Cruceros de Berzocana. Grada 130. Historia

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José Antonio Ramos / Óscar de San Macario

Municipio de la provincia de Cáceres que se sitúa en las faldas de las sierras de las Villuercas. Los restos más antiguos localizados corresponden a las pinturas rupestres encontradas en abrigos naturales catalogadas en la Edad de Bronce, en el denominado Risco de Paulino y en el cancho de la Sábana. También, el Tesoro de Berzocana, consistente en dos torques de oro del siglo VIII-VII a.C. y una pequeña copa o patera de bronce batido, en donde estaban depositadas dichas piezas1. Desde 1964 se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid2.

Han aparecido en la zona varias necrópolis romanas, Valhondo, que demuestran la importancia de Berzocana en aquellos tiempos, en las que se combinan los ritos de inhumación y de incineración. Los hallazgos que han proporcionado, como ajuares incorporados en el momento del entierro, son casi siempre recipientes cerámicos de muy diversas formas y tamaños, así como otros de vidrio. En la Dehesa de Boyal se ha excavado un yacimiento arqueológico en el que se encuentran cerámicas del siglo III, y también se han hallado tumbas medievales.

En Berzocana destacó el influjo del cristianismo a través de la iglesia emeritense, sin descartar la construcción de una pequeña iglesia o basílica, (similar a la de ‘Portera’, en Garciaz), quedando evidencia de sus restos en el fuste de la pila de agua bendita situada debajo del coro de la iglesia parroquial, la columna que soporta el púlpito, el busto en relieve de varón togado con un libro, esculpido en granito, que preside la puerta de la epístola y el sarcófago de mármol, donde se guardan los restos de los Santos Fulgencio y Florentina3.

Los árabes ocuparon la comarca en el siglo VIII; restos de esta ocupación son algunos topónimos como Alía (‘la Alta’) y Guadalupe (‘el río del lobo’). La reconquista de esta zona correspondió a Castilla, finalizándose en el siglo XIII y pasando la comarca a la jurisdicción de la Orden de Alcántara.

Según una venerable leyenda, en el siglo XIII, concretamente el 26 de octubre de 1223, un labriego encontró enterrado en un olivar (que desde entonces se denomina ‘olivar de los santos’) en las faldas de la sierra que domina esta villa, un sarcófago de alabastro paleocristiano que contenía, al parecer, los restos de San Fulgencio y Santa Florentina, hermanos de San Leandro y San Isidoro de Sevilla4. Probablemente fueron trasladados y escondidos allí en la época de la invasión de los árabes5. En la iglesia de San Juan Bautista en esta localidad están depositados la mayoría de sus restos, en un artístico relicario donado por el rey Felipe II6.

En 1440 la ciudad de Trujillo exime de la jurisdicción a Berzocana7. El rey Carlos I concedió a esta localidad el título de Real Villa de Berzocana el 30 de marzo de 15388.

Cruz de los Santos
La Cruz se alza sobre un podio de tres escalinatas cuadrangulares, con una pequeña masa circular y un fuste monolítico y cilíndrico que remata en una cruz de sección cuadrada. En el pedestal hay una inscripción con la fecha de la restauración del monumento, ‘2002’.

En una placa puede leerse: “En este lugar, un 26 de octubre del año 1223, fueron hallados por un labrador los restos mortales de los gloriosos santos visigodos Fulgencio y Florentina (hermanos de San Leandro y San Isidoro), que se encontraban metidos en un sarcófago de mármol, tal y como fueron enterrados por los clérigos sevillanos, quienes los trasladaron en el siglo VIII, desde la iglesia de San Juan de la Palma De aquella ciudad a estas sierras de las Villuercas, en unión de la imagen de la Virgen de Guadalupe, huyendo de la invasión árabe. Las gloriosas reliquias se veneran en la monumental iglesia parroquial de esta villa. Este monumento conmemorativo de la aparición de los santos Fulgencio y Florentina, denominado ‘Cruz de los Santos’, fue restaurado en el mes de julio del año 2002, por la Pontificia Cofradía de los Santos”.

Cruceros de Berzocana. Grada 130. HistoriaCrucero en el atrio de la iglesia parroquial
Cruz que se alza en el atrio de la iglesia parroquial de San Juan Bautista, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1977, sobre tres gradas cuadradas reutilizadas, donde podemos observar varias cazoletas.

Sobre la base se alza una columna cilíndrica. Después del collarino el capitel, como una prolongación de la columna, se presenta cilíndrico y decorado con volutas jónicas en sus cuatro lados. La cruz es de sección cuadrada con aristas rebajada, y rematada con el letrero o ‘titulus’ de ‘INRI’.

Algunos cruceros erigidos ya a finales del Medievo tienen ya fuste cilíndrico, sobre graderío cuadrangular o circular. Ocasionalmente se esculpe la cartela del ‘INRI’ y otras veces se levantan pedestales clasicistas, interpretados directamente de los pies de columna que los tratados italianos representaban en sus grabados.

La característica formal más destacada de los levantados en la primera mitad del siglo XVII, como es el caso de este crucero, es la proporción de sus brazos, destacando la brevedad del palo vertical, que en ocasiones no da más que para albergar un escueto ‘INRI’.

La iglesia parroquial es obra de construcción mudéjar en sus inicios, en el siglo XV; fue después derruida prácticamente en su totalidad, a excepción de la torre. En el siglo XVI fue reconstruida por el Obispado de Plasencia, merced al fervor devocional de los habitantes de la localidad a San Fulgencio y Santa Florentina. Posiblemente en el siglo XVI, con motivo de la reconstrucción del templo, se erigiese el crucero en el atrio de la iglesia. Las obras se ejecutaron bajo el pontificado de don Gutierre de Vargas Carvajal (1523-1559), dirigiendo las obras el cantero trujillano Sancho de Cabrera; la iglesia estaría prácticamente terminada hacia el año 1559, fecha que se lee en una de las ventanas.

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1 Fueron hallados casualmente por Domingo Sánchez Pulido en la finca ‘Los Machos’, propiedad de Urbano Montes Sánchez y, por Orden de 29 de mayo de 1963 fueron adquiridos por el Estado (BOE núm. 170 de 17 de julio de 1963). Almagro Basch, M. ‘De Ofrebería Céltica, El Depósito de Berzocana’. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Alicante, 2008; Callejo Serrano, C: ‘Los torques de oro de Berzocana’. Zephyrus XI, 1960; Almagro Gorbea, M: ‘El Bronce Final y el Período Orientalizante en Extremadura’. Madrid, 1977.

2 Beltrán Lloris, M: ‘Estudios de Arqueología cacereña’. Zaragoza, 1973.

3 Según cuenta la tradición, el 26 de octubre de 1223, un labrador que estaba arando quedó sorprendido al ver cómo el arado tropezaba en algo consistente, que resultó ser la tapa del sarcófago que contenía los restos de San Fulgencio y de Santa Florentina, hermanos de San Leandro y San Isidoro, según los documentos que acompañaban a las reliquias y que fueron incorporados a la Crónica de Alfonso XI. Al parecer, cuando se produjo la invasión musulmana, los clérigos de Sevilla, en cuya ciudad e iglesia de San Juan de la Palma, se hallaban enterrados dichos Santos visigodos, que habían vivido entre los siglos VI y VII, decidieron evitar la profanación de sus cuerpos y, junto con la imagen de la Virgen de Guadalupe, que presidía el panteón, iniciaron la huida hacia el norte enterrándolos en estas sierras.

4 «Libro que contiene los ynstrumentos autenticos de la aparición vida y milagros que han obrado los gloriosos cuerpos de los señores San Fulgencio y Santa Florentina. Patrones de este Obispado de Plasencia. Compusose de orden y mandato del Señor Licenciado don Alonso Moreno Montes, cura Rector de esta yglesia del Señor San Juan Baptista. Años de 1719». Archivo Parroquial de Berzocana. Códice de 104 hojas manuscritas; Libro Becerro, 1732. Archivo Parroquial de Berzcocana. Véase para el conocimiento de la vida de los santos a Herráiz, Fr. A: ‘Vidas de San Isidoro, San Leandro, San Fulgencio y Santa Florentina’. Valencia, 1764; Lapeyre, E: ‘Saint Fulgente de Ruspe’. París, 1929; Yus, M: ‘Patrología’, 1900, p. 18; Santiago, Fr. Pedro de: ‘Informe enviado al rey Felipe II’, 1594; Gutiérrez Macías, Valeriano. ‘Por la geografía cacereña: Berzocana’. Revista de Estudios Extremeños, XXV (1969) pp. 87-100; Flórez, E: ‘España Sagrada’, tomo V, p. 56. En 1747 apareció el tomo primero de la obra. El Padre Flórez preparó los 28 siguientes, contando desde 1749 como colaborador y ayudante con el bibliógrafo Francisco Méndez (1725-1803). Publicados los cinco primeros tomos, el rey Fernando VI acogió en 1750 bajo su real protección la gigantesca obra. A la muerte de Flórez (1773), la Orden agustiniana continuó la publicación y encargó a Risco (1735-1801) la edición de los dos tomos (XXVIII-XXIX) preparados por Flórez, y prosiguió la obra investigadora hasta el tomo XLII. Nuevo impulso tomó con Antolín Merino (1745-1830).

5 Knowles, D: ‘El monacato cristiano’. BHA, Guadarrama. Madrid, 1969; García M. Colombas: ‘El monacato primitivo’. B.A.C., 2 vols. Madrid, 1974; Santos Padres Españoles, II. San Leandro, San Isidoro, San Fructuoso. B.A.C. Madrid, 321, 1971; Migne: ‘Patrología Latina’. T. LXXXI, 1844, 86.

6 En el archivo de esta parroquia hay papeles pertenecientes a la invención de las reliquias de los santos San Fulgencio y Santa Florentina, que se hallan en ella en un panteón con mucha decencia y es uno de los santuarios más venerables que tiene la provincia de Extremadura y suplican al señor visitador sirva reconocerle, pues además de admirable el modo con que se hallan veneradas por un vecindario pobre, hallará muchas consolaciones espirituales. Respuesta al Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura. Año 1791. Desde el siglo XVI era venerado San Fulgencio como Patrono del Obispado y por Decreto de 12 de diciembre de 1867 el Papa Pío IX instituyó a San Fulgencio Patrono Principal de la Diócesis placentina. Fernández Sánchez, T: ‘Historia de San Fulgencio y Santa Florentina’. Cáceres, 1995, p. 98.

7 «Traslado autorizado de Algunas Provisiones del s r. Rey D.n Juan y del sr Dn Pedro de Zuniga en que como sr de la Ciudad de Trujillo exime de la Jur.n de ella las villas de Cañamero y Berzocana hauiendo echo merced de esta última al Dr. Garzia Lopez de Carbajal año de 1440». Documento de Villa de 1440 (4 de noviembre), legajo 285, documento 21. Archivo Histórico Nacional; volvemos a encontrar referencias documentales sobre Berzocana en el legajo 3.1, fols. 429vº-433vº, una sentencia dada por Alvaro de Porras, Corregidor de Trujillo, sobre una heredad que reclaman los vecinos de Berzocana a los herederos de García de Valverde. Vid. Sánchez Rubio, M. A.: ‘Documentación medieval’. Archivo Municipal de Trujillo (1256-1516), tres tomos. Institución Cultural ‘El Brocense’. Cáceres, 1992-1995. Cit. Tomo I, p. 191.

8 Título de Villa, Real Cédula de 1538. Archivo Municipal de Berzocana. Archivo Municipal de Trujillo. Leg. 23.

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