Las ondas de choque, aliadas de la fisioterapia. Grada 100. Qué pasó

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Se puede decir que, junto con la electrolisis percutanea intratisular, las ondas de choque son uno de los tratamientos más eficaces para la curación y rehabilitación de tejidos blandos.

Las ondas de choque son capaces de regenerar las células. De ahí que provoquen un efecto analgésico y antiinflamatorio y sirvan para tratar patologías tales como tendinopatías, epicondilitis, fascitis plantar, espolón del calcáneo y tendinitis aquilea o puntos gatillo miofasciales, entre otros muchos problemas.

Se puede decir que esta terapia es efectiva en el 90% de los casos. De hecho, incluso puede ser de gran utilidad para que fisioterapeuta acelere la consolidación de fracturas o la pseudoartrosis hipertrófica de sus pacientes.

Para lograrlo, este tipo de tratamiento basa su funcionamiento en el sistema de litotricia. Se trata del mismo mecanismo que utilizan los médicos para romper cálculos en el riñón, la vejiga o el uréter. Sin embargo, su utilidad en los procesos de tratamiento musculo-esqueléticos es relativamente más reciente.

Básicamente, este método consiste en la aplicación de ondas sonoras a alta velocidad. Cada segundo se aplican una serie de ondas en el cuerpo del paciente, aproximadamente hasta cuatro por segundo. Estas ondulaciones son reconducidas a través de un gel y un cabezal que las dirige hacia una dirección concreta e impide que se dispersen en todas las direcciones. Todo este proceso permite canalizar la energía producida en la zona dañada y al mismo tiempo focaliza las ondas en la salida.

Como regla general la onda no sobrepasará la profundidad de 12 centímetros. En algunos casos, sobre todo cuando se empleen ondas focales, pueden llegar a provocar ciertos daños celulares y tisulares; lógicamente, esto provocará una respuesta inflamatoria, pero precisamente será esta la que más ayudará a la reparación y reconstrucción de los tejidos dañados. No obstante, en estos casos las sesiones deberán extenderse en el tiempo para que conseguir el efecto requerido.

Más allá de sus ventajas, las ondas de choque destacan también por su carácter no invasivo, rápido y sin dolor. Por eso, lo más habitual será establecer una media de tres a cinco sesiones por semana, con una duración media de 20 minutos, según la intensidad y el número de disparos.

Tras este tiempo el paciente suele sentir alivio, aunque en ocasiones, y dependiendo de la lesión, puede que pasadas una o dos horas puede experimentar cierto dolor, pero en cualquier caso será moderado y no limitante.

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