Rades
Según cuentan las crónicas, la primera canción que grabaron la titularon ‘Balada al Bitter Kas’. Era febrero de 2015. Y era el inicio de un proyecto basado en el punk, pero con unas buenas dosis de guitarras parlanchinas y batería rabiosa. De hardcore.
Eran Le Redtubers. Llegaron de Mérida. Ferdi Hernández, Leandro Alonso, Rulo Muñoz, Marco Santos y Borja Duque dan nombre a unos de los proyectos con el que recuperamos la música en directo en lugares alternativos y fuera de los circuitos sin nombre.
Y lo son porque su propuesta desenfadada y bolinguera recupera antiguas farras de cuando en Extremadura aún no se nos caía la cara de vergüenza divisando desoladores panoramas musicales tributarios o copias de copias de eso que llaman ‘rock estatal’.
Su primer trabajo contenía tan solo cuatro temas. Ya conocíamos sus homenajes a los bares y a la ironía de ‘Kierkegaard’. En el EP aparecen himnos como ‘Irlanmeña’, ‘Si bemol’ o ‘Bodyplof’, además de la fantasmal ‘Chica de la curva’.
Han tenido que esperar unos dos años para sacar a la luz el que podríamos llamar su disco Folk. Tremendo disco.
Claro que, viniendo de Le Redtubers, hablar de folk se nos queda corto. Muy cortos. El disco se llama como ellos, y según cuentan, forma parte de un ejercicio que abarcará dos trabajos independientes y al tiempo unidos. En el que hoy presentamos la ascendencia irlandesa tiene una importancia relevante, pero sin olvidarnos del hardcore y la música coral.
Y es que este disco es un brillante modelo de cómo mezclar el rock y unos coros excelentes para crear y atesorar canciones de tres minutos, mientras las guitarras plantean ejércitos de filigrana sonora y textos repletos de ironía y crítica social descarnada, y todo bajo los cuidados y el mimo de Borja Duque, que, además de esas guitarras inquietantes que tanto nos gustan, otorga el sonido definitorio al disco.
En este disco los protagonistas son Donald Trump, Aznar, los héroes de Perejil y su apasionante excursión programada, alguna congregación o pequeños homenajes a los marginales en todos los sentidos y los del peligro social. A la utopía. Sin olvidarnos de ese gran tema dedicado a los pioneros de nuestro rock, a los anartistas, uno de los momentos más deslumbrantes y participativos del disco.
Son siete temas intensos, para cantar a coro, porque son esos juegos de voces los que tanto nos fascinan, y los que harán de este disco uno de los grandes del año en curso que nos contempla.
Concluye el disco con un emotivo tema cantado en inglés que recuerda tiempos de dolor. ‘We´ll carry on’.
Esperemos que con este gran trabajo Le Redtubers vea reconocido su gran trabajo y que no haya que escucharlo en directo en lugares sin escenario o en sótanos.
Si alguien piensa que detrás de Le Redtubers se esconden unos jóvenes recién llegados a esto de la música, debe saber que reposan en sus cabezas y en sus manos la herencia ‘punkarra’ y ‘underground’ que desde finales de los 80 y los siguientes 90 marcaron algunos de los mejores momentos de la música de nuestro territorio.
Si no te dicen nada A Palo Seko o Askerosa Koincidenzia, mejor no seguir. Si te olvidas de Armario Madriguera, Screaming for change, o, por supuesto, los Sínkope o Payasos Dopados, difícil será llegar a las esencias de Borja Duque o Ferdi Hernández.
Larga vida al Bitter Kas. Y si es necesario Le Redtubers se tira al monte. Canciones de campamento para borrachos.
¿quieres saber más?
