Varios centros educativos de Mérida participan en el programa ‘La escuela adopta un monumento’

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Miles de escolares emeritenses han llenado de actividades los principales monumentos del patrimonio de la ciudad, con el fin de involucrar a los mas jóvenes con el patrimonio.

Veinticinco centros educativos de la ciudad, con la práctica totalidad de su alumnado, se han unido a la actividad ‘La escuela adopta un monumento’, con la que se pretende sensibilizar a los más jóvenes del esfuerzo que conlleva la protección y conservación del patrimonio mundial, así como de concienciarles sobre su vulnerabilidad.

La actividad está organizada por el Centro de Profesores y Recursos, el Consorcio de la ciudad Monumental y el Ayuntamiento de Mérida, cuyos concejales de Educación y Patrimonio, Silvia Fernández y Félix Palma respectivamente, han recorrido algunos monumentos de la ciudad para presenciar la actividad de los colegios.

Para el Ayuntamiento, el patrimonio de la ciudad es un excepcional recurso educativo; y todo el patrimonio, no solo el histórico, también el actual, moderno o medioambiental. Por eso, como ciudad educadora, el proyecto pretende sensibilizar a la población escolar en el respeto y protección del patrimonio, pero también que revierta en la familia, en los vecinos, si se consigue que los propios chicos sean los difusores de esta experiencia.

Coincidiendo con el Día del Patrimonio, que se celebra cada año el 18 de abril, los centros educativos han adoptado a monumentos que son Patrimonio de la Humanidad, como el puente romano, el templo de Diana o el arco de Trajano, pero también otros monumentos que integran el patrimonio histórico de la ciudad, como la ermita de la Antigua y la plaza de toros, o edificios modernos como la biblioteca Jesús Delgado Valhondo. Estos emplazamientos han acogido actividades teatrales, poéticas, espectáculos de música y danza, recreaciones históricas, carreras atléticas, mercadillos e incluso labores de limpieza y cuidado del entorno.

En los centros educativos se han desarrollado actividades que lleven al conocimiento, respeto y valoración del patrimonio cercano a ellos, y que están ‘al aire libre’, a mercede de posibles intentos de agresión humana. Cada centro ha incardinado en su currículo estas actividades de materia transversal como mejor se han adaptado a su idiosincrasia. Además, cada centro que adopta un monumento cerca de su entorno hace que los alumnos deban aprender las características de dicho monumento, cuidarlo y convertirse en embajadores de su protección; también deben difundir lo que han aprendido a su grupo de amigos y a su familia.