José Antonio Ramos
En 2019 se conmemoran los 125 años de la fundación del Asilo de Hermanitas de Ancianos Desamparados en Trujillo. Escribo profundamente conmovido porque considero que las hermanitas han realizado una inestimable obra benéfica con los ancianos.
La Congregación de Hermanitas de Ancianos Desamparados fue fundada por la venerable sierva de Dios Teresa Jornet e Ibars, que nació el 9 de enero de 1843 en Aytona, pueblecito de la provincia de Lérida. Cursó estudios de Magisterio en Fraga (Huesca) aprobando las oposiciones con 19 años, y el Ministerio de Educación la destinó como maestra a Argensola (Barcelona). Su tío, el P. Francisco Palau y Quer, hoy beato, hermano de su abuela materna, carmelita descalzo exclaustrado, y creador de diversas instituciones religiosas de enseñanza, le invitó a integrarse en esta obra y Teresa ingresó en el monasterio de Clarisas en Briviesca (Burgos), aunque se marchó por problemas de salud y fue nombrada visitadora de escuelas.
En 1872 comenzó a dedicarse a la fundación en favor de los ancianos más necesitados, uniéndose en Barbastro a la comunidad, surgiendo una nueva congregación, con el padre fundador don Saturnino López y el apoyo de las personas cristianas del municipio.
En solo 25 años puso en marcha 103 hogares, en los que acogió a miles de ancianos necesitados. Y realizó toda una impresionante labor apostólica a pesar de un delicado estado de salud. Murió en Liria (Valencia), el 26 de agosto de 1897. Tres años antes había fundado en Trujillo un Asilo de Ancianos en el Palacio de Luis de Chaves, edificio del siglo XIV, según consta en el libro de la Congregación; y por las mismas fechas tuvieron lugar las fundaciones de Guadalajara, Astorga, Cienfuegos (Cuba), continuando la actividad en la congregación, aumentando los ancianos acogidos así como las vocaciones de hermanitas, solicitando en distintas poblaciones la apertura de nuevas casas, viajando la Madre de las hermanitas para formalizar la fundaciones y atender las dificultades de las ya constituidas, pues la ancianidad es algo venerable para la Iglesia y para la sociedad, y merece el máximo respeto y estima.
Sor Teresa de Jesús fue beatificada por Pío XII el 27 de abril de 1958, y canonizada el 27 de enero de 1974 por Pablo VI. Sus restos mortales se encuentran en la Casa madre de la congregación, en Valencia. Su fiesta se celebra el 26 de agosto.
Palacio de Luis de Chaves
Custodiando la Puerta de Santiago y lindando con la muralla de la Villa se levanta la casa-fuerte de los Chaves, el más importante de los alcázares trujillanos y uno de los más notables ejemplos extremeños de esta tipología arquitectónica cívico-militar. Es un palacio austero, pero de grandes dimensiones, cuyos perfiles exteriores están protagonizados por las altas torres que, junto con las de la muralla, formaban parte del sistema defensivo de la Villa y de los accesos a su interior. Los orígenes del edificio se sitúan en la primera mitad del siglo XIV, a iniciativa de Juan Alfonso de la Cámara, del linaje de los Altamirano, que fue camarero del rey Alfonso XI.
Luis de Chaves mediante importantes obras de remodelación, dio al edificio el empaque que hoy presenta y que hizo de él uno de los edificios más importantes de Trujillo en el siglo XV. Los escudos muestran las cinco llaves de los Chaves y las tres bandas ajedrezadas horizontales de los Sotomayor, desde que Luis de Chaves se casara con la hija del maestre de Alcántara, don Gutierre de Sotomayor.
Fue residencia de los monarcas católicos en sus estancias en la localidad; en enero de 1479, acogiendo a la corte y familia del rey don Fernando, este conoció la muerte de su padre, el rey Juan II de Aragón, celebrándose en la iglesia de Santa María solemnes funerales, con la presencia de los más destacados personajes de su corte. Así se convirtieron en reyes de la Corona de Aragón y la unieron definitivamente a la de Castilla. También fue residencia de los Reyes Católicos durante sus visitas a la ciudad en 1477 y 1479.
Asilo de ancianos
Fueron seis las hermanitas que iniciaron la obra en Trujillo. Sor Teresa de Jesús Jornet contó con el beneplácito de doña Josefa Fernández Montero, que fue la encargada de la fundación en Trujillo según consta en la cláusula décima de su testamento. Era albacea de don Francisco Villarroel Serrano y don José Navado, vecinos de Trujillo, propietarios del edificio palaciego. Asimismo, regaló las imágenes de Nuestra Señora de los Desamparados y Santa Marta, que fueron llevadas en procesión hasta el palacio el día de la fundación, tras la celebración de una misa mayor en la iglesia de San Martín.
El origen de la actividad del centro residencial como antiguo asilo para ancianos desamparados proviene de la testamentaría de doña Josefa Fernández Montero, otorgada el 22 de diciembre de 1887, en la cual lega, para que se estableciera en Trujillo, dos casas en la calle San Antonio, que fueron vendidas en 1893 para la adquisición del Palacio de los Duques de Noblejas, también conocido como Palacio de Luis de Chaves, comenzando el desarrollo y la actividad el Asilo de Ancianos el 1 de enero de 1894.
Hogar Santa Isabel
En el palacio de los Chaves permanecieron las hermanitas y los ancianos 71 años, hasta que, en 1965, siendo superiora la Hermana Antonia, se trasladaron al nuevo Hogar Santa Isabel, continuando la actividad en él número 22 de la avenida Reina María Cristina, en un edificio construido según las necesidades y exigencias de los nuevos tiempos, en un solar donado por doña Isabel Mateos Delgado, natural de Huertas de Ánimas. Esta bienhechora quiso ser monja, pero por enfermedad contraída en el noviciado de Valencia, en plena Guerra Civil, donó sus bienes y se entregó al cuidado de los ancianos.
El traslado fue necesario dadas las condiciones del Palacio de Luis Chaves, la mayor demanda de personas necesitadas y, como es habitual en esta congregación religiosa, la mejora de las condiciones y edificios que permitan un mayor confort y mejor salubridad e higiene a sus moradores.
El palacio de los Chaves fue vendido en 1962 por las Hermanitas en millón y medio de pesetas, y fue adquirido por la Congregación de Hijas de la Virgen de los Dolores, que consiguió una excelente restauración del edificio con la ayuda de Bellas Artes, con obras acometidas por Construcciones Abreu.
En esta andadura las Hermanitas de los Pobres de Trujillo han recibido múltiples donaciones desde su fundación e instalación en el palacio de Luis de Chaves. Por ejemplo, la cerca de la Ermita, otra en el sitio de los Charcones, otra cerca del sitio de Herederos, una parte de viñas con olivos en los Chabarcones, etc. Cuando se cerró el Asilo de Ancianos de Las Alberguerías en 1913 estos fueron llevados a la Residencia Santa Isabel de Trujillo, y doña Margarita de Iturralde, fundadora del Asilo de Las Alberguerías, dejó para el Asilo una casa valorada en 2.000 pesetas de la época y regaló una valiosa custodia.
En 1943 se celebraron solemnes cultos en el Palacio de Chaves por las Hermanas de Ancianos Desamparados que fundó la Madre Teresa de Jesús, para conmemorar los 50 años desde su instalación en el palacio.
El funcionamiento del asilo de ancianos ha sido continuo desde su inauguración en 1894 hasta hoy en día. El edificio actual ha recibido sucesivas obras de reforma y ampliaciones de pabellones desde 1965, llevándose a cabo un importante proyecto de ampliación en 1973, redactado por el arquitecto José J. Gutiérrez G-Ulecia, en el que se define el nuevo ‘ala de hombres’ que existe en la actualidad y un ala más, previo a esta, que no ha llegado a construirse, siendo el resto de la edificación similar a la actual, con las modificaciones propias de nuevas exigencias y adaptaciones.
En 1988 se llevaron a cabo reformas generales en toda la edificación, siendo apreciable una total similitud a la edificación actual, que afectaron de forma general a instalaciones, cubiertas y parte de las distribuciones interiores del asilo de ancianos. Las últimas intervenciones arquitectónicas se han llevado a cabo en 2016, bajo la dirección del arquitecto Javier María Díaz Plaza.
El 29 de enero de 1994 se abrió el Centenario del Hogar de Trujillo con una misa solemne celebrada en la iglesia de la Encarnación, con la presencia de 60 hermanitas y muchos ancianos, bajo la presidencia de la Madre Provincial y su Concejo. La celebración fue presidida por el obispo de Coria, Ciriaco Benavente, por vacante a la sazón de la sede placentina, y por otras autoridades civiles y militares. Durante varios días se celebraron varios actos en la ciudad.
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