Reyes Abades. El mago del cine español. Grada 105. Perfil

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Felipe Ferrín

Reyes Abades, natural de Castilblanco (Badajoz), lleva cerca de medio siglo dedicado a los efectos especiales. Reconocido internacionalmente por sus premiados trabajos en el mundo cinematográfico, ha trabajado en multitud de formatos, entre los que destacan los eventos en directo, como los Juegos Olímpicos de Barcelona o la Expo del 92, series y programas de televisión, anuncios publicitarios, conciertos y simulacros. Reyes ha ganado nueve premios Goya por sus trabajos en la gran pantalla, varios premios internacionales, la Medalla de Extremadura en el año 2000, la Medalla de Bellas Artes en 2010 y además es hijo predilecto de su pueblo.

Foto: Pol García
Foto: Pol García

En primer lugar, háblenos de sus recuerdos de Extremadura.
Mis recuerdos de Extremadura son complicados porque mi niñez fue muy dura, pero a la vez eso me ha hecho superarme en la vida. Cuanto peor te trata la vida más aprendes a defenderte. Si separamos este asunto, yo tengo un buen recuerdo de mi tierra porque aprendí muchísimas cosas, y me ha formado y me ha convertido en lo que hoy soy. La llevo muy dentro, es la tierra de mis padres y mi familia, mis amigos son de allí. Conozco gran parte del mundo y Extremadura es dónde encuentras la paz, la tranquilidad y a las mejores personas.

Ahora bien, tenemos que gritar más fuerte.  Las demás regiones han seguido mejorando y prosperando y nosotros, quizás por esa timidez, hemos permanecido callados. Nadie es más que nosotros y se nos tiene que reconocer como nos merecemos. El orgullo extremeño tiene que salir de todas las personas que formamos esta bella región.

¿Cómo comienza su carrera profesional?
En Castilblanco, mi pueblo, había dos cines, y a mí siempre me llamó la atención cómo morían los personajes y la semana siguiente veía otra película y volvía a estar el mismo actor en la pantalla. Mi carrera profesional comienza por accidente, de manera literal.  A los 15 años me fui a Francia, tuve un accidente y conocí a una persona que se dedicaba a los efectos especiales, Manuel Vaquero. Le gustó mi forma de afrontar la vida, me decía que era un “chico de pueblo espabilado” y así crecí en este sector. Prácticamente sin formación académica pero con muchas ganas e ilusión por lo que hacía. Me monté en un tren del que sabía que nunca me iba a bajar.

La formación siempre es importante, pero las ganas e ilusión, en muchos casos, te hacen avanzar hasta tus objetivos, ¿No es así?
Totalmente de acuerdo con esa afirmación. Yo mismo me presenté a un trabajo en el que exigían alto nivel de inglés sin apenas saber cinco palabras, pero sabía que podía suplirlo con trabajo. Esa frase me define tanto que de mi empresa de efectos especiales han nacido otras cuatro sociedades fundadas por trabajadores míos a los que les he inculcado ese pensamiento. Hay que ser un luchador nato para vivir de este trabajo, es una forma de vida.

Foto: Cedida
Foto: Cedida

¿Considera el mundo de los efectos especiales una profesión complicada?
Muy complicada, es un mundo de mucha tensión. En nuestro trabajo, sobre todo en eventos en directo, o triunfas o fracasas. Aquí no hay segundas oportunidades y tienes que soportar mucha presión y ser una persona resolutiva ante los problemas.

¿Con el paso de los años se aprende a convivir con la presión?
Hay que tener en cuenta que voy camino de los 49 años de profesión. Trabajar todos los días con miles de proyectos de todo tipo te ayuda a familiarizarte con esa fórmula de trabajo, pero es algo que siempre está ahí e incluso es necesario que siga ahí. Yo siempre digo que llegar a lo más alto es relativamente sencillo, lo complicado es mantenerse, y para ello nunca puedes bajar la guardia.

Pero los efectos especiales seguro que también tienen su parte positiva.
No cabe duda. La parte más gratificante es conseguir los objetivos después de tanto trabajo, lucha y sacrificio. En el momento que se está rodando y el efecto sale correctamente la satisfacción es infinita. Es un trabajo cambiante, en el que cada día te enfrentas a un reto distinto.

¿Qué piensa que diferencia a ‘Reyes Abades’ del resto de empresas de efectos especiales?
Ya lo dice nuestro lema, ‘somos resolutivos’. Es la virtud más importante en mi trabajo. Junto a ello, lo que más valoramos es la seguridad. De hecho es en lo que empleo más horas de mi tiempo. Lo más importante es la seguridad de todas las personas que están en el rodaje y un efecto nunca puede poner en peligro la integridad física de nadie. Mi máximo objetivo profesional siempre ha sido no tener ningún accidente rodando. Es cierto que hemos tenido dos pequeños sustos, pero también es cierto que yo no estaba delante, me considero un enfermo de la seguridad.

Foto: Pol García
Foto: Pol García

¿Cómo se consiguen tantos éxitos en el mundo cinematográfico?
Con el mejor equipo que uno puede tener. Los comienzos siempre son duros, yo recuerdo que mi mujer me ayudaba por las noches haciendo las botellas en la cocina que al día siguiente teníamos que romper. Unos años después contaba con un equipo de profesionales que siempre han estado a la altura, y el mérito de Reyes Abades es también suyo. Para trabajar aquí hay que soportar esa tensión de la que hablábamos y mi equipo y yo hemos soportado grandes dosis de esas exigencias de la profesión. Siempre que viajamos para llevar a cabo cualquier proyecto llevamos una sola idea en la mente, hacerlo a la primera.

¿Con qué película se ha sentido más cómodo? ¿Cuál recuerda con más cariño?
Película cómoda no hay ninguna. He hecho más de 400 películas y me hubiera gustado tener alguna cómoda. Por ejemplo, ‘Los Santos Inocentes’ parecía una película tranquila, sin mucho efecto, y luego resultó ser una de las más problemáticas. Había nieblas, un pájaro que había que hacerle entrar en escena en determinados momentos y de distintas formas… la situación se iba complicado.

Películas a las que guarde cariño la verdad es que hay muchas. ‘Los Santos Inocentes’ es una de ellas; ‘El Dorado’ es otra, sin duda; ‘Walter’, de Pilar Miró, ‘Alatriste’, o una que acabo de hacer con Tano (Agustín Díaz), que se llama ‘Oro’. Son películas complicadas pero en las que trabajas con un equipo de personas impresionante. La figura del director es importantísima, tiene que saber dejar ser quien eres para que aportes todo lo que tienes dentro. Cada película tiene su vida, su entorno, su contexto. Recuerdo ‘Miss Caribe’, con pocos efectos, pero muy dura porque la hicimos en un río de México. Hay muy buenos recuerdos pero también los hay malos, de todo se aprende.

Reyes Abades es reconocido mundialmente por los trabajos cinematográficos, pero su trabajo llega mucho más allá de la gran pantalla.
Hay mucho más allá de las películas, es cierto. Desde los Juegos Olímpicos de Barcelona hasta la Expo del 92, para la que trabajamos durante 14 meses. Hemos hecho espectáculos en distintos campeonatos mundiales de varios deportes, hemos trabajado los efectos especiales de las giras de Mecano o Alejandro Sanz, hemos hecho muchos programas de televisión, como ‘El Juego de la Oca’, anuncios publicitarios e innumerables trabajos puntuales de todo tipo.

Foto: Cedida
Foto: Cedida

Y con este currículum, ¿qué le queda por hacer?
Yo quiero seguir haciendo lo que he hecho hasta ahora. Dentro del mundo de los efectos especiales cada trabajo es distinto, por eso siempre quedan cosas nuevas por hacer. Cada vez que un guionista nos presenta un proyecto nuevo trabajamos en una nueva historia que hay que convertir en real, por eso en mi trabajo siempre hay sorpresas. Cada película es un reto.

¿Tiene proyectos próximos en Extremadura?
Hemos tenido la opción de trabajar en una serie hace poco tiempo pero por distintas circunstancias no hemos podido. La verdad es que Extremadura es una tierra muy especial para trabajar el cine y creo que entre todos debemos explotarla mucho más. Cada vez que hemos tenido la oportunidad de trabajar en Extremadura me ha encantado la experiencia y siempre estoy esperando recibir nuevos proyectos en la región. Extremadura tiene que ser un plató de cine porque se lo merece y vale para ello.

¿Qué sintió al recibir la Medalla de Extremadura en el año 2000?
Si te digo la verdad, que te den un premio en el mundo del cine es lo normal si te dedicas a esto. Ahora bien, si recibes un premio por representar al pueblo extremeño es un honor indescriptible. Realmente no tengo palabras para expresar mi gratitud por la Medalla. Que tus paisanos te elijan entre miles de grandes personas para recibir un galardón de tal calibre es lo más a lo que puedo aspirar.

Al igual que tener la oportunidad de dar el discurso final el pasado 7 de septiembre en el mismo acto, fue una responsabilidad enorme pero siempre lo recordaré como un gran privilegio. He sido reconocido como alguien importante en Extremadura sin serlo, o al menos así lo entiendo yo. Muchos me preguntaron que cómo me había emocionado al final; la pregunta que yo les hacía era que cómo no iba hacerlo si tenía 15 minutos para hablar a toda mi región sobre lo espectaculares que somos.

Me siento muy orgulloso y más que reconocido en mi tierra, y solo puedo decir que he tenido una gran suerte.

Foto: Pol García
Foto: Pol García

¿Qué opina sobre proyectos extremeños como la revista Grada?
La revista Grada tiene algo muy importante, responsabilidad. La responsabilidad es algo que todos tendríamos que asumir, tanto las empresas como las personas. A nosotros nos gusta hacer al menos dos eventos al año en beneficio de distintos colectivos en riesgo de exclusión social. Son acciones humildes pero que significan mucho para muchas personas. La revista Grada es un gran ejemplo de responsabilidad y concienciación social. Desde aquí yo animo a las instituciones y a las empresas privadas a colaborar y participar en proyectos de este tipo, tan importantes para la sociedad en la que vivimos.

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