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A Curro López la vida se le puso patas arriba y le cambió la escala de valores siendo muy joven. “Soy uno más de Badajoz. Tengo 42 años, soy nacido, criado y estudiado en Badajoz. En cuanto a mi carrera, he ido un poco ‘dando tumbos’, he intentado hacer siempre lo que me gusta. Me he reciclado varias veces. Empecé en una empresa de formación, llegué a tener mi propia empresa, aprendí, trabajé. La crisis de 2008 me llevó por delante. Salí de la formación no reglada y empecé en el mundo del deporte, dando clases de ‘spinning’, me formé como gestor y ahí estoy”.
La dedicación al deporte le llegó como algo natural: “practiqué fútbol, baloncesto, deportes de raqueta, fui árbitro de baloncesto 11 años. Cuando mi padre enfermó dejé el baloncesto, me centré en él y en el trabajo. Digamos que el aspecto profesional del deporte llegó después de la etapa de la enfermedad de mi padre, pienso que por casualidad. Dar clases de ‘spinning’ me ayudó físicamente. Me formé como instructor, contacté con mi empresa actual y empecé mi dedicación profesional al deporte con la llegada de mi empresa a Extremadura”.
Descubrió que el deporte podía ser solidario por casualidad: “yo soy persona de muchas casualidades, me voy encontrando con las cosas por azares del destino. El año que abrió mi empresa en Badajoz quisimos hacer un evento de promoción del gimnasio, tuvimos que hacerlo con la colaboración de Decathlon y lo que recaudamos lo donamos. Vimos que llegamos a movilizar a 200 personas. Al año siguiente se lo propusimos al centro comercial El Faro y les gustó mucho, no solo el evento, sino que fuese solidario. Así la idea empezó a crecer y hasta hoy, desde 2016”.
“A nivel personal tuve un proyecto solidario con ELA Extremadura, por mi padre, por el tiempo que me di para asumir lo vivido y que mi padre ya no estaba. Y fue mi forma de darle las gracias a él y hacer lo que no pude hacer por él. Creé un pequeño equipo ciclista y hacíamos retos solidarios para luchar contra la ELA. El equipo ‘pedaELA’ estuvo tres años pedaleando, queríamos llamar la atención de empresas y aficionados a la bici para recaudar fondos contra la ELA”.
“Pero el evento más grande es ‘Zumbando’. Es el que más rendimiento da. La idea partió de otro compañero y de mí. Después mucha gente se ha ido sumando a las dos empresas principales que lo soportan, el centro comercial El Faro y Altafit”.
Al realizar una actividad benéfica hay que tener claro que “económicamente no es viable. ‘Zumbando’ es un evento a pérdidas, pero benditas pérdidas. Tendríamos que cobrar mucho más para no perder dinero, pero lo grueso de la recaudación llega de los patrocinadores que se unen a algo tan ‘chulo’. Todo lo que recibimos lo donamos. Es complicado hacer eventos solidarios, pero son necesarios para visibilizar causas sociales”.
“La ELA, las personas con inteligencia límite, el cáncer infantil, el cáncer, el Alzheimer, el síndrome de Down, y este año la discapacidad física e intelectual con Aspace de Badajoz y Appacdm de Elvas, son algunas de las causas que apoyamos”.
“‘Zumbando’ me lleva la mayor parte del tiempo de marzo a septiembre. Siempre prometo no repetir, por la tensión y el estrés que genera. La semana posterior al evento siempre estoy enfermo, pero llegas a la tarima después del trabajo, ves lo que somos capaces de hacer las 30 personas vinculadas, lo que se recauda y a la gente que podemos ayudar, el momento en que damos el cheque a la asociación correspondiente… y piensas que merece la pena el esfuerzo y que hay que volver”.
“Animar a la gente a participar es complicado. Decirle a alguien que no baila que se anime… El 70% de nuestros participantes vienen solo por la que liamos. No es venir y estar tres horas haciendo zumba, una actividad super sencilla, es que pasan muchas cosas. Un año pintamos de colores El Faro, otro hubo ‘fuego frío’, otro apagamos toda la iluminación y encendimos luz ultravioleta… hasta el que no baila se divierte muchísimo”.
Este año estarán los chicos de Aspace disfrutando como les apetezca. Animamos a todos los lectores a unirse y bailar un rato, pasarlo bien y ayudar a los demás.
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El festival también incluye un amplio programa de actividades paralelas durante el mes de noviembre, como el programa ‘Cine y escuela’ en el Centro Cultural Alcazaba, con proyecciones para escolares; el taller práctico ‘Diseñar para la cámara’, impartido por el director de arte Damián Galán Álvarez, los días 8 y 9 en la Sala Trajano; un concierto el 16 de la Banda de Música de Mérida en el Centro Cultural Alcazaba; o la exposición de los 20 carteles oficiales del festival del 17 al 30 de noviembre en el mismo espacio.