Los acontecimientos sociales ocurridos en nuestro país durante los últimos meses han dejado claro que el feminismo avanza y cala entre la población; jóvenes y no tan jóvenes, mujeres y hombres salieron a la calle el 8 de marzo para defender que las mujeres disfruten de los mismos derechos que los hombres, libres, sin discriminación y sin violencia. Más recientemente estos mensajes han vuelto a resonar en nuestra sociedad contra una decisión de justicia sesgada por el machismo.
Reivindicamos líneas de actuación para trabajar en igualdad con niños y niñas en las primeras etapas del ámbito educativo, apostando por una ruptura de patrones machistas y en los modelos actuales de enseñanza, para que niños y niñas puedan crecer libres de estereotipos y de violencia.
No es una tarea fácil y requiere de inversión, económica, de tiempo y compromiso. Significa aplicar la perspectiva de género, definida por ‘ONU Mujeres’ como “el proceso de evaluación de las consecuencias para las mujeres y los hombres de cualquier actividad, inclusive las leyes, políticas o programas, en todos los sectores y a todos los niveles, para que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, así como de los hombres, sean un elemento integrante de la elaboración, aplicación y evaluación de políticas y programas en las esferas políticas, económicas y sociales, a fin de que las mujeres y los hombres se beneficien por igual y se impida que se perpetúe la desigualdad”.
Esta perspectiva nos ofrece las herramientas justas y adecuadas, y nos capacita para transformar la realidad, lo que implica actuar a todos los niveles.
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