Allá por el 1 de marzo de 2011 tomé la decisión de montar mi propia empresa, en la cual pudiera ejercer mi pasión de conducir y viajar. Como cualquiera que arriesga montando algo, hay miedos e incertidumbres que te hacen pensar, pero, una vez decidido, lo que queda es soñar con los servicios y trabajos que puedas tener.
Después de 13 años se ha hecho realidad, y con creces, ya que, entre los servicios que hacemos habitualmente a nuestros clientes, muchos de ellos ya fijos, ha surgido un viaje muy especial en el que nos hemos involucrado por una causa que bien lo merece; he hecho una visita a nuestros amigos los valencianos, que todos sabéis perfectamente por lo que están pasando.
Con mi dilatada experiencia, más que para un libro tengo para una enciclopedia de aventuras y desventuras en la carretera. Sueñas con llevar artistas, sueño cumplido; sueñas con llevar personajes, más que cumplido; sueñas con llevar gente de tu ciudad, igualmente y con mucho gusto; porque además está lo que se aprende a lo largo de tantas horas de compartir el coche.
Este viaje a Valencia es uno de los servicios más especiales que he hecho, y por el cual me siento bien orgullosa y satisfecha, hasta el punto de que probablemente se repita. Un viaje especial, por el cual te sientes muy bien, aunque tengo que reconocer que me dejó tocada, porque es tremenda la tragedia, que ni todas las televisiones del mundo son capaces de acercarse a la realidad; solo bajarte de la furgoneta, respirar ese olor característico de barro, de podredumbre… lo peor me lo reservo. Ver coches volcados, restos de muebles y otras muchas cosas, te permite hacerte una idea de lo vivido; y, sobre todo, encontrarte con la gente que ha vivido en primera persona esta tragedia y que te cuente cada uno su historia, a cuál más dramática. Igualmente impone el silencio que hay a tu alrededor, sabiendo todo lo que ha pasado y lo que ven tus ojos.
Por otro lado, es impresionante cómo te reciben, cómo se les nota lo que han pasado, se llenan de alegría, emoción a flor de piel, te abrazan, te tratan como si te conocieran de toda la vida. Es imposible no emocionarse, por algo llevaba más de un paquete de pañuelos y si me descuido aún me hubieran hecho falta más.
Todo empezó cuando se puso en contacto con mi empresa, por parte de CorazonEx Solidarios de Extremadura, su presidente, Alberto Covarsí, y su director y coordinador de proyectos deportivos solidarios, José Lorenzo. En cuanto me explicaron el objetivo ni lo dudé, inmediatamente me puse en marcha para preparar dicho viaje en colaboración con mi amigo José María Encinar, gerente de Aval Rent a Car, gracias al cual pudimos contar con una furgoneta. Hubo más empresas que colaboraron con enseres de primera necesidad para los damnificados por la dana, como La Bodega de Santa Marina y Toldos Cele Cele, así como mi amigo Héctor, quien desinteresadamente se ofreció para acompañarme y hacer el viaje un poco más ameno, ya que eran muchas horas de ida y otras tantas de vuelta.
Íbamos cargados de pañales, artículos de higiene y comida para bebés, pero sobre todo íbamos cargados de ilusión y esperanza para animar en lo posible a esa gente que lo ha pasado y lo está pasando tan mal. Un viaje para el recuerdo que, por su causa y dada la magnitud de la tragedia, a buen seguro repetiremos en breve, para reponer todo aquello que se haya consumido. Si alguien quiere colaborar, solo tiene que ponerse en contacto a través de mi empresa y estaremos encantados de volver a llenar esa furgoneta y seguir ayudando a quienes tanto lo necesitan. De verdad que ha sido muy grande la tragedia y toda ayuda será poca.