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Ojalá no existiera el jazz. Grada 157. José Luis Garralón

Ojalá no existiera el jazz. Grada 157. José Luis Garralón
Foto: Unsplash. Álex Zamora
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Si no hubiera existido la esclavitud en los Estados Unidos la música popular tal y como la conocemos hoy sería algo muy distinto. Pero existió. Incluso hoy sigue existiendo otra aberración que comparte la misma naturaleza, el racismo, el sentimiento de supremacía blanca frente a otro color de piel.

De los más de 12 millones de africanos que fueron desgajados de sus vidas, de sus familias, de sus costumbres y trasladados como meros objetos a América, muriendo a chorros en aquellos barcos negreros, unos 600.000 recalaron en las haciendas y en las posesiones blancas de Estados Unidos. Tratados como animales, hasta que la esclavitud fue legalmente abolida en 1866. La esclavitud, no el racismo. Todos sabemos que sigue habiendo un terrible sentimiento de supremacía blanca, practicado con más o menos impunidad.

Pero esta aberración histórica ha dejado un legado inmenso e inabarcable, la música popular tal y como la reconocemos hoy. A los esclavos no se les permitía cantar y bailar en las plantaciones su propia música. Pero el látigo no consiguió que se callaran.

Así fueron surgiendo estilos musicales que amalgamaban las tradiciones africanas con la música europea de los colonos. Surgen los dos primeros estilos musicales propiamente ‘negros’: las canciones de trabajo y los espirituales. Y de ahí fueron surgiendo estilos que, interactuando con otros ritmos ‘blancos’, nos han ido llevando a la música popular tal y como la conocemos hoy. El rock es hijo predilecto del jazz; el soul, el rhythm and blues, la música disco, la bossa nova, gran parte de los ritmos caribeños… todos nacen del jazz.

La música, el ritmo, la participación comunitaria supuso una liberación para aquellas personas sojuzgadas y reprimidas. Eduardo Galeano tiene una frase sublime: “La música más libre del mundo nació entre los esclavos”.

Desde lo más profundo del dolor humano, aquellos hombres y mujeres nos devolvieron las torturas en forma de música. Para disfrutarla. ¿Se puede pedir más generosidad?

José Luis Garralón
Profesor jubilado del Área de Comunicación Audiovisual
Universidad de Extremadura

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