Las tradiciones de Navidad no son muy diferentes en vuestro país y en el mío. Gastamos mucho dinero, aguantamos el ‘Jingle Bells’ y a José Feliciano y comemos demasiado. Vosotros, en Badajoz, jamón y embutidos extremeños; nosotros, en Colonia, el ganso de Navidad.
Sin embargo, me han sorprendido bastante el Caga Tió de Barcelona, el Olentzero de Vitoria y el Apalpador de Lugo. En Alemania tenemos desde La Selva Negra (blanca en estos días, como en la foto) hasta Hamburgo única y exlusivamente una figura: Santa Claus. Fecha para los regalos: 24 de diciembre. Y Melchor, Gaspar y Baltasar se llaman ahora Amazon, Amazon y Amazon Prime.
Hablando de internet, en el grupo de Facebook ‘Españoles en Colonia’ he preguntado qué piensan sobre nuestras costumbres de fin de año. Iván dijo: “Lo mejor de vuestras Navidades es el vino caliente (Glühwein) que sirven en los mercados. Sin lugar a duda”. Y Rubén me escribió: “No te puedo contestar porque nunca he pasado las navidades en Alemania. Pero los Weihnachtsmärkte (mercados de Navidad) no los tenemos en España y me encantan”.
Vale Rubén. Te entiendo. Los Reyes con tus padres en España. Claro. ¿Pero cómo te pueden gustar estos mercados de Navidad de mi ciudad? Los puestos frente a la catedral son cursis, la iluminación para huir, y el vino caliente con especias horrible. Prefiero un vino tinto de 15 meses en barrica de la Tierra. Botella de 75 cl. Lo menos caliente posible.
Y algo más tenemos en común. El ‘Gordo’, aunque aquí no es lotería. El ‘Gordo’ alemán es el brillante actor Dieter Pfaff (1947-2013). Con sus 120 kilos era el héroe de la serie de televisión ‘Der Dicke’ (El gordo), aunque su colega Ottfried Fischer pesaba aún mucho más, 190 kilos.
En este sentido: a por el jamón, a por el ganso. Feliz Navidad.
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