El Ayuntamiento de Mérida, con la mediación de la Junta de Extremadura, ha cedido el convento de las Freylas al Consejo Superior de Investigaciones Científicas por 75 años, que se compromete a reformarlo y dotarlo de contenido como sede del Instituto de Arqueología de la ciudad.
El consistorio emeritense, dueño del histórico edificio ubicado junto a la basílica de Santa Eulalia desde 2007, cuando se lo compró a la familia Molina-García, consigue la reforma y apertura de uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad y que desde hace lustros se encontraba vacío.
Este edificio, que albergó el antiguo convento de Santa Olalla de freylas comendadoras de la Orden de Santiago, será un referente de las investigaciones arqueológicas de la ciudad, como sede del Instituto de Arqueología de Mérida. Además, con la eliminación del muro que divide las parcelas de la iglesia y el propio convento abandonado se podrá acometer en el futuro próximo, tras la reforma del edificio, la mejora de la gran plaza en dicho entorno y ya anunciada por el alcalde, Antonio Rodríguez Osuna.
El Ayuntamiento ha cedido el uso del antiguo convento al CSIC por 75 años. Un edificio que se compone de tres patios, un corral y varias edificaciones, y que ocupa un espacio de 1.632 metros cuadrados. Como marca el convenio se trata de una cesión temporal, y el uso, como en todos los bienes patrimoniales municipales, debe destinarse a utilidad pública o interés social, en beneficio de intereses públicos de carácter local.
Como recoge el profesor José Antonio Ballesteros Díez en un artículo de investigación de la revista ‘Eulalia’, el convento de Santa Olalla de freylas comendadoras de la Orden de Santiago se estableció en Mérida en 1530, como resultado del traslado a esta ciudad de la congregación femenina existente en el monasterio de Santiago de Robledo, situado en la sierra de Montánchez; un territorio que, como el partido de Mérida, estaba bajo la jurisdicción señorial de la Orden de Santiago. Se construyó adosando el edificio al muro de los pies de la Iglesia de Santa Eulalia, tapiando la Puerta de los Perdones y comunicándolo con la basílica a través del coro alto.
Este inmueble, declarado Bien de Interés Cultural, pasó a propiedad privada tras la desamortización de Mendizábal en 1836 y fue utilizado hasta hace unos 30 años como almacén de maderas, aunque sus propietarios siempre intentaron conservar los elementos arquitectónicos e históricos del edificio original.
El Consorcio Ciudad Monumental de Mérida, en excavaciones realizadas en el solar, ha documentado parcialmente cuatro edificios de posible carácter funerario anteriores al convento. Asimismo, en el espacio libre entre ellos se ha registrado en torno a una veintena de tumbas de distinta tipología, ya expoliadas posiblemente en época tardoantigua, hacia el siglo V. El Consorcio data estos hallazgos entre los siglos III y IV, en la última etapa de la dominación romana.
