Un mosaico de teselas inclusivas (Memoria de ocho años)
Anuncia Maján
¡100 números ya! Y parece que fue ayer cuando, tras la invitación de José Antonio Lagar y Enrique Trabadela a sumarme a la gran familia de Grada, me enfrenté por primera vez a una página, aunque fuera en una pantalla, en blanco para dar voz a los que no tenían voz pública, a las personas y los colectivos que nunca o casi nunca tenían cabida en otros medios de comunicación.
Era un gran reto, pero merecía la pena. Mi sueño se hizo realidad, se fue forjando número a número con cada historia, con cada protagonista, con maravillosos relatos de superación que no debían quedar ocultos en el fondo de un cajón: Otaex, la Oficina Técnica de Accesibilidad y su esfuerzo contra las barreras arquitectónicas; las entidades que desde el mundo rural trabajan en favor de las personas con discapacidad; la lucha de las personas con Síndrome de Asperger por normalizar su vida; la labor de las fundaciones, como Primera Fila, en beneficio de quienes sufren riesgo de exclusión social; las iniciativas nacidas de la sociedad para ayudar a los demás, como las ‘Migas solidarias’ de Javier García; el trabajo inabarcable y magnífico de Aprosuba, Aspaceba, Apnaba, Cocemfe, etc.; la actuación muchas veces desconocida de las administraciones públicas, como el Sepad, las diputaciones y ayuntamientos extremeños, desde los más pequeños a los más grandes, en pos de la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos; la dedicación y entrega de muchas familias para dar a cada uno de sus miembros lo que necesita, sea cual sea su capacidad; los avances legislativos en beneficio de las personas con discapacidad; la lucha por una igualdad real entre hombres y mujeres; un trato adecuado a las personas mayores…
Un interesante mosaico social. Una panoplia de historias del día a día que, contadas aquí, y como la mano a la arcilla, nos han ido dando forma como sociedad, resaltando siempre valores en positivo. Y sin tabúes. Aquí hablamos de sexo y discapacidad, sí; y también del Alzheimer (inolvidable historia la de Ángel Calle, ex alcalde de Mérida, contando su experiencia personal); de discapacidad sobrevenida, como la de nuestro Nando Juglar; de personas irrepetibles y necesarias, como Manuel López Risco; de mayores; de inmigración; de apoyo a pacientes de enfermedades raras; de deporte y discapacidad; de la obra ejemplar, callada y continua, de tantas instituciones y personas, hombres y mujeres, que merecen siempre estar en Primera Fila y que hacen que esta, nuestra Extremadura, esté ya muy alejada de los tópicos negativos que circulan con demasiada frecuencia.
Es la nuestra una tierra con un enorme potencial de desarrollo, con voluntad y capacidad de mejorar y con un enorme y valiosísimo capital humano, que es la base de cualquier esperanza de futuro. Tenemos además ilusiones, ganas de hacer cosas y de aportar ideas que mejoren la vida de todos. Por todo esto aquí estaremos, de una forma u otra, para seguir abriendo nuestra ventana y contar, desde vuestra/nuestra revista Grada, lo mucho y bueno que hagamos entre todos.
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La Primera Fila de Grada, lo social
José Antonio Lagar. Presidente de la Fundación Primera Fila
Cuando acepté la tarea de ser portavoz de Grada, hace nueve años, no tenía ni idea dónde me metía, pero sí tenía claro que no quería estar en un proyecto mediocre. Desde el principio intenté inyectar en vena a este equipo mi convencimiento de que la comunicación bien hecha puede ayudar a transformar el mundo, 60 páginas mensuales para cambiar nuestro mundo más cercano, Extremadura y el Alentejo (el Suroeste Ibérico, como nos gusta decir). Si trataba de dejar un legado, ninguno mejor que ese.
Hacer la crónica de forma amable y destacando los logros más que los fracasos quizá no fuese lo más comercial. Destacar en la portada a una científica, un novelista, o un actor extremeño que triunfa en China, en lugar de una ‘tronista’ de la tele, tampoco ayudaba a la difusión rápida. Y mucho menos dedicar la parte central de la publicación a hablar de cojos, ciegos, autistas, discapacitados intelectuales, presos inmigrantes, viejos, logros de los colectivos de la mujer, empresas que apuestan por la responsabilidad social…
Curiosamente Grada, la revista de los otros contenidos, se ha convertido en este tiempo y tras 100 portadas de vida en la mejor revista que se edita en nuestra región, en la que todos quieren salir, una de las portadas que da más prestigio a quien la ocupa, y el mejor escaparate para las empresas que se anuncian, porque llegan en papel a más de 50.000 lectores y casi otros 100.000 más en formato digital. Eso sin contar la agenda semanal de cultura y ocio.
Sin embargo, esto no ha sido lo más importante. Gracias a los beneficios de Grada y a las donaciones de algunas de las empresas que apoyan el proyecto se creó hace siete años la Fundación Primera Fila, que tras un acuerdo con nuestra Universidad trabaja por la mejora en la investigación y el tratamiento de personas con lesiones cerebrales y trastornos neurológicos, y que hace año y medio creó Theracenter Extremadura, para ofrecer Therasuit y otras técnicas novedosas a padres que antes tenían que hacer muchos kilómetros para tratar a sus hijos.
Queda mucho por hacer, podría contarles muchas cosas buenas de la Fundación y tantos proyectos que tenemos para el futuro; no queremos mirarnos el ombligo sino seguir avanzando. Por eso necesitamos que Grada siga cumpliendo años al ritmo de una portada por mes. Enhorabuena revista Grada, a por otras 100 portadas.
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