Hogares que no son más que espejismos de soledad – Vanessa Cordero

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¿Qué distancia existe entre un hogar y un infierno cuando el camino hacia este es un pozo de ansiedades en la rueda de tus emociones? ¿A qué llamamos casa? ¿Al techo que nos protege de la lluvia, la tormenta y el desencanto de ruidos ajenos? ¿Al suelo sobre el que podemos andar descalzos sin miedo a llenarnos nuestros pies de llagas, sangre y piedras amantes del dolor? ¿Y si todo esto no fuera más que un baño de apariencias y utopías de cuentos sin moraleja?

Os puedo decir que existen casas, hogar me parece un título demasiado importante para lo que quiero expresar, llenas de goteras de incomprensión que te mojan hasta ahogarte los principios, hasta morderte la lengua, hasta robarte todas las margaritas de todas las primaveras. Sí, existen, están más cerca de tus ojos e incluso tu piel habrá rozado alguna vez ese sofá caótico que nunca mira de frente y que guarda los secretos de tanto grito, de tanta soledad, de tantísima frialdad. Miramos a nuestro alrededor y aquellos que tenemos la sensibilidad en juicio continuo nos hacemos pequeños cuando nos vemos tirando de tan ligero equipaje material y de tan pesada carga emocional.

Tratamos de mentirnos pegando con celo las ausencias de cariño, los besos tostados lanzados a la burla, el abrazo de hojaldre que siempre se termina comiendo el perro, lo hacemos, queriendo ser otra, soñando que por un momento el mundo va a trotar a tu favor y tendrás ese hogar donde regresar cuando la bufanda del fracaso te apriete hasta la sangre, cuando el amor viaje en otros coches hacia los puertos de otros cuerpos, cuando el cansancio te llene el estómago de tuertos miedos y libélulas muertas, pero no, nadie te traerá ese cariño que escribes en tus murales de trapo y papel, seguirás regresando, girando la llave, volviéndote nadie, preguntándote una vez más y siempre.

¿A dónde vamos aquellos que no tenemos un lugar seguro donde descansar y volver a empezar? Al menos nos quedan las aceras, los hoteles baratos, las casas de otros, los trenes y canciones, los libros y la luna, los bancos y hospitales, los parques y sus patos…Donde ser yo alguna vez para alguien sea una razón para quedarse…ese será mi único hogar…

 

Vanessa Cordero Duque