En plena primavera seguimos con la genealogía e historia de los ya duques de Feria, en este caso con Lorenzo IV Suárez de Figueroa y Córdoba, segundo duque de Feria, primogénito y único hijo que sobrevivió más allá del matrimonio del primer duque Gómez III Suárez de Figueroa y Córdoba y de su esposa la inglesa Jane Dormer.
Lorenzo nació en 1559 en la localidad flamenca de Malinas, donde se encontraban sus padres tras haber dejado Inglaterra, reconvertida al anglicanismo y en contra de los deseos de su madre, la ferviente católica Jane Dormer, que se vio impulsada al exilio. Tras morir en 1571 su padre se hace cargo del gobierno y del ducado su madre, junto con la educación del joven duque, de 12 años, con la ayuda de su tío paterno, el obispo de Sigüenza. La pérdida de su progenitor al iniciar la adolescencia le afectaría fuertemente, y quizá fuese causa de que mostrase durante su juventud un talante irreflexivo, licencioso y quizá violento.
Se convirtió en el más depravado de la línea sucesoria, con fama de galante (el mejor partido del momento para las casaderas) y pendenciero hasta el punto de que fue arrestado dos veces por orden del Rey. Sirvió a Felipe II y Felipe III como embajador extraordinario en Roma (1591-1592) en tiempos del Papa Clemente VIII, del que consiguió reliquias e indulgencias; embajador extraordinario en Francia (1593-1595); virrey y capitán general de Cataluña (1596-1602); y virrey de Sicilia (1603-1607). Fue además mecenas de poetas y humanistas, como Enrique Cock y Pedro de Valencia.
Se casó en 1577 con Isabel de Cárdenas, hija de Bernardino de Cárdenas y Juana de Portugal, marqueses de Elche y duques de Maqueda, que murió al poco de casarse. Estuvo a punto de casarse después con Ana Félix de Zúñiga y Sotomayor, hija mayor de los duques de Béjar, pero al final lo hizo en 1581 con Beatriz Álvarez de Toledo, hija del duque de Alba, y en terceras nupcias, en 1586, con Isabel de Mendoza, segunda hija de Íñigo de Mendoza y Luisa de Mendoza, duques del Infantado; de este matrimonio nacieron el heredero, Gómez, en 1587, e Íñigo López de Mendoza, que murió de pequeño. Ese matrimonio le hizo sentar la cabeza, lo que le permitió dedicarse a sus importantes tareas políticas, aunque sin alcanzar la altura y el brillo de su padre. Murió en 1607, tras 17 años de viudedad, en la residencia del virrey de Nápoles. Está enterrado en la capilla funeraria ducal del Monasterio de Santa María del Valle, que él mismo mandó construir en la primera mitad del siglo XVII. Le sucedió su hijo Gómez IV Suárez de Figueroa y Córdoba.
Fuente:
– Juan Carlos Rubio Masa. ‘El mecenazgo artístico de la Casa Ducal de Feria’. Editorial Regional de Extremadura. ISBN 9788476716052. Mérida, 2001.
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