Las escuelas de judo de Jorge y Enrique Palacios celebran la gala de fin de curso en Badajoz

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El pabellón Nuria Cabanillas ha acogido la XV Gala de judo fin de curso como broche de oro a una nueva temporada de deporte y formación a través del judo.

Este año se cumple la décimo quinta edición de esta gala de fin de curso, que cada temporada reúne entre 200 y 250 niños pertenecientes a la escuela de judo Jorge Palacios de Mérida y la escuela Enrique Palacios de Badajoz. La base de esta gala es mostrar el enfoque educativo que la escuela da a un deporte que es competitivo por naturaleza.

De hecho, el aspecto competitivo de la gala lo dejan para los niños que son un poco más mayores, a partir de los 14-15 años. Los chicos de 3 a 14 años no suelen competir, excepto si alguno de la clase destaca. No se enfrentan en competiciones oficiales, pero entre ellos sí porque el judo en sí ya es una lucha, un combate, y no se puede obviar ni eliminar ese fondo más competitivo.

En la gala los judokas han realizado una demo-competición, una demostración para que los padres vean lo aprendido en clase. Se hace un desfile inicial, los niños se reparten por varios tatamis por edades y cada uno hace un trabajo: los más pequeños trabajan la coordinación, hacen combate de judo suelo como parte de judo pie, y también se desarrolla una exhibición por parte de los profesores para que los padres vean cómo funciona este deporte.

Este año, como novedad, se ha introducido una exhibición de la metodología, de cómo enseñan judo desde la base cuando los niños tienen cinturón blanco, hasta que consiguen el cinturón negro. Al final de la jornada se han entregado las medallas y diplomas a los niños, destacando siempre algún judoka de cada clase, que recibe un trofeo simbólico.

En la escuela Enrique Palacios se trata de educar a través del judo, ya que su objetivo no es que los niños lo vean solo como una competición, tratándolo con un reglamento especial y con un enfoque más educativo: se pretende que los niños hagan deporte, disfruten, tengan como objetivo ser cinturones negros, y aprendan a convivir y relacionarse con los compañeros. Algunos de los integrantes de su escuela son niños que resultan excluídos de otros deportes más elitistas y en esta actividad tienen su espacio. La clases funcionan con un sistema de puntos positivos y negativos, para motivar a los niños y mejorar su comportamiento.

En cuanto a la lucha sambo, otra de sus especialidades, la llevan practicando desde hace 10 años, habiendo constituído la federación autonómica. Se trata de una modalidad muy parecida al judo, y la base que se aplica a los judokas la introducen en la lucha sambo. Han conseguido buenos resultados deportivos a nivel nacional, con alumnos que han conseguido medallas en competiciones nacionales, incluso con una subcampeona de Europa en categoría cadete.

El pabellón de San Roque estuvo una vez más repleto de familiares y amigos que presenciaron esta gala y disfrutaron de la actividad de todos los participantes, y es importante destacar la implicación de los alumnos más mayores de ambas escuelas y de los respectivos profesores, porque sin su ayuda no sería posible la organización de este evento todos los años.

María González. Fotos: Ignacio Calatayud