivocan. Pienso que cada torero tiene su forma de interpretar, y cada uno es como es, sin comparaciones.

¿Cómo transcurre un día sin festejo para un torero?

Depende de cada torero. Cada persona tiene unos hábitos y unas preferencias. Yo procuro vivir el torero sin dejar de disfrutar de los amigos que tengo, ni de mis hobbies.

¿Te queda en tu profesión algún sueño por alcanzar, o algún reto por cumplir?

A lo mejor si lo pienso desde el punto de vista estadístico he podido conseguir muchas cosas. Sin embargo, uno, si sabe torear, suele torear cada vez mejor con el paso del tiempo.

¿Te gusta practicar algún deporte para mantenerte en forma? ¿Qué haces en tu tiempo libre?

Suelo hacer ejercicio para estar en forma, ese es el deporte que hago, además de algún partidillo de futbol que juego con los compañeros.

¿Qué supone para un torero extremeño la importancia que tiene la región en el mundo taurino?

Supone mucho. Definitivamente poder ser partícipe de esta apuesta tan bonita que Extremadura ha hecho y tiene en la actualidad con el toreo es un privilegio.

Acaba de terminar una nueva edición de Ecuextre. Cuéntanos cómo ha sido tu participación en la misma y qué supone para ti esta feria, referencia en toda la península ibérica.

Mi participación ha sido de manera simbólica pero muy afectuosa, ya que cedí todos mis objetos más valiosos de mi carrera. Quiero aprovechar la ocasión para dar la enhorabuena a la organización, que en solo seis años ha conseguido que Ecuextre no solo sea un punto de información taurina y de negocios, sino un gran ejemplo de las cosas hechas con ilusión.

¿Cómo ves el futuro de la ‘Fiesta Nacional’ en Extremadura, y en España en general?

¿Yo? Muy bien.

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