La artista portuguesa Dulce Pontes publica ‘Peregrinação’, su primer trabajo después de ocho años

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Tras un largo silencio discográfico de la mundialmente reconocida cantante portuguesa Dulce Pontes, publica su nuevo álbum, ‘Peregrinação’, que contiene temas en varios idiomas.

Tras ‘Momentos’, al igual que este nuevo trabajo un doble CD, Dulce Pontes ha dedicado los últimos cinco años a dar forma a este nuevo trabajo musical, en el que ha contado con la colaboración de António Pinheiro da Silva en calidad de co-productor.

El primer CD, ‘Nudez’, donde Dulce Pontes pasa de pianista a percusionista de tambores, djembes, botellas y todo lo que se pueda percutir, contiene canciones en portugués. Este disco se abre con orquesta, la Roma Sinfonietta, y una adaptación que transforma en fado el adagio del ‘Concierto de Aranjuez’ del maestro Joaquín Rodrigo. Nunca había escuchado una guitarra portuguesa como instrumento solista en esta universal pieza a la que Dulce Pontes ha escrito un bello poema.

El fado en su origen tiene presencia en ‘Grito’, un poema de Amália Rodrígues musicalizado por Carlos Gonçalves (el mismo tándem de ‘Lágrima’), en el que Pontes canta con emotividad acompañándose del piano y de Marta Pereira da Costa en la guitarra portuguesa.

‘Alfama’ es el otro fado revisitado con guitarra portuguesa y viola que compusieran Alain Oulman y el poeta Ary dos Santos. La Dulce Pontes compositora pone música a Fernando Pessoa como ya hiciera en 1996 con ‘O Infante’.

Precisamente del poemario ‘Mensagem’ publicado en 1934 extrae ‘Nevoeiro’ en el que habla de la decadencia de Portugal, tema universal que se traslada a la globalización del mundo. tiene un ritmo sincopado y fuerte con el piano al que se unen la concertina, trío de saxos y percusiones. La voz de Dulce Pontes es más dura de lo habitual para una composición inspirada, de mucho talento y con un épico final que clama el verso “¡Es la hora!”. El otro poema de Pessoa es el más surrealista ‘Cancioneiro’ con una música sutil de arrebatadora belleza.

El tema original ‘Va de retro’ es canción popular, escuela afonsiana, donde los coros de canto de mujer de la montaña, extremadamente agudos, salen de la garganta multitímbrica de la artista portuguesa. Amadeu Magalhães toca la guitarra de la tierra para conseguir un sonido armonioso.

José Afonso, Zeca, es homenajeado con su canción más popular ‘Grândola Vila Morena’, señal de la revolución de los claveles. El arreglo es coral, no hay voz solista, otra vez la portuguesa multiplicándose con un piano mecedor y un final con sonidos de planetas.

‘Cantiga da Roda’ inspirada en el folclore de las Beiras en la que Dulce Pontes toca las cuerdas del piano lo que da un aire barroco.

‘Nudez’ se cierra con una de las mejores composiciones del álbum ‘Ele é que me canta a mim’, melodía profunda y emocional, con piano y guitarra portuguesa. ‘Bailados do Minho’ cierra a ritmo folki y trepidante con guitarras.

Mientras, ‘Puertos y abrigos’ incluye temas en español en su mayoría, además dos composiciones en galaico-portugués y una en inglés.

La apertura proviene de la ‘Suite Española’ de Isaac Albéniz. Los arpegios de la guitarra flamenca de Daniel Casares nos llevan a una música reconocida ‘Asturias’. El poeta y cantautor argentino Raúl Carnota escribió la letra pero no llegó a escuchar el resultado puesto que murió en 2014. Dulce Pontes se mete en la piel del intenso texto y también es la protagonista multiplicada en el ‘coro de gitanitas’ como ella lo califica donde no faltan las palmas en los momentos de apoteosis.

La chanson tiene su rincón en una versión española de ‘La Bohemia’ de Charles Aznavour con solo voz y piano. Estremecedora.

La Roma Sinfonietta regresa con la batuta de Paolo Silvestri y acompaña a Dulce Pontes en el arrabalero tango ‘María de Buenos Aires’ de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer que la lusitana interpreta con soltura.

Y este segundo disco llega otra obra maestra: ‘Alfonsina y el mar’ lo convierte en una pequeña sinfonía con coros como si salieran debajo del agua. La cantante de Montijo ralentiza y masca la interpretación de esta tragedia que es un suicidio.

Mantiene una semejante textura etérea con dos cantigas del trovador galaicoportugués Martin Codax: ‘Ai ondas que eu vin veer’ y ‘Ondas do Mar de Vigo’ que representan el sueño y el despertar. Atención al sonido del bandolín cósmico y la ensoñadora voz de Dulce Pontes.

‘Barro y altura’ es una composición para este disco del charanguista Jaime Torres con fuerte raíz andina.

El tango ‘Vamos Nina’ de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer se grabó en Buenos Aires con una enredada música que avanza como una tormenta. Dulce se hace con el tema y es respaldada por Juan Carlos Cambas al piano y Walter Ríos con el bandoneón.

La calma se agradece con una revisitación de ‘Volver’ a modo de cruce entre Buenos Aires y Lisboa. Bellísima esta versión.

Esa tranquilidad se rompe con ‘La leyenda del tiempo’, el poema de García Lorca que musicalizó Ricardo Pachón para Camarón en su álbum más transgresor. Dulce Pontes, que no canta flamenco, es brillante con sus arabescos con una energía inusitada y un ambiente de flamenco rock cuando suenan una guitarra eléctrica, un riff obsesivo que simula a un bajo, la guitarra flamenca de Daniel Casares y la tremenda batería de José Pontes, un genio de 14 años que es el hijo mayor de la cantante portuguesa.

‘La peregrinación’ pone sosiego y reflexión. Dulce Pontes cierra en inglés con ‘7th Sky’ una composición intimista en homenaje a su amiga la diseñadora belga Kaat Tilley fallecida en 2012.

Este nuevo álbum será presentado y estará disponible a lo largo de este mes de febrero.