Te entiendo – Julia Cortés

Léelo en solo 3 minutos !!
Te entiendo
El lunes,  me levanté (como siempre)a las siete y curiosamente no escuché ( como siempre) el despertador de mi hijo. Me asomé a su habitación y lo llamé, pero ni se movió ni  contestó. Supuse que tal vez se quedó estudiando de madrugada porque este trimestre tiene prácticas en la universidad por la tarde. Quizá no tenga clase por la mañana- pensé- no insistiré porque se pone muy desagradable si le despierto sin necesidad.
No le habia preguntado (como siempre) a qué hora se tenía que levantar, ya que llegué muy tarde de mi viaje a Guadalajara.
Fui a casa de mis padres para recoger a mi madre para ir las dos después a buscar a mi padre al residencial y llevarlo al hospital  Infanta Cristina donde tenía consulta con el neurólogo.
Una vez más, mi sexto sentido me avisa que mi hijo no está bien. Es diabético y no lleva un buen control de la enfermedad. Come cuando quiere, lo que quiere y cómo quiere. Seguramente, ahora mismo tiene una hipoglucemia porque su última conexión al watsap es a la 1, 47h y ni contesta a mis mensajes ni escucha mi llamada.
Bueno, le digo a mi hija, que siempre está en casa, que le dé algo de comer y enseguida se le pasa- me tranquilizo.
Mi hija tampoco contesta ni al watsap ni a la llamada. Comienzo a ponerme nerviosa y me cuesta trabajo concentrarme cuando el neurólogo me pregunta sobre el estado mental de mi padre.
Mi hija escribe que no está en casa. Le digo que regrese enseguida y me contesta que no puede.
Miro el reloj cada cinco minutos, llevamos en el hospital más de hora y media y sé que la hipoglucemia va a peor.
El neurólogo realiza un montón de pruebas a mi padre y yo lo agradezco porque es una cita que llevamos esperando meses, pero quiero que se aligere.
Para resumir y no extenderme más, regreso a mi casa para comprobar que, efectivamente,  mi hijo ha sufrido una  hipoglucemia y que mi hija, que también acaba de llegar, le ha dado con dificultad un par de galletas porque él se ha puesto muy violento.
Los que hayan conocido de cerca a un diabético tipo I sabrán que es una reacción normal después de una hipoglucemia.
Han sido muchos episodios los que he tenido que vivir con él y con otro de mis hijos, también diabético, en los que alguna vez han entrado en coma y hasta he tenido que reanimarlos antes de llegar los servicios de emergencia.
Esta vez no ha sido demasiado grave y a los pocos minutos mi hijo se levanta de la cama sin mayores consecuencias.
Suspiro aliviada y por esta necesidad comunicativa que tengo, publico en facebook un estado en el que comento suscintamente mi ánimo.
Enseguida me llegan comentarios de mis contactos, sé que me aprecian como yo a ellos. Consejos, explicaciones sobre la enfermedad, que desgraciadamente tan bien conozco, y solo una aportación inteligente (curiosamente de alguien que vive con un diabético):
– Te entiendo.
¿Por qué nos resulta tan difícil no aconsejar y decir sencillamente esas dos palabras?
Cuando alguien lo está pasando mal no suele estar buscando un consejo, mucho menos una reprimenda que le haga sentirse peor de lo que ya estaba, solo busca un abrazo, un beso, un hombro, un te entiendo.
Julia Cortés Palma