Foto: Lourdes Balduque
Nacida en la localidad pacense de Villafranca de los Barros en 1982, la diseñadora María Lemus es el alma de ‘María Ke Fisherman’ junto a Víctor Alonso. Se trata de dos jóvenes con vocaciones tardías, puesto que María estudió Magisterio y luego Diseño de Moda por el Instituto Europeo de Diseño, y Víctor cursó Ciencias Ambientales; se conocieron en Madrid y descubrieron que tenían mucho en común, un mundo propio que plasman en sus colecciones, que han desfilado en Madrid, Nueva York o Tokio, y que visten a Miley Cyrus, Lady Gaga, Nicki Minaj o Katy Perry.
¿Cuándo surgió tu interés por el mundo de la Moda?
Desde muy pequeña estaba muy interesada por la ropa, los diseños o la artesanía porque lo tenía en casa. Estudié Magisterio por Educación Infantil, con 18 años me fui a Madrid y no tenía claro que iba a estudiar Moda. Fue la gente de mi entorno la que me decía que estaba contenta pero no realizada, que estudiase Moda. Lo pensé y fue muy rápido, y estudié en el Instituto Europeo de Diseño de Madrid tres años.
¿Hasta qué punto influyó que tu madre fuese modista?
Desde muy pequeña me interesó muchísimo su trabajo, y con 4 o 5 años ya le estaba ayudando; le daba mi opinión y me gustaba mucho estar con ella mientras trabajaba. Participaba de su trabajo, mostraba un interés especial y decidía muy segura. También mi madre tiene una sensibilidad especial para la artesanía y los detalles de la confección; me he criado en ese mundo.
¿Qué es la Moda para María Lemus?
Es una forma de expresión; comunicas cómo eres a través de tu estética, tu imagen. La Moda para mí es transgresora, tiene que cambiar, aportar y, también tiene que ser muy personal y un diseñador no debe dejarse influir por los demás, por lo que están haciendo otros, debería aportar algo nuevo. La Moda es cambio continuo, que tiene que ir adaptándose al cliente, al entorno y a las necesidades de la sociedad.
¿Cómo nació María Ke Fisherman?
Cuando estaba preparando mi tesis en el Instituto Europeo de Diseño tuve claro que no quería trabajar en otra empresa, sino hacer algo que fuera mío. Quería empezar a crear un mundo y un estilo propio para crecer en mi expresión artística. En ese momento conocí a Víctor, y de repente se vio involucrado en mi trabajo; me pareció que compartíamos muchísimos valores y que nos entendíamos muy bien.
Casi sin pensarlo nos pusimos a trabajar juntos y empezamos a sentar las bases de lo que ahora es María Ke Fisherman; al principio no teníamos en la cabeza algo empresarial, sino un proyecto artístico que nos apetecía y teníamos la necesidad de hacer.
¿En algún momento pensaste en alcanzar la fama actual?
No sabía hasta qué punto, pero tenía claro que estaba haciendo algo nuevo, que era necesario. De repente nos vimos a los dos años de terminar de estudiar presentándonos en Ego de Cibeles, la plataforma de jóvenes diseñadores más importante de España, seleccionados entre 300 candidatos, y fue todo muy rápido. Tuvimos tres desfiles, uno por año, lo máximo que te permitían, y en nuestro tercer desfile nos pidieron nuestra ropa estilistas de famosas como Rihanna, o compradores de tiendas muy importantes de Estados Unidos. Nuestra tercera colección estuvo casi un año dando vueltas por Estados Unidos sin que supiéramos si iba a merecer la pena, pero tuvimos una aceptación enorme en la cuna de la Moda y entre las famosas; sin movernos de España se nos estaba conociendo donde en un principio pensábamos que debían ir dirigidos nuestros diseños.
¿Es habitual esa repercusión inmediata de la Moda en Estados Unidos?
Nacimos casi a la vez que las redes sociales, era nuestra manera de comunicarnos y de mostrarnos al mundo, y sentíamos que estábamos participando en el cambio que se estaba produciendo en la sociedad. El diseño que hacíamos era muy transgresor y futurista, y entiendo perfectamente que primero se moviera y fuera reconocido allí. Nos invitaron a desfilar en la segunda pasarela oficial de Nueva York dos veces y tuvimos mucho reconocimiento a nivel internacional, también en Asia.
Y ese proceso es el que os ha permitido llegar a Rihanna, Miley Cyrus, o Lady Gaga, por ejemplo.
Sí, hemos vestido a Katy Perry, Lady Gaga, Lindsay Lohan, o Miley Cyrus. Era todo muy rápido, y también era muy especial porque veías cómo en ellas mismas se estaba produciendo un cambio en su imagen, necesitaban adaptarse a ese momento de surgimiento de redes sociales, a esa necesidad de cambiar cada día y evolucionar muy rápidamente. Nuestra ropa también era así. No solo necesitaban cambiar, sino que la gente, a través de la ropa que llevaban, viera ese cambio, y nosotros facilitábamos ese cambio de imagen. Vimos cómo nuestro producto se posicionaba casi naturalmente donde tenía que estar.
Una de vuestras premisas es marcar diferencias y mezclar vanguardia y tradición, como la colaboración de las Carmelitas descalzas de Huelva en vuestro trabajo.
Empezamos a trabajar con ellas porque tras el movimiento de nuestra colección por Estados Unidos recibimos un pedido muy grande de prendas artesanales de la tienda más importante del mundo, Opening Ceremony, que teníamos que servir en un mes y medio; entonces trabajábamos con señoras de Extremadura que nos lo hacían perfectamente, pero no tenían el tiempo que necesitábamos; nos hablaron de un convento nuevo en Cumbres Mayores, y ya hace seis años que trabajamos con ellas; ya son un pilar muy importante y es algo de lo que no podemos prescindir.
Nuestra innovación también es mezclar esa tradición, esa manera de trabajar las prendas de forma tan artesanal y de una manera tan mística; casi no tenemos comunicación con ellas, pero les dan un valor añadido a las prendas, algo muy puro. Estás trabajando prendas de la forma más artesanal y cuidadosa del mundo, pero son diseños totalmente diferentes o prendas que antes no se habían hecho en punto y en crochet.
¿En qué se inspiran vuestros diseños?
Por un lado, nos gusta trabajar la inspiración de manera muy personal. Yo necesito continuamente cambiar mi imagen, mi pelo y a lo mejor también me resulta fácil diseñar, pienso un poco en mí y en lo próximo que puedo necesitar.
Por otro lado, tenemos unas bases de inspiración que están en cada colección, como las películas de serie B de los 70, la cultura japonesa, el manga y el anime, y las redes sociales. Esas son las tres inspiraciones que están presentes en todas nuestras colecciones, pero luego en cada una montamos una historia personal, inventada por nosotros, de la que se encarga Víctor y en la que intervienen a lo mejor dos elementos que no tienen mucho que ver el uno con el otro y que crean otro nuevo.
¿Qué han significado para vosotros galardones como el ‘Who’s on Next 2014’ o el Premio Nacional de Moda de 2016?
Creo que el premio más importante para nosotros fue el ‘Who’s on Next’, de Vogue España, el premio al mejor diseñador de España; significó mucho para nosotros y creo que para la Moda en general, porque fue un cambio no solo a nivel editorial de Vogue, sino en la forma que se tenía de ver a los diseñadores. En ese momento había en España una serie de diseñadores más mayores, a los que todo el mundo conocía, y era muy difícil buscar un hueco entre ellos, pero el jurado del equipo de Vogue España votó por nosotros, aunque quizá ni siquiera era de nuestro estilo, pero apostó por reconocer el trabajo de los más jóvenes. Fue un cambio para nosotros y para toda la estructura de la Moda en Madrid, y también abrimos un camino a otros diseñadores jóvenes que vinieron después.
En 2016 recibimos el Premio Nacional de Moda, que significó nuestro verdadero reconocimiento; Vogue es una revista de Moda muy importante, pero el Premio Nacional de España reconoce lo más destacado del año y a quien está contribuyendo al progreso o la innovación, y fue muy importante estar al lado de diseñadores muy consagrados en España.
Durante una temporada estuvisteis trabajando en Badajoz; ¿es muy diferente desarrollar vuestro proyecto desde Extremadura?
Empezamos en Madrid, luego estuvimos un tiempo en la sierra de Madrid y después en Badajoz, para volver a Madrid. Al principio nos daba igual porque nuestro producto estaba más enfocado a Estados Unidos o Asia; no nos importaba dónde trabajábamos porque no estábamos donde nuestra ropa estaba generando marca. Luego tuvimos la necesidad de estar en Madrid, que es donde pasa todo. Pero estamos en Madrid y estamos en Villafranca, mi pueblo, donde tengo a mi familia, donde la labor artesanal tiene sentido y donde se gestiona a todas esas artesanas. Hoy todo se puede hacer, con las redes sociales puedes estar en cualquier sitio en cualquier momento y trabajar desde donde quieras, aunque por nuestro modelo de negocio necesitamos estar mucho en Madrid para relacionarnos con otros diseñadores, con otras formas de trabajar la Moda y con otros profesionales, como fotógrafos, editoriales, etc.
¿Cómo imaginas el futuro de María Ke Fisherman?
Empezamos demasiado rápido, con mucho reconocimiento a nivel de prensa y de personalidades famosas; conseguimos una marca reconocible y establecida a nivel internacional antes que a nivel nacional. Nos dimos cuenta de que estábamos creciendo a pasos agigantados cada temporada, y no nos daba tiempo a parar y consolidar la parte de empresa y de equipos. Trabajábamos Víctor y yo, con tres personas más, pero a un nivel imposible de soportar para ninguna empresa de Moda que quiera vender. Hacer desfiles, tener una colección para vender e irte a París a venderla, luego a Nueva York a presentarla… Ahora estamos fortaleciendo nuestros cimientos, con un equipo fuerte y trabajando en expandirnos a nivel empresarial y de ventas desde un punto de vista mucho más grande.
¿Cómo valoras el panorama de la Moda en España en general, y en Extremadura en concreto?
Como en el resto de España y en el resto del mundo todo llega, y creo que ahora es el momento. Tampoco hay que pensar que todos vamos a enfocar nuestro negocio a vender fuera de España, pero es el momento de desarrollar la Moda por toda España, ya no hace falta estar en Madrid o Barcelona; la sociedad también puede tener la oportunidad de comprar Moda, de ser usuaria de algo nuevo. En internet ves lo que pasa en todo el mundo, y si quieres mantener en sus ciudades o en sus pueblos a los jóvenes cuando crezcan tienes que ofrecerles algo, y ellos tienen que tener algo cerca y poder consumir el mismo producto que están consumiendo otros. Por fin ha llegado ese futuro, que es ahora, no hace falta esperar más y hay que empezar a trabajar eso, por supuesto en Extremadura también.
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