‘Autorretrato en un Bugatti verde’, de Tamara de Lempicka. Grada 125. Arte

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Inmaculada González

El autorretrato que este mes muestro toma forma cuando el editor de la revista de moda alemana Die Dame ve a Tamara conduciendo por Monte Carlo. Aunque ella va en un Renault amarillo sin embargo se representará en un Bugatti verde, mucho más elegante. Lempicka aquí homenajea la muerte de Isadora Duncan, fallecida al estrangularse cuando el largo chal que llevaba se enredó en las ruedas delanteras del Bugatti en el que viajaba.

Esta imagen/portada se convirtió rápidamente en un retrato icónico de una mujer moderna y liberada, llegando a ser la obra más famosa de la artista María Górska, más conocida como Tamara de Lempicka, pintora rusa muy destacada en los inicios del siglo XX como retratista y como representante del ‘art decó’.

La noble cuna de Lempicka permite su vinculación con el mundo de las artes. Estudia en Suiza, veranea en San Petersburgo y vive en París, y es aquí donde empieza a ganar fama entre la alta sociedad parisina gracias a sus distinguidos y glamourosos retratos.

En los albores de la Segunda Guerra Mundial se marchará a América, allí abandonará el ‘art decó’ definitivamente y se sumergirá en el abstraccionismo.

La afectividad y ternura por las mujeres resultará evidente en una obra que se centrará en retratos femeninos; apenas hay cuadros de hombres. Retratará a mujeres con ropajes flotantes y dedos largos, como en este autorretrato.

Analizando más este cuadro, vemos en un plano cerrado sobre la puerta izquierda de un deportivo a una mujer sensual de mirada intensa, tez anacarada, de cabellos rubios, nariz griega y labios rojos que determinan la sensualidad de la escena. Lempicka reivindica la elegancia de la mujer, su femineidad, y lo hace empleando formas fraccionadas esbozadas con tersas pinceladas y evidentes contrastes de luces y sombras. Se incluye conduciendo un automóvil como una herramienta de emancipación de la mujer con deseos de ser incorporada a un mundo de hombres. Ella, como flamante amazona, que cambiará su caballo por un más técnico medio de transporte.

Cromáticamente hablando, el verde y el gris plomizo envuelven la escena, en donde destaca un guante de piel de un cálido color carne que maneja el volante con determinación.

Con esta obra hace un guiño al movimiento futurista, caracterizado por su fascinación por la velocidad, la tecnología y la vida urbana.

Con la elección de esta obra este mes quiero rendir homenaje a una fémina rompedora, apasionada, exuberante y con poses de estrella. Tamara de Lempicka fue considerada el símbolo de los locos años 20, una mujer adelantada a su tiempo, exaltada y voluble en sus decisiones, pero autosuficiente y con una creatividad sin límites, y cuya vida se apagó mientras dormía a los 82 años. Por expreso deseo de su hija sus cenizas se funden hoy con las del volcán Popocatépetl.

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‘Autorretrato en un Bugatti verde’, de Tamara de Lempicka. Grada 125. Arte
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‘Autorretrato en un Bugatti verde’, de Tamara de Lempicka. Grada 125. Arte
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El autorretrato que este mes muestro toma forma cuando el editor de la revista de moda alemana Die Dame ve a Tamara conduciendo por Monte Carlo
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