José Luis Joló. El triunfo de la constancia. Grada 121. Perfil

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EL TRIUNFO DE LA CONSTANCIA

Fotos: Eduardo Sierra

Nacido en la localidad pacense de La Garrovilla en 1948, comenzó su carrera profesional en el sector del automóvil para pasar después a la banca, llegando a ser consejero delegado y presidente del Consejo de Administración del BBVA en Portugal. En 1996 fue nombrado Empresario del Año en Portugal por la Cámara de Comercio Luso-Española. En 1998 fue designado Extremeño del Año por el diario Hoy de Extremadura. Recibió la Condecoración de Comendador de la República Portuguesa, por parte del presidente de la República Portuguesa, doctor Jorge Sampaio. En 2001 es nombrado Académico de la Academia de las Ciencias y las Artes de Europa, con sede en Salzburgo (Austria). También es Caballero de Yuste, y ha recibido del Rey Juan Carlos I condecoraciones tan importantes como la Cruz de Isabel la Católica y la Encomienda del Mérito Civil. Tras su prejubilación volvió a Badajoz, y en 2006 creó la compañía ecoEnergías del Guadiana, de la que es presidente, empresa que desarrolla su actividad en el campo de las energías renovables y la eficiencia energética.

¿Qué recuerdos tiene de su infancia en La Garrovilla y Badajoz?
Nací en La Garrovilla porque mi madre era de allí, y entonces era costumbre nacer donde vivían los abuelos. Enseguida nos fuimos a vivir al pantano del Cíjara, y cuando tenía 7 años trasladaron a mi padre, que era conductor de la Diputación, a Badajoz, y ahí se desarrolló toda mi infancia y juventud. De aquella época tengo unos recuerdos muy bonitos, que rememoro con mucha añoranza. Además, para mí fue muy especial que hace unos años me pidiera el alcalde de mi pueblo, La Garrovilla, ser el pregonero de las fiestas de la Virgen de la Caridad, lo que me hizo recordar los viajes que hacíamos desde Badajoz hacia La Garrovilla, con mi madre, cuando tenía 8 o 9 años, precisamente para ir en procesión detrás de la Virgen en las fiestas del pueblo.

Con 14 años tomó la decisión de dejar de estudiar y ponerse a trabajar. ¿Cómo se lo tomaron sus padres?
Con 10 años tuve la oportunidad de contar con una beca de la Diputación, si iba aprobando cada curso, y recuerdo lo que me dijo mi padre, algo que siempre he aplicado en todos los ámbitos de mi vida: “en esta vida tienes que esforzarte al máximo siempre, tienes que tener humildad, seriedad, responsabilidad, afán de superación y mucho sentido común”. Pero año tras año fui suspendiendo una asignatura, que aprobaba en septiembre, y no llegué a conseguir esa beca, cuya dotación era importante para una familia humilde como la nuestra.

Entonces, contra la opinión de mi madre, decidí buscar trabajo y empecé en Casa Benito, un taller de bicicletas; yo tenía más aspiraciones y a los seis meses tuve la gran suerte de entrar en Seat en una convocatoria para auxiliar de recambios, y luego estuve muchos años en el departamento comercial.

Tras ese trabajo en Seat pasó al sector bancario. ¿Qué motivó ese cambio y cómo fue la transición?
Para satisfacer a mi madre, que siempre defendió la importancia de la educación, iba a una academia al salir del trabajo, me fui formando y me presenté a unas oposiciones al Banco Popular; aprobé sin plaza, y cuando me llamaron me ofrecieron irme a Jaca (Huesca), pero lo rechacé porque prefería seguir en Badajoz.

Seguía trabajando en Seat, primero en Comercial Fernández S.A. y después en Garaje y Talleres Muñoz, S.L., y el que por entonces era director del Banco de Vizcaya, Gerardo Puerto, me ofreció incorporarme al banco; algo que intentó durante dos años, mejorando progresivamente su oferta, hasta que finalmente, con 30 años de edad, casado y con dos hijos, y tras consultarlo con mi esposa Aurora, decidí aceptar para tratar de consolidar a medio y largo plazo mi futuro y el de mi familia.

Entonces comenzó su carrera en el sector bancario, donde pasó de ser director de oficina en Córdoba a presidente del Consejo de Administración del BBVA en Portugal.
Primero pasé por un periodo de formación durante siete meses, y ya me advirtieron que no podría quedarme en Badajoz si quería progresar en el banco. Tras dos años como director de oficina en Córdoba me nombraron director regional de Andalucía Oriental, con residencia en Málaga, y ya con una responsabilidad relevante. Tres años después, fui nombrado director territorial de Cataluña, una etapa que recuerdo con mucho cariño. En esa fecha, el Consejo de Administración del Grupo me nombra miembro de Alta Dirección del Grupo Bancario. Cuatro años después el banco me nombró director territorial de Andalucía y subdirector general de BBVA. Tras la fusión con el Banco de Bilbao dirigí la territorial de Castilla la Mancha-Extremadura durante dos años, y en 1990 fui nombrado consejero delegado y máximo responsable del Banco en Portugal, cargo que desempeñé durante 17 años.

¿Qué importancia ha tenido la formación en su vida profesional?
La formación siempre ha sido una constante en mi etapa en el banco, con cursos que cada vez tenían un nivel más alto, hasta realizar el máster de Alta Dirección (PADE) del IESE, de la Universidad de Navarra.

Considero que la formación es vital en cualquier empresa, y también el reciclaje y el cambio de funciones, y sobre todo ser capaz de tener una visión a medio y largo plazo y, sin duda ninguna, mucho sentido común.

¿Qué ha supuesto vivir 17 años en Portugal?
Portugal fue una apuesta muy importante para mí y para mi familia, y un reto importante para el Banco, en un país en el que no tenía presencia y donde pudimos hacer un buen trabajo con un gran equipo. Justo antes de mi llegada el banco había adquirido el Lloyds Bank, puesto que antes solo tenía una oficina de representación. Comenzamos con una estructura pequeña, con 16 oficinas, y a partir de ahí nos extendimos por todo el país y con toda clase de productos.

La etapa de Portugal nos ha marcado muy positivamente tanto a nivel familiar como profesional, ya que, como todos conocemos, es un país acogedor, su gente es amable, con una reserva cultural importante, e hicimos unas amistades que seguimos cultivando para no tener ‘saudade’ de Portugal.

¿Qué importancia tiene la familia en una vida llena de viajes y traslados, incluso a otros países?
Mi mujer ha sido fundamental en mi vida; en las cuatro o cinco decisiones más importantes que he debido adoptar Aurora ha tenido un gran protagonismo y he recibido un gran apoyo en su recomendación; tanto ella como mis hijos, José Luis y Javier, siempre han estado dispuestos a seguirme a tantos destinos y responsabilidades, ya que el futuro nuestro sería una ayuda importante para nuestros hijos.

Concluida su etapa en el BBVA vuelve a Extremadura y emprende un nuevo proyecto con ecoEnergías del Guadiana.
Tras mi prejubilación volví a Badajoz y comenzó el proyecto de ecoEnergías a finales de 2006; por entonces ya intuíamos la oportunidad que suponían las energías renovables y creamos la empresa con la intención de atraer inversiones para desarrollar nuestra tierra. Fuimos despacio y con pasos ciertos, y comenzamos con el primer proyecto en Villar del Rey, de 1,6 megavatios; después llegó el de Casar de Cáceres, con 3 megavatios; y el de Mérida-Don Álvaro, con 30 megavatios.

A continuación, con la pérdida de las subvenciones y la moratoria del Gobierno reorientamos la empresa al mantenimiento de las instalaciones de este tipo, y también realizamos algunos proyectos en Chile.

En 2012 reflexionamos sobre el futuro de la compañía y decidimos buscar un proyecto que fuera emblemático para nuestra región, y ahora, después de un proceso lento y complicado, ya estamos en la fase final del proceso para que vea la luz el ‘Proyecto Núñez de Balboa’ en Usagre-Hinojosa del Valle, que será una referencia a nivel europeo y mundial.

¿Qué tuvo de especial ese primer proyecto de Villar del Rey?
Especialmente el lugar donde está ubicado el parque solar, en la escombrera de la cantera de pizarra, por el que además recibimos un premio empresarial, en reconocimiento a su positivo impacto medioambiental, por parte de El Periódico Extremadura.

El parque solar SPEX de Mérida-Don Álvaro también es una referencia en el sector, con una inversión de 250 millones de euros y una potencia de 30 megavatios.
Fue un proyecto muy importante, para el que tuvimos como socios a Deutsche Bank, y nos dio mucha visibilidad por sus magnitudes. Se realizó escasamente en ocho meses, y cuenta con 1.875 seguidores de 14 toneladas cada uno que van girando para optimizar la captación de energía solar. Esta instalación demostró lo que somos, un equipo multidisciplinar, con mucha formación específica, un grupo de profesionales brillantes que lleva junto 12 años y del que me siento muy orgulloso. Actualmente, y después de casi 10 años construido y produciendo, sigue siendo una referencia a nivel mundial por la tecnología utilizada.

Volvemos a su próximo proyecto, la instalación Núñez de Balboa; ¿cuáles son sus características?
Este proyecto va a ser la instalación más grande de Europa y la sexta del mundo, con casi mil hectáreas de extensión y una potencia de 500 megavatios; será sin duda una referencia y además conlleva unas implicaciones muy favorables, tanto para el empleo en Extremadura como para la economía de los municipios involucrados, por el pago de tasas e impuestos. Encontramos la zona perfecta, con unas llanuras idóneas, entre Usagre e Hinojosa del Valle, y desde el inicio hemos contado con el apoyo de nuestra Comunidad Autónoma, así como de los alcaldes de ambas localidades y de los propietarios de los terrenos.

Una parte importante de su carrera profesional, 28 años, se ha desarrollado fuera de Extremadura. ¿Cómo ha cambiado la región en ese tiempo?
He estado mucho tiempo fuera, pero siempre con el ojo puesto en la región; veníamos mucho de visita y seguía la actualidad muy de cerca. Con el paso del tiempo han ido mejorando las infraestructuras, con la salvedad actual del ferrocarril, y los pueblos cada vez están mejor dotados de servicios. Ha habido un cambio muy importante, aunque todavía queda mucho camino por recorrer.

¿Cuáles considera que son las debilidades y fortalezas de Extremadura?
Como decía, queda por mejorar, aún somos una región muy débil en comparación con la media española, y con un desempleo todavía muy alto, pero tenemos una juventud cada vez mejor preparada; contamos con un sector agroalimentario muy potente, cada vez más profesionalizado, y con las perspectivas de futuro de las energías renovables, cuyo peso en el PIB podrá equipararse al del sector agroalimentario en 2025. El aeropuerto también será fundamental, con la reciente declaración de Obligación de Servicio Público de las rutas Badajoz-Madrid y Badajoz-Barcelona, con enlaces diarios de ida y vuelta, algo muy necesario para el desarrollo de Extremadura; y de igual manera el AVE, por el impulso económico que genera a su alrededor.

Desde la sede de su empresa, en el emblemático edificio Badajoz Siglo XXI y con vistas a Portugal, ¿deben Extremadura y España reforzar sus lazos con el país vecino? ¿Qué relación había cuando vivía en Lisboa?
Durante el tiempo que estuve viviendo en Portugal no percibí esa sensación de rechazo que a veces se puede pensar que existe. Es cierto que ambos países han estado históricamente ‘de espaldas’, mirándose de reojo, pero todo eso acabó tras el ingreso de España y Portugal en la Unión Europea. Desde entonces se ha vivido una época de intensa cooperación, curiosamente siempre coexistiendo gobiernos en cada país de distinto signo político, y en esa tarea hemos contado con el Rey Juan Carlos I como uno de los principales valedores, especialmente por el prestigio que tiene la figura de la Corona española en Portugal. Y, de manera muy fuerte y convencida, nuestra región siempre ha defendido que las relaciones entre ambos países debían potenciarse, lo que se ha ido demostrando con acuerdos transfronterizos de toda índole, que permiten ampliar el conocimiento mutuo y la convivencia.

Más concretamente, ¿qué puede aportar a Badajoz y a Extremadura que la Eurociudad Badajoz-Elvas-Campomayor acabe siendo una realidad palpable para sus habitantes, más allá de la cooperación institucional que ya se está produciendo?
Ya prácticamente no existen las fronteras; creo que lo que hay que intentar es que también la sociedad perciba que se amplían las relaciones de todo tipo, sociales, de cultura, de conocimiento, de sinergias entre ambas regiones y un mejor posicionamiento conjunto ante la Unión Europea; por tanto, tiene que ser una oportunidad para que la gente no se marche fuera, un factor de estabilidad para la población y un motor de generación de riqueza en esta zona transfronteriza.

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