Lanzarte
Para este número estival de la revista, qué mejor que acercaros la figura de uno de los artistas urbanos más en forma del panorama regional. Hablamos de Jonatan Carranza (Madrigalejo, 1980), alias ‘Sojo’. Arquitecto técnico de formación, encuentra sus orígenes artísticos a caballo entre Cáceres y Salamanca. Actualmente recorre muros y salas de arte mostrando sus trabajos, siempre vinculado técnicamente al dibujo, ya sea mediante la representación de arquitecturas efímeras o figura humana. Le hemos preguntado por su trabajo y esto es lo que nos ha contado.
Cerca ya de cumplir dos décadas de carrera desde tus inicios como parte del colectivo ‘Alto Contraste’, ¿recuerdas cuál fue tu primer contacto con el arte urbano?
Fue en 1993, junto a mi grupo de amigos. Nos gastamos el poco dinero que podíamos tener con 12 años en comprar cinco botes de espray y pintamos una pieza entre todos en la que se podía leer ‘posse’, fue genial.
Actualmente centras tu trabajo en dos líneas muy definidas, la estampación gráfica y el muralismo. ¿Qué factores comparten ambas técnicas y qué te da únicamente cada una de esas disciplinas al afrontar tu proceso creativo?
A priori no tiene nada que ver el grabado calcográfico con el muralismo, pero es cierto que muchas veces me encuentro rayando con el espray, buscando en los muros las mismas tramas que consigo con las planchas de cobre. Líneas que me definen volúmenes con poca información y que añaden vibración y atmósfera a la obra.
Con el grabado me adentro en el lenguaje del dibujo, definiendo los motivos de un modo muy descriptivo. Es quizás mi lado más íntimo, en el que he logrado materializar mi inquietud por las paradojas de lo cotidiano, y donde tiene presencia mi interés por los vacíos como parte descriptiva.
El arte urbano es mi lado pictórico. Me da la posibilidad de moverme en el color y sus matices. Tiene una componente de ‘monumentalidad’ que amplifica el discurso de la obra pero que, además, por darse en el espacio público, es un arte social y su realización es toda una responsabilidad que va más allá de la intimidad del estudio.
Paralelamente a tu formación en técnicas artísticas, en 2006 te diplomas en Arquitectura Técnica. ¿De qué manera influyen estos conocimientos en tu trabajo artístico?
Desde el punto de vista técnico muchas veces afronto la realización de los murales como un albañil, utilizando nivel, plomada, bota, metro y mucha geometría descriptiva, incluso Autocad en los previos.
Conceptualmente pienso que el arte urbano tiene la misma capacidad de transformación del medio que la arquitectura y, por extensión, la misma capacidad de influir en las personas que habitan esos espacios.
Como temática he reflejado desde el dibujo y el grabado mi visión de la arquitectura desde el lado de las paradojas.
Con el proyecto ‘Muro Crítico’ afrontas el arte urbano también desde el papel de gestor y comisario; ¿cómo ha sido la experiencia?
Positiva. En un proyecto como ‘Muro Crítico’ son muchas las variables para que cada mural sea óptimo. Tener ambos perfiles te da una mayor visión y la capacidad de sacar el mayor rendimiento posible, al menos en cuanto a la organización.
Por último, ¿cómo ves el sector artístico en Extremadura?
Creo que hay artistas extremeños muy interesantes en todos los ámbitos y los que viven en la región forman un grupo que crece, pese a la poca inercia cultural. Consumir arte aún no es algo normal, pero al menos empieza a haber un apoyo institucional, y no es poco.
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