Pablo es un chaval de 4 años, risueño y alegre, al que le gusta ir al colegio. Debido a su discapacidad necesita ayuda de un cuidador durante su jornada escolar. Pero el pasado comienzo del curso para él fue algo accidentado, por la carencia de personal en el colegio Santa Marina, de Badajoz, al que asiste. Y como para él, para otros alumnos con discapacidad, por lo que los responsables de la Consejería de Educación ha escuchado las quejas de sus padres, ha pedido disculpas y ha expresado su compromiso para solucionar sus justas demandas.
Pero vayamos al principio de la historia, contada por Mar García, la mamá de Pablo. Como cada comienzo de curso, llevaron a sus hijos al colegio y allí se encontraron con la sorpresa de que no había personal para cuidarles y ayudarles, con lo cual muchos padres tuvieron que regresar a casa con ellos. Tras los primeros requerimientos por parte de la dirección del centro y de los padres, sus interlocutores en la Consejería indicaron, en un primer momento, que los cuidadores irían llegando en los días siguientes.
El problema deriva de que, de los tres cuidadores con plaza fija en el colegio, dos están de baja médica desde hace meses, y esas bajas se han ido cubriendo con contratos temporales. El tercer cuidador falleció recientemente y su baja no ha sido cubierta aún. El colegio Santa Marina es el centro de referencia para escolarización de muchos niños con discapacidad en la ciudad de Badajoz.
Mar entendía que, si no se cubrían adecuadamente esas plazas, estos chicos estaban siendo discriminados en su derecho inalienable a la educación, tal y como denunciaron sus padres públicamente en los medios de comunicación. Los responsables de la Consejería de Educación se brindaron inmediatamente para reunirse con una representación de los padres y escuchar sus demandas.
Todos coincidían en que dos cuidadores son, a todas luces, insuficientes, dada la distancia entre edificios del centro; ante cualquier iniciativa que requiera la salida del centro de uno de los cuidadores, como excursiones, visitas culturales o lúdicas, etc.; o ante cualquier contingencia común, como pueda ser una enfermedad.
Tras la reunión los responsables de la Administración educativa expresaron su compromiso real de hacer todo lo posible para cubrir todas las plazas de cuidadores, gestionándolo a la mayor brevedad posible. Los padres agradecen la amabilidad y diligencia con que han sido entendidas y atendidas sus demandas, y la calidad y calidez con las que han sido escuchados.
La Administración pública demuestra así un compromiso real con el derecho de todos los niños y niñas de Extremadura a una escolarización en igualdad y con plena atención a la diversidad.
