Merlot Selección 2016, de Bodegas Coloma. Grada 131. Enología

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Merlot Selección 2016, de Bodegas Coloma. Grada 131. Enología
Foto: Cedida

Carmen Tristancho

—¿Me estás escuchando? —insiste el pesado de mi subconsciente.
—¡No! —le respondo.
—¿Por qué?
—¡Porque estoy ocupada! déjame.
—¿Y por qué tengo que dejarte?
—Porque estoy escribiendo y ahora no tengo tiempo para escuchar tus innumerables quejas.
—¡Pues no es una queja!
—Ya, supongo que serán varias.
—Pues ahora no te dejo hasta que me prestes atención.
—¿Qué quieres?
—¿Por qué estás escribiendo sobre este vino?
—Porque detrás de él hay grandes historias, déjame ya.
—¿Detrás de un vino extremeño, de la zona de la Ribera baja, y cerca de Alvarado?
—¡Sí!
—¡Por favor, venga ya! —me dice.
—¡Eres insoportable! —le digo— Déjame escribir tranquila.
—¿Y qué vas a escribir sobre este vino, lo bueno que es, lo bien que lo hacen?
—¿Ves por qué no quería prestarte atención? Me parece que te vas a quedar callado después de oír esto.

La Bodega Castillo de Coloma comienza su andadura con Francisco Coloma, natural de Villanueva de los Infantes, una pequeña localidad de Valladolid, donde elaboraba vino tradicionalmente. Por su profesión, ingeniero de Caminos, fue trasladado a Badajoz, para hacerse cargo de la construcción de los pantanos y la red de canales del Plan Badajoz. Así que toda la familia se trasladó a tierras extremeñas.

Decidió hacerse con algunas tierras y plantar vides, y le pidió a su hijo José Félix, que estudiaba Ingeniería Agrónoma en Madrid, que se viniera para buscar esos terrenos, ya que el clima menos extremo que el de la zona Norte sería mucho más llevadero, sin pedrisco ni heladas. Solamente les enseñaban terrenos en la zona de Tierra de Barros y ellos no querían esos suelos, buscaban terrenos más sueltos y pedregosos, y encontraron una finca en la zona de Ribera Baja, cerca de Alvarado, en 1966; era una finca de 200 hectáreas en las que poco a poco se han ido plantando 50 hectáreas de viñas, primero Francisco y después su hijo José Félix, quien además de variedades como Garnacha, Alarije y Cayetana, introduce otras foráneas, como Cabernet Sauvignon, Merlot y Moscatel de grano menudo; variedades que llegaron después de que él viajara a Francia para comprobar cómo se cultivaban y el clima en el que estaban. Él sabía que estas variedades se adaptarían bien, ya que por la finca pasaba la rivera de los Limonetes, y su clima suave fluvial haría el resto.

Merlot Selección 2016, de Bodegas Coloma. Grada 131. Enología
Foto: Cedida

En 1989 Amelia Coloma, Elena y su hermano José Félix vieron llegar un camión frigorífico a la bodega; su padre estaba lleno de ilusión, eran los sarmientos que tanto anhelaba de Francia. Amelia recuerda cómo se plantaron las viñas de Merlot y Cabernet Sauvignon, pero sobre todo en su memoria está el esfuerzo y la constancia de su padre ante tal desafío en aquella época, un visionario que ha dejado un legado muy grande a sus hijos. Y este legado se transforma en los vinos que Amelia y sus hermanos elaboran cada temporada.

Vinos como este Merlot Selección de 2016, elegante, con aromas de pimiento asado, con frutos rojos maduros y notas de cacao, ciruelas y vainilla, en el que la madera juega un papel tan importante que lo envuelve todo con sus aromas tostados elegantes y sutiles, para que esta Merlot, seleccionada a mano en el campo, se despliegue y podamos disfrutar, y todo gracias al enorme trabajo de esta familia que lleva décadas elaborando vino de gran calidad en Extremadura.

Felicidades por un gran trabajo en esta tierra extremeña.

—¿Ves como eres un bocazas? —le digo.
—Ya —me contesta.

¿quieres saber más?

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La Bodega Castillo de Coloma comienza su andadura con Francisco Coloma, natural de Villanueva de los Infantes, una pequeña localidad de Valladolid, donde elaboraba vino tradicionalmente
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