Sexualidad y discapacidad. El derecho de vivir… en plenitud. Grada 90. Primera Fila

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A lo largo de los más de siete años que llevamos asomándonos a esta tribuna hemos tratado multitud de aspectos relacionados con la vida de las personas con discapacidad, intentando siempre dar una visión positiva y buscando la normalización en todos los aspectos.

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Fotos: Cedidas

Y es que el objetivo que debemos marcarnos como sociedad es que las personas con diversidad funcional tengamos una vida plena. Y esta plenitud también debe abarcar, como personas completas que  somos, a los aspectos más íntimos de la vida personal. Porque somos capaces de pensar, sentir, amar, apasionarnos como cualquier hombre o mujer, tenemos derecho al desarrollo de una sexualidad plena. No somos criaturas asexuadas, a pesar del encasillamiento mental al que aún nos somete parte de la sociedad, como si no tuviésemos necesidad de contacto físico, de intimidad, de amor o simplemente de placer. Para vivir y reconocernos en plenitud es necesario que todo nuestro ser pueda expresarse libremente.

Para abordar todas las cuestiones referentes a la sexualidad de las personas con discapacidad, y abrir el necesario debate social, se ha puesto en marcha la iniciativa ‘Yes, we fuck’, que como refleja en su página web, “es un proyecto donde la gente participa, dialoga y, sobre todo, cuestiona”, en el que las redes sociales tienen una importancia fundamental. Además, el proceso de elaboración está sirviendo para tejer alianzas entre diferentes colectivos que trabajan políticamente cuestiones vinculadas al cuerpo y la sexualidad, como diversidad funcional, feminismos, transfeminismos, LGBT, etc.

La idea incluye la realización de un documental bajo el mismo título, y de reciente estreno, que quiere abordar la sexualidad en personas con diversidad funcional. Antonio Centeno, activista del movimiento de Vida independiente, y Raúl de la Morena, realizador de documentales, han iniciado este proyecto que quiere visualizar, principalmente, el sexo en personas con diversidad funcional y generar así un nuevo imaginario colectivo donde todos, sin complejos, sin censuras, sin prejuicios y sin discriminaciones, podamos disfrutar del sexo. Y que ninguna persona con discapacidad tenga que volver a responder en una entrevista si “tiene sexo con su pareja”, por ejemplo.

Se trata también de sacar de la invisibilidad a cuerpos que muchas veces no responden, ni falta que hace, al canon de belleza ‘normal’. De hacer ver que los cuerpos perfectos que se nos presentan como paradigma de ‘belleza’ no representan a todos, ni pueden justificar ningún tipo de exclusión. De poner de relieve que una persona con diversidad funcional tiene deseo y puede ser deseada. Y de saber entender que si se aprende y ejercita un uso responsable y sin hipocresías de la sexualidad podrán evitarse efectos no deseados, como embarazos, enfermedades de transmisión sexual o abusos.

El cuerpo en disputa, o la construcción de la identidad de género desde la diversidad funcional, es uno de los apartados que recoge el documental, donde se trata de cómo, al adquirir una diversidad funcional, una persona cuyo cuerpo ya no encaja en los estándares habituales ha de encontrar una nueva identidad que le permita hallar una serie de prácticas novedosas y satisfactorias que completen las normas hegemónicas de sexualidad, belleza corporal, etc.

La estigmatización que pesa sobre la sexualidad en personas con diversidad funcional se relaciona equivocadamente con la idea de que es una sexualidad no reproductiva, y todas las sexualidades no reproductivas cargan con el estigma de que son inútiles, y por lo tanto innecesarias. Además, la ‘sanción’ social que aún subyace contra las mujeres por el ejercicio libre de una sexualidad responsable se ve incrementada de forma injustificada en las mujeres con discapacidad, cosa que pocas veces ocurre con los varones.

La figura del asistente sexual, o de la sexualidad en pareja, o cómo canalizar la sexualidad de las personas con graves dificultades de comunicación o movilidad reducida son otras cuestiones que han de abordarse con los recursos asistenciales necesarios. La asistencia sexual permite a la persona que la utilice tener un apoyo para desarrollar su sexualidad, que va construyendo con el asistente y que elabora a la medida de sus necesidades. También se plantea la puesta en marcha de mecanismos para ayudar a personas con diversidad funcional que quieren establecer una relación de pareja y tienen dificultades para contactar con otras personas.

En el documental tienen especial importancia los testimonios directos de personas que muestran cómo viven con plenitud su sexualidad, y dan testimonio de que ‘Si se quiere, se puede’, una vez más.

Más información:
www.yeswefuck.org
www.forovidaindependiente.org

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