Casi un millón de niños españoles dirige cada día la mirada a sus madres: “Mamá: tengo hambre”. Ni mamá ni papá pueden darle ya de comer por sí mismos, porque nada hubieren. Los ingresos insuficientes no cubren sus necesidades básicas. La situación de miseria y desnutrición infantil a nivel nacional se agrava. Carecen de alimentación adecuada, de vivienda digna, de educación de calidad, de servicios básicos de salud… Las consecuencias son devastadoras en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de estos niños, y perpetúan el ciclo de la pobreza.
España lidera el índice de pobreza infantil y el incremento del umbral de pobreza para 2025: hasta 11.944,88 euros anuales para un hogar unipersonal, según Fundación Madrina, que tiene como objetivo repoblar zonas rurales de España y proporcionar nuevas oportunidades a familias que luchan por sobrevivir en las grandes ciudades con presencia de niños.
Unicef, Eurostat y la Unión Europea han advertido que nuestro país lidera la tasa de pobreza infantil en el continente. El último informe del Índice de Miseria, elaborado por el Instituto Juan de Mariana, situaba a España a la cabeza, con un 14,7% en diciembre de 2024, dato que supera la media europea en 8,8 puntos en julio del mismo año. La necesidad de que dos salarios son cada vez más imprescindibles para la supervivencia mensual de un hogar evidencia la fragilidad económica de muchas familias y la dificultad de criar a sus hijos en condiciones dignas.
Ante esta situación, Fundación Madrina recomienda implementar un plan integral contra la pobreza infantil; fortalecer las políticas de apoyo directo a las familias con menores a su cargo; fomentar la creación de empleo de calidad, salarios dignos y la conciliación; e invertir en educación y la lucha contra la exclusión social al menos un 7% del PIB.
De otro lado, la tasa Arope (indicador que mide el grado de porcentaje de la población en riesgo de pobreza o exclusión social en España) se situó en Extremadura en el 32,4% en 2024, según los últimos datos disponibles. Esto quiere decir que tres de cada diez extremeños están en riesgo de pobreza o exclusión social, aunque la tasa se ha reducido en 4,5 puntos en los dos últimos años.
La consejera de Salud y Servicios Sociales de la Junta de Extremadura, Sara García Espada, destacaba en abril pasado, durante el XVIII Encuentro Estatal de Participación de la Red Europea de la Lucha contra la pobreza, los datos de reducción de la tasa Arope en la Comunidad, y apuntaba a la necesidad de una inversión real en programas que atiendan las necesidades de los más vulnerables.
El futuro de los niños está en juego. Es necesario garantizar un futuro digno para ellos, porque ellos serán el futuro. ¿Y qué futuro le legaremos si no tienen el alimento del presente?