A mi hija Marie (5) le encanta el fútbol. En cuanto volvamos a Extremadura vamos a ver un partido del Santa Teresa de Badajoz. Y quizás Marie juegue algún día en este equipo femenino, que tanto ha trabajado para jugar hasta contra el Barcelona, según he leído en la revista Grada.
Hablando de fútbol, soy alemán; y más grave aún, vivo en Colonia. Mi equipo, el FC Köln, ha bajado a Segunda División, como el Hamburgo. Y del Mundial, por favor, no hablamos; y menos de los líos alrededor del jugador turco-alemán Özil, a quien le gustan tanto los ‘selfies’ con Erdogan; o del entrenador Joachim Löw, quien lleva el pelo al estilo Puigdemont.
Vuestro fútbol es mucho más atractivo esta temporada. Tenéis al Éibar, nosotros al Düsseldorf. Tenéis a cinco equipos de Madrid en la Primera División, nosotros solo al Hertha BSC. Y a los fans alemanes solo les interesa, no si el Bayern será otra vez ‘Meister der Bundesliga’, sino cuándo; vosotros por lo menos tenéis la rivalidad entre Barça y Real… y Atlético de Madrid.
En el fútbol puede pasar de todo. A veces los españoles y alemanes ganamos, a veces volvemos a casa con broncas de Marca y Bild. Es como en la vida normal, no se puede tener éxito todo el tiempo.
Pero no se puede olvidar el pasado; en Colonia construimos en 1920 el campo de fútbol con tribuna más antiguo de Alemania. Al lado del hipódromo. Ahí jugaron hombres ilustres como Fritz Walter. Hace poco he visitado la tribuna. Es uno de los edificios más emblemáticos de Colonia, declarado monumento histórico. Pero su estado es lamentable, y por ley no se puede ni reconstruir ni cambiar. Un día se va a caer.
Lo bueno es que ahí rodó el director Sönke Wortmann la película ‘El milagro de Berna’ (‘Das Wunder von Bern’), sobre la final del Mundial de 1954 que jugaron Alemania y Hungría (3-2). Era poco después de la II Guerra Mundial, grandes tiempos para nuestro fútbol, para los hombres. Pero, para Marie, Carmen y el fútbol femenino son hoy más fuertes que en aquel entonces. Pues adelante.
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