José María Sotomayor
Si alguien se propusiera realizar un trabajo con lo acontecido en las temporadas taurinas, tendría que leer infinidad de publicaciones periódicas, estas sobre todo, y también muchos libros. Pero algunos se preocuparon de que este trabajo fuera más sencillo al dar a la imprenta anuarios, en formato de monografía, y resúmenes de temporada, incluidos en números especiales de publicaciones periódicas. Me atrevo a decir que desde principios del siglo XX hasta nuestros días se pueden recomponer las temporadas basados en estos trabajos a los que, en ocasiones, algunos autores se han referido despectivamente. Solo valía, para algunos, la literatura, la historia contada. Es verdad que aquellos muchas veces confundieron estadística con la documentación, que es lo que realmente contienen los anuarios. La estadística, muy pocas páginas, solo es consecuencia de la anterior. La pregunta que yo les haría es cómo pudieron escribir biografías de matadores o historias de plazas sin apoyarse en lo que aquellos torearon o los festejos que se celebraron en estas.
Aunque sea muy escuetamente, y casi me voy a ceñir solo a los editados en España y no exhaustivamente, los que se publicaron desde 1904 hasta 1950, con la excepción de la temporada 1923, con el título genérico de ‘Toros y Toreros’, son una fuente de información esencial. Muchos años más tarde, en 1968, vio la luz, con este título, otro anuario. Refiriéndonos a los resúmenes de temporada, en 1941 apareció la revista ‘Dígame’, y en 1944 ‘El Ruedo’, que los incluyeron en números especiales. Desaparecieron estas publicaciones en 1971 y 1977 pero en diciembre de 1976 vio la luz ‘Aplausos’. Es verdad que en el primer año de esta publicación no hubo resumen de temporada, pero sí en los siguientes hasta hace pocos años. Y como en 1991 llegó a los quioscos la revista ‘6 Toros 6’, que felizmente continúa elaborando los extraordinarios de fin de temporada, podemos concluir que desde 1904 hasta la fecha de hoy, a excepción de 1976, existen estos anuarios o resúmenes de temporada. Es verdad que, de esta última, a través de una monografía, al menos se pueden rescatar las corridas de toros celebradas en España. Con el año 1923 son las dos únicas lagunas.
Hubo más anuarios: los ‘Libros de Oro’, de Espasa Calpe; los de la editorial Eguía; un ‘superanuario’ que editó en 1991 José Luis Carabias; los que publicó ‘El Ruedo’ en su segunda etapa, y alguno que me dejaré en el tintero, pues estoy escribiendo de memoria.
Los hubo en México, en menor cantidad de años, y son un referente los de Luis Ruiz Quiroz o Carlos Kreimerman H., difíciles de encontrar. Y los hubo en Francia, los de Marc Lavie editados por ‘Le Courrier de Céret’ y otras entidades, poco conocidos en España. O los de la revista ‘Semana Grande’, hasta nuestros días, también del prolífico documentalista Marc Lavie.
Se editaron muchos más. Unos pocos a finales del siglo XIX y otros en los primeros años del siglo XX para enlazar con ‘Toros y Toreros’. También del siglo XIX se pueden encontrar estudios documentales de las temporadas en publicaciones periódicas de la época, pero el trabajo con ellos y la localización es más farragosa.
En el prólogo del primer anuario de ‘’Toros y Toreros ya se apunta lo que anunciaba al principio: “por otra parte, he creído que este librito puede ser de alguna utilidad como libro de consulta para el aficionado, pues, repito una vez más, que es más fácil buscar datos en un pequeño volumen que revolviendo colecciones de periódicos, cosa que siempre molesta y a veces se abandona por difícil, cuando no por imposible”.
¿quieres saber más?
