Exquisita degustación de productos extremeños en La Taberna de Sole

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Sencillamente exquisito, así fue el menú degustación ‘Sabores de la tierra’ que tuvimos la oportunidad de disfrutar en La Taberna de Sole, situada en la calle John Lennon, 27, de Mérida.

Juan Manuel Cañamero Crítico gastronómico

Sencillamente exquisito. Así fue el menú degustación ‘Sabores de la tierra’ que medio centenar largo de personas tuvimos la oportunidad de disfrutar este viernes 22 de mayo en La Taberna de Sole, sita en el número 27 de la emeritense calle John Lennon (Teléfonos de reservas 666 402 072), y en el que su propietaria y chef, Soledad Ortega Corchero, hizo una decidida apuesta por los productos biológicos de Extremadura que tras pasar por sus manos se convertirían en una verdadera delicia, todo ello, en un clima muy agradable, con unos comensales dispuestos a disfrutar de nuevas experiencias y un servicio, capitaneado por Sergia, fabuloso. Y todo, por la módica cantidad de 20 euros por persona. Entre los invitados a la cena se encontraban los productores de algunas de las empresas que aportaban la materia prima para su elaboración en los fogones de ‘la Sole’.

La degustación estaba compuesta de dos entrantes, un primero, un segundo y postre, todo ello regado con cervezas y vinos también extremeños. La nota mínima de los platos de la degustación fue de un ocho alto, teniendo en cuenta no solo la elaboración de los productos sino también la presentación de los mismos. Ya se sabe que la comida, como la bebida, por donde primero es evaluada es por la vista, más tarde por el olfato y después por el paladar. Pero ese ocho alto puede convertirse en un diez a poco Sole se esmere en ello. Por ejemplo, el primer entrante, croquetas de níscalos y pasas no puede acompañarse únicamente de una triste lechuga troceada. Hay que buscar otro acompañamiento, ligero eso sí para no matar el sabor de la croqueta, pero que llene el plato a la vista.

De diez estuvo, sin embargo, el timbal de morcilla y huevo feliz, con un acompañamiento de patatas paja que resultaba un maridaje perfecto en las tres características que ya he comentado. Estos dos entrantes fueron acompañados de una cerveza Estrella de Cáceres, de la casa La Espuma de mis bigotes, mientras los huevos biológicos eran de la factoría Bgüe, una empresa que lleva unos cuatro meses funcionando en pleno Parque Natural de Monfragüe, donde las gallinas cordobesas son alimentadas con piensos naturales sin ningún tipo de aditivos y cuentan con su propio nutricionista.

El primer plato, bacalao sobre cardillos con amanita cesárea, me gustó incluso más que el famoso bacalao con cebolla confitada que tanto me gusta comer en La Taberna de Sole y así se lo dije a ella. También un diez en mi puntuación particular. El bacalao estaba en su punto, la crema que lo acompañaba era muy rica y la presentación más que correcta. Este plato, según disponibilidad de la cocina, pienso repetirlo a no tardar. Para acompañarlo se optó por una cerveza 1906 red vintage de Estrella Galicia, con la que casaba a la perfección.

De segundo tomamos chorrillana de ibérico, compuesta por un huevo ecológico frito coronando un plato de presa ibérica y patatas fritas en aceite virgen extra. Riquísimo. El huevo tenía un aspecto imponente, con una yema de las de mojar pan en su punto y una carne de la tierra fantástica. Este plato fue acompañado de vino Concejile Sel Origen (tinto), de la Hacienda Bio-Bodega Cerro La Barca. Una de las cosas que definen a la cocina de Sole es que no le gusta la excesiva elaboración de los productos. Ella prefiere que estos sean de calidad y la manipulación la precisa.

Y para terminar, todavía quedaba un huequecito en el estómago para un helado de chocolate con salsa de boletus, polvo de bellotas y aceite de oliva al chocolate, muy rico, que se servía con un vino dulce Mina de Oro, de Bodega Centro de la Barca y aceite al chocolate de la Almazara As Pontis.

Pienso que, como yo, más de uno de los comensales estará esperando que Sole nos vuelva a deleitar con otro menú degustación más pronto que tarde y dé muestras, de nuevo, de su buen hacer en la cocina como de esa simpatía que le es innata. Una mujer todoterreno en la cocina, que con Sergia al frente del cuidado servicio, hacen que La Taberna de Sole ocupe hoy el lugar número uno de la cocina emeritense, esa que se prepara a ser Capital Iberoamericana de la Cultura Gastronómica 2016.