La entidad Plena inclusión Extremadura, que aglutina a las asociaciones de personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, reclama a las administraciones públicas locales recursos de conciliación para las familias de sus usuarios.
A punto de acabar el verano de 2018, Plena inclusión Extremadura ha observado que la inmensa mayoría de los campamentos veraniegos, urbanos, rurales y sus múltiples variedades, de inmersión lingüística, de deportes, de aventura, o de multiactividad, no están adaptados para personas con discapacidad intelectual, no son accesibles cognitivamente, y tampoco cuentan con los apoyos necesarios para realizar estas actividades desde una perspectiva inclusiva de respeto de los derechos de las personas.
Las familias de personas con discapacidad intelectual, especialmente las que tienen niños con largas vacaciones escolares, se encuentran en esta época con un problema familiar ante la imposibilidad de conciliar su vida laboral con las vacaciones de sus hijos.
El presidente de Plena inclusión Extremadura, Pedro Calderón, explica la situación: “este verano hemos recibido quejas de familiares de niños y jóvenes con discapacidad intelectual a quienes se les ha denegado su inscripción, porque el campamento en el que querían participar carecía de condiciones y apoyos necesarios para atenderles”.
Por ello, hace un llamamiento a los ayuntamientos de la región para que, “de ahora en adelante, cuando programen sus campamentos, se aseguren de que son inclusivos, y exijan a las entidades privadas organizadoras que cumplan esta condición”. El objetivo es que puedan atender a niños y jóvenes con discapacidad intelectual, teniendo previstos los apoyos necesarios.
Plena inclusión Extremadura, como movimiento asociativo que representa a la mayor parte de las personas con discapacidad intelectual de Extremadura, estima que deben ponerse a disposición de todos los ciudadanos los mismos recursos, sea cual sea su condición, tengan o no tengan discapacidad. De ahí la necesidad de que existan campamentos inclusivos, de los que también puedan beneficiarse los familiares que tienen hijos con discapacidad intelectual.
La carencia de campamentos inclusivos lleva a las asociaciones de personas con discapacidad intelectual a buscar recursos específicos para el colectivo, lo que constituye una autentica segregación, cuando en realidad es un problema social y estructural al que deben dar respuesta las entidades públicas.
