César Rincón: seis puertas grandes en Las Ventas. Grada 135. Toros

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César Rincón: seis puertas grandes en Las Ventas. Grada 135. Toros
Ilustración: Enrique Martín

José Antonio Sotomayor

Creo que ninguno de los que presenciamos la actuación de César Rincón el 21 de mayo de 1991 en Las Ventas podíamos suponer lo que iba a representar este torero en el panorama taurino mundial. Estaba contratado en la feria de San Isidro para hacer, ese día, el paseíllo con Curro Vázquez y ‘Armillita Chico’. La corrida anunciada era de los herederos de don Baltasar Ibán Valdés. Cuando arrastraron a su primer toro, el espada se lamentó: “Ha sido una faena de oreja, pero he pinchado y el trofeo se ha ido con el toro al desolladero”.

El segundo de su lote, ‘Santanerito’, negro listón y chorreado, con el número 40 en su piel y que pesó 542 kilos, con la cara un poco alta y con poco cuello, a la postre fue un gran toro. El espada se descaró con él, muy valiente, y lo sacó a los medios. Fue el animal celoso, fijo y pronto, quiso ir siempre que el torero estuvo cruzado y puesto, pero por hechuras tendió a rematar la embestida arriba. Por eso no fue fácil someterlo ni templarse con él. Lo consiguió el colombiano con arrojo, tesón y la bravura que también puso él. Pero no solo fue eso. Hubo talento y técnica en una faena que, aunque fue larga, no decayó en ningún momento. Todo lo contrario. Tampoco se vino abajo el toro, que rompió a más y a más y tuvo mucho que torear. Ese también fue el mérito de César Rincón. Cuando se llevó el toro a tablas con unos pases de trinchera ya tenía las orejas en la mano. Lo igualó y con una estocada, algo improvisada y saliendo desarmado, aspectos que no restaron méritos, consiguió las dos orejas, que nadie cuestionó. Los tendidos de Las Ventas se pintaron de color nieve. La petición fue unánime y una tras otra el presidente le concedió las dos orejas. César en la barrera se fundió en un abrazo con Luis Carlos Rincón, su hermano y mozo de espadas, y después con Luis Álvarez, su apoderado. Lloró el torero emocionado. En las declaraciones que hizo en la barrera para televisión no se le entendió bien, apenas pudo articular palabra, pero gritó: “Ha sido el esfuerzo de muchos años, que nadie me puede quitar ahora. Esta felicidad que siento en estos momentos no la cambio por nada del mundo. Es mía y solo mía. Me he vuelto a jugar la vida sin trampa ni cartón y Dios ha tenido a bien recompensarme. Gracias. Gracias a todos”.

Fue la primera de sus seis salidas por la Puerta Grande de Las Ventas, también la de las cuatro consecutivas. El festejo, por suerte para la propia fiesta, se transmitió en directo y toda España pudo ver sus faenas. Por Germán Bernate, entrañable amigo colombiano, ya en la madrugada de aquella noche, me enteré de que Luis Álvarez había aceptado la sustitución de Fernando Lozano, triunfador del año anterior y que había sido herido unos días antes en esta misma plaza. La corrida era al día siguiente, solamente 24 horas más tarde de su éxito. Pero esa es otra historia. Anotemos únicamente que este 22 de mayo volvió a cortar dos orejas a un toro; que un mes después, el 5 de junio, fueron tres los apéndices auriculares que terminaron en sus manos; y que al final de la temporada, el 1 de octubre, obtuvo un trofeo en cada toro de su lote. En resumen, cuatro tardes en la misma temporada salió en hombros de la plaza de Las Ventas. Luego vinieron las de 1995 y 2005 para completar el total de seis.

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César Rincón: seis puertas grandes en Las Ventas. Grada 135. Toros
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César Rincón: seis puertas grandes en Las Ventas. Grada 135. Toros
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Creo que ninguno de los que presenciamos la actuación de César Rincón el 21 de mayo de 1991 en Las Ventas podíamos suponer lo que iba a representar este torero en el panorama taurino mundial.
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