La educación es la herramienta para lograr la igualdad entre géneros y el empoderamiento de las mujeres

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En el mundo están privadas del derecho a la educación 65 millones de niñas y según la Unesco casi 16 millones de niñas de 6 a 11 años nunca irán a la escuela, por 8 millones de niños.

Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer. Este día hunde sus raíces en la lucha histórica de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad que el hombre. Por este motivo, Entreculturas quiere poner de manifiesto la historia de mujeres que han jugado un papel clave en la historia de sus países y comunidades y quiere lanzar un llamamiento sobre el compromiso que la comunidad internacional ha adquirido con la Agenda 2030 para lograr la igualdad entre géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas.

Judith es chadiana y fue la única mujer de su comunidad en terminar el ciclo de Primaria y acceder a la Secundaria. Gracias a ello ha podido ser dueña de su vida. Durante varias veces al año, Judith imparte, junto a Entreculturas, talleres a madres y jóvenes, venidas de diversos lugares de la región de Guéra, sobre la importancia de la educación de las niñas y de las mujeres, ya que entiende que educar a un niño o niña, es educar a una comunidad.

La cuestión de género nos sitúa directamente en el corazón de los derechos humanos y de la justicia, y encuentra en la educación una herramienta privilegiada de perpetuación o de transformación. Con la educación siempre transmitimos, intencionadamente o no, valores relacionados con la identidad de género y las relaciones entre hombres y mujeres. Es muy importante identificar estas desigualdades y discriminaciones fundamentadas en el sexo y apostar por su eliminación en el contexto educativo buscando el desarrollo integral de cada niño y niña, fomentando al máximo sus capacidades. Esto es lo que se llama ‘coeducar’, que todas las personas sean formadas por igual en un sistema de valores, de comportamiento, de normas y expectativas que no esté jerarquizado en función del sexo.

Los talleres que imparte Judith son muy especiales para las mujeres de su comunidad. Intercambian experiencias, idean estrategias conjuntas para provocar cambios en sus poblaciones y reciben formación sobre temas que les preocupan pero que en su día a día no pueden abordar por tradiciones culturales fuertemente arraigadas, como el matrimonio precoz o la mutilación genital femenina, una práctica que afecta al 90% de las mujeres en la región.

Esta formación y educación conlleva el empoderamiento de las mujeres y esto constituye una estrategia fundamental para el desarrollo humano sostenible, refiriéndonos al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder, así como la toma de conciencia del poder que individual y colectivamente poseen y que tiene que ver con la recuperación de la propia dignidad y el fortalecimiento de sus propias potencialidades y capacidades.

La realidad de las mujeres en el Chad es discriminatoria, sin embargo, es un reflejo, no tan distorsionado, de lo que también ocurre en lugares más desarrollados. Según los Informes de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, no hay ningún país del mundo en el que las mujeres dispongan de las mismas oportunidades que los hombres.

A pesar de que ha habido avances en la eliminación de prácticas discriminatorias contra la mujer, aún queda mucho por hacer. En lo que se refiere a educación, según la Unesco, casi 16 millones de niñas de 6 a 11 años nunca irán a la escuela Primaria, en comparación con 8 millones de niños. En lo que se refiere a condiciones laborales, tres de cada cuatro hombres en edad de trabajar forman parte de la población activa, frente al 50% en el caso de las mujeres en edad de trabajar. Las mujeres siguen recibiendo en todo el mundo un salario diferente por un trabajo de igual valor. Mundialmente, los salarios de las mujeres son el 24% inferiores a los de los hombres. Si hablamos de liderazgo y de participación de las mujeres en la vida pública y política de sus países, hoy las mujeres constituyen el 22% de los miembros de los parlamentos de todo el mundo y solamente hay 11 jefas de Estado y 10 jefas de Gobierno.

Promover el liderazgo y la participación política y pública de las mujeres supone una estrategia indispensable para el desarrollo humano. Solo con la igualdad entre géneros y el empoderamiento de las mujeres y de las niñas, será posible cumplir con los compromisos asumidos en la Agenda 2030.

El año pasado se cumplían 20 años de la Declaración y la Plataforma de Acción de Pekín, hoja de ruta para la materialización de los derechos de las mujeres, y se cumplió la fecha fijada para el cumplimiento de los Objetivos de la Educación para Todos (EPT) y de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Así mismo, el año pasado, la comunidad internacional aprobó la Agenda 2030 y parece que el consenso internacional sobre la necesidad de lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas quedó plasmado en su Objetivo número 5.

Judith no conoce el detalle de los 17 Objetivos de esta Agenda mundial, pero sabe que sin la participación de las mujeres de su región no será posible mejorar las condiciones de vida de su población. Judith no debe asumir esta tarea sola. La comunidad internacional está comprometida con estos objetivos y la humanidad debe asumirlos también como un reto compartido.

En este Día de los Derechos de la Mujer, Entreculturas propone este material educativo con el que con el que los alumnos y alumnas puedan disfrutar de juegos donde la igualdad se sienta como algo positivo y vivir una experiencia positiva de igualdad entre niños y niñas a la hora de tomar decisiones.