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La Plataforma del Tercer Sector de Extremadura ha celebrado la décima edición de su jornada anual en la Facultad de Ciencias de la Documentación y de la Comunicación de la Universidad de Extremadura.
Bajo el título ‘El Tercer Sector frente a los bulos. Estrategias para una comunicación veraz y socialmente responsable’, explicar cómo se presentan los bulos, qué efecto tienen y cómo luchar contra ellos fueron las ideas alrededor de las cuales giraron las diversas ponencias y mesas redondas.
En la apertura del acto, que contó con una amplia representación institucional y social, la presidenta de la Plataforma del Tercer Sector, Carmen Pereira, tuvo palabras de homenaje hacia el expresidente Guillermo Fernández Vara, por su sensibilidad social y atención a los colectivos más desfavorecidos, por creer en el consenso y el diálogo y en las políticas sociales.
También conmemoró el décimo aniversario de la ley extremeña del tercer sector, al que definió como ‘un enorme grupo de personas empeñado en mejorar la vida de la gente’. Además, recordó el terrible efecto de los bulos durante la dana de 2024 en la Comunidad Valenciana, dirigidos a sembrar dudas sobre entidades asistenciales y generar odio; estimó que los bulos solo pretenden minar la credibilidad, y frente a ellos “lo mas revolucionario es la verdad”. “Utilicemos sus mismas armas para abrir paso a la verdad, que, aunque se la niegue, sigue existiendo”, concluyó.
El decano de la Facultad, Daniel Martín, agradeció a la Plataforma que hubiesen elegido su facultad para reunirse: “la Facultad tiene voluntad de integrarse en el tejido social de Badajoz”. Reconoció la asistencia de estudiantes que se están formando para que aprendan a combatir los bulos. Explicó que la pandemia del coronavirus fue el punto de eclosión de los bulos, aunque estos existan desde el principio de los medios informativos. “Los periodistas hemos de tener herramientas suficientes para combatir y enseñar a la ciudadanía a combatir la falta de criterio a la hora de asimilar una noticia, y debemos contrastar una noticia antes de compartirla”, afirmó. “El periodista debe enseñar a la sociedad a tener pensamiento crítico, con una educación mediática que ha de impregnarse en la educación desde los inicios; debemos ser personas integras, que se pongan en lugar de la ciudadanía”, remarcó.
La secretaria general de Servicios Sociales, Inclusión, Infancia y Familia de la Junta de Extremadura, María Teresa Angulo, definió a los bulos como “informaciones falsas para manipular a las personas, especialmente dañinos cuando hacen referencia a los colectivos más vulnerables, que son los que mas deben ser protegidos”. Los bulos pueden llevar a tomar decisiones médicas erróneas, o a formar opiniones erradas sobre las personas o colectivos; pueden quebrar la confianza en instituciones que trabajan para los demás, haciendo que se resienta el apoyo social. “En la era digital se difunde la información muchas veces de forma incontrolada, y los profesionales de la información debéis reivindicar la importancia de la formación y hacer gala de veracidad y objetividad; tenéis la responsabilidad de difundir información veraz, precisa y objetiva; debéis ser conscientes de vuestra responsabilidad para verificar la información; la sociedad debe tener educación mediática para que las personas puedan evaluar críticamente la información que reciben y formar su propio pensamiento crítico”, señaló. Las administraciones deben informar de forma correcta y veraz sobre todo lo que afecta a los ciudadanos. “Debemos tener todos en consideración que el lenguaje puede ser una herramienta mal utilizada para perpetuar la exclusión y la discriminación; debemos ser conscientes de qué palabras usamos, y evitar términos ofensivos y estigmatizantes, sobre todo los responsables públicos; nuestros mensajes deben fomentar la inclusión, la solidaridad y la diversidad”, reafirmó.
La presidenta de la Diputación de Badajoz, Raquel del Puerto, destacó el papel de las entidades a la hora de hacer una sociedad mas justa, inclusiva y solidaria, objetivos que comparte la institución provincial. Comentó que se han duplicado los fondos destinados al tejido asociativo de carácter social: “La colaboración nace de la escucha y el dialogo, que fortalecen al tercer sector y lo sitúan como un factor clave en el diseño de políticas más equitativas”. “A estas alturas ya nadie duda que la difusión de los bulos solo busca la pérdida de confianza en las instituciones, que se creen barreras hacia ellas; hay que invertir tiempo en responder bulos y ataques, y fortalecer las estrategias de comunicación; Parece fácil y no lo es, todos debemos ser participes a la hora de terminar con las falsas noticias”, añadió.
El delegado del Gobierno en Extremadura, José Luis Quintana, mostró su desconcierto por cómo personas a las que se cree debidamente formadas dan pábulo a bulos absurdos, como culpar a los objetivos de la Agenda 2030 de la ONU de los incendios forestales en Extremadura. “¿Alguien puede estar en contra de la sanidad para todos, de la educación para todos, de acabar con el hambre en el mundo? Hemos de reflexionar por qué hemos llegado a tal punto de desinformación que ya no sabemos cuál es la verdad y cuál es la mentira”, afirmó. A su juicio, muchos de los bulos traspasan la línea del odio: “parece que la moderación es algo del pasado”. El desprestigio a base de bulos empezó, en su opinión, con los partidos políticos y las organizaciones sindicales, y ha llegado a las entidades sociales. “Ahora prima la individualidad, el peor enemigo de la solidaridad; se busca enfrentar a las generaciones, y reconozco que no sé cómo combatir esto; es difícil sacar a la gente de bulos que, curiosamente, nadie ha comenzado, pero tenemos que conseguir que reine la verdad en los medios de comunicación, aunque algunos prefieran aquello de que la realidad no te estropee una noticia; debéis seguir defendiendo vuestros proyectos colectivos y no dejaros minar la moral por el individualismo de nadie”, concluyó.

‘Narrativas desinformadoras sobre el tercer sector’ fue el título de la ponencia defendida por la periodista y editora de información de Maldita.es Natalia Díaz. “Debemos dejar de hablar de desinformación y de ‘fake news’ (noticias falsas). Desinformación es la creación de contenidos con motivación que puede ser ideológica, económica o sembrar el caos. Hablamos de cadenas de WhatsApp, de cadenas de audios, de videos que se difunden descontextualizados, o incluso contenidos creados por inteligencia artificial. Contra esto os tocará trabajar a los periodistas del futuro con información de calidad y contrastada”.
“Motivos para desprestigiar a las organizaciones del tercer sector puede haber muchos; uno de ellos sería que defienden a los colectivos a los que se quiere atacar, y que llevan a cabo políticas que van en contra del ideario de los desinformadores. ¿Cómo lo hacen? Con las redes sociales, que facilitan y acercan la información, pero se acrecienta también la desinformación por la rapidez y facilidad de extensión. Ejemplos claros de desinformación se dieron abundantemente en la dana de Valencia, cuando Cruz Roja sufrió bulos de que no estaban ayudando, mediante imágenes descontextualizadas. Otro ejemplo de bulo es el que hizo mención de que solo se ayudaba a ciudadanos migrantes, que el dinero donado se destinaba a Gaza, que solo se daba comida a gente no española y católica. Se trata de enfrentar a grupos sociales. Esto es una pequeña muestra de la infinidad de bulos que circularon y circulan sobre menores extranjeros, minorías inmigrantes, falsas comparaciones entre prestaciones, las ayudas alimentarias que ‘acaban’ en la basura, etc. Hay infinidad de ejemplos”.
“Cuando los bulos se producen en medio de una campaña solidaria los efectos pueden ser terribles. Afectan a Cáritas, a Banco de Alimentos, etc. Nadie queda a salvo de acusaciones como vender la sangre donada, estar ocultando información secreta sobre vacunaciones y desinformaciones varias. ¿Cómo combatirlas? Los difusores de bulos utilizan en muchas ocasiones términos alternativos para pasar los filtros de las plataformas. Utilizan todas las plataformas de comunicación, canales de difusión, donde pueden favorecer la retroalimentación del odio. El miedo es una de las bases de estos mensajes, porque apelan a las emociones, la seguridad, las libertades. Y las plataformas buscan que estos contenidos se comenten, aunque sea para desmentirlos. Mejor no hacerlo, porque los desmentidos se convierten en publicidad para ese contenido. Las plataformas han de mejorar la moderación de las publicaciones, especialmente en situaciones de tensión social, porque la desinformación cala y crea opinión, e incluso influye en la democracia. La sociedad civil ha de asumir la lucha contra la desinformación, porque todos estamos expuestos a ella”.

‘Cómo afrontar la desinformación desde las organizaciones sociales’ fue la mesa redonda moderada por la periodista y trabajadora de la ONCE Susana Mangut, y que contó con la participación del presidente de la Asociación de la Prensa de Cáceres, Javier Álvarez; el responsable de Comunicación de Cáritas Badajoz, Eduardo Márquez; y la responsable de Comunicación de Plena inclusión Extremadura, María Serra.
Las intervenciones comenzaron con una reflexión sobre cuánto ganaríamos todos si el tiempo que se invierte en desinformar se invirtiese en informar bien. En opinión de Susana Mangut, la información social es “especialita”, porque nos habla de personas, nos mueve el corazón. Con ella hay que ser más cuidadoso, porque va a crear conciencia, a construir sociedad. Los parámetros a seguir para difundir esta información deben ser que sea rigurosa y veraz, y tener presente que esa tarea tiene impacto en las personas; hay que añadir contexto y humanidad. En esta información es imprescindible verificar y respetar la dignidad de las personas, que no son casos ni números, son sujetos de derecho. Hay que evitar sensacionalismo y explicar el contexto de la noticia. Informar con responsabilidad también es una forma de transformar la realidad. Por lo que respecta a las personas con discapacidad intelectual, un colectivo informativamente muy castigado, se ha de utilizar un lenguaje especialmente respetuoso, evitando la adjetivación innecesaria. Se puede y debe transmitir una imagen de normalidad, huyendo del paternalismo. Hay que normalizar la vida de las personas con discapacidad intelectual.
“A pesar de los pesares, no todo el mundo es informador”, recordó. Las redes sociales no siempre son fuente fiable de información, por su propia naturaleza. Hay que multiplicar el cuidado a la hora de publicar ciertas informaciones. “En la información social debemos pensar en las consecuencias que tendrá”. Un periodista profesional tiene las herramientas adecuadas para objetivar la realidad. El papel que deberían jugar los responsables de comunicación del tercer sector para luchar contra las mentiras es convertirse en una fuente fiable para los medios, para que acudan al origen de la noticia, realizar acciones de formación para la prensa, ya que no siempre el escaso número de informadores controla todos los temas. Se debe actuar con transparencia y sensibilización, poniendo en el centro del mensaje a las personas, y construyendo una comunicación sólida y constante entre los medios de comunicación y las entidades, así se evitaría la mala praxis que da origen a desinformación o a noticias no contrastadas.
“Es importante que existan responsables de comunicación, porque las personas con discapacidad ya estamos un poco cansadas de estar continuamente dando explicaciones”, añadió. Las personas con discapacidad no pueden romper el rol social asignado, deben ajustarse a lo que la sociedad espera de ellos. La lucha contra los estereotipos sociales es larga. Y las instituciones luchan contra ellos antes, durante y después.
“El panorama real que tenemos ahora de los bulos contra la información deja dos preguntas: ¿Tienen los periodistas los medios adecuados para luchar contra ellos? ¿Está la sociedad preparada para luchar contra ellos?”, se preguntó. Y las respuestas son francamente pesimistas, el panorama es desolador. Preocupa la desinformación en los medios, el impacto de las redes sociales está destrozando su credibilidad, y la apuesta de los medios denominados ‘serios’ por el ‘clickbait’, una técnica de marketing que utiliza titulares sensacionalistas para que el lector abra un enlace y poder aumentar los ingresos publicitarios, es desoladora. Y cuando la desinformación o el ‘clickbait’ afecta a las personas los estragos son durísimos. De ejemplo puede servir la falsa noticia del fallecimiento del expresidente Fernández Vara, difundida por más de 20 medios, que supuso que la familia tuviese que añadir a su dolor la obligación de desmentirlo.
Javier Álvarez añadió además que “cada vez los medios rectifican peor”. A veces el periodismo olvida que no es mejor ser el primero en dar una noticia, sino ser el que mejor la explica. La inmediatez deja atrás el cuidado del producto. “¿Tenemos herramientas para combatir los bulos? Sí, pero tenemos que estar interesados en saber la verdad, porque el exceso de información lleva muchas veces a no saber qué herramienta usar para revisar la información; la sociedad ha de fortalecer la mirada crítica, aprender a leer con calma y a verificar antes de compartir”, añadió. “La presión del tiempo y las audiencias también dificulta la tarea del informador; la respuesta a los bulos pasa por una alfabetización mediática y digital de la sociedad. Las entidades sociales y los medios de comunicación han de aliarse para contar las cosas desde la verdad, teniendo respeto por la información que tratamos. Cuando hablan de pobreza o exclusión se habla de personas y derechos vulnerados, y eso exige rigor y humanidad. La cultura del clic, y del ‘follower’ (seguidor) requiere de ética. Cabe también la autocrítica del usuario a la hora de dar credibilidad a una información”, concluyó.
Paradójicamente, cuando más información manejamos más abunda la desinformación. La sociedad de la imagen perjudica, entre otros, a las personas con discapacidad visual. Cualquier noticia apoyada en una imagen gana un plus de credibilidad que no siempre es real. Y cerciorarse de algo antes de difundirlo puede evitar muchos daños.
La mesa redonda no quiso despedirse sin apuntar un mensaje de esperanza, el que transmiten los periodistas que trabajan en el ámbito de lo social. Trabajar en lo social permite tener otra perspectiva de las cosas, poner cara a los datos, saber que hay una historia detrás de un dato de estadísticas de enfermedades.
Hay que buscar herramientas de comunicación para que la prensa pueda dar ‘calidez’ a las noticias sociales que mueven conciencias. Trabajar en comunicación en el ámbito social ha de tener un punto vocacional muy potente. Y es que cada información tiene un impacto directo en personas y en comunidades, y requiere tener una mirada del derecho de las personas. porque no hablamos sino de personas que tienen historias de resiliencia, de pura dignidad. De personas que podríamos ser cada uno de nosotros.
La comunicación social no está solo para informar, sino también para transformar la sociedad. Se trata de dar voz a quien no la tiene. No se trata de conseguir audiencia, sino de construir sociedad.
Las jornadas concluyeron con la intervención del presidente del Consejo Territorial de la ONCE en Extremadura, Venancio Ortiz, quien pidió a los periodistas presentes y futuros que no olviden nunca que sus noticias afectan a personas, y que cuando hagan una publicación tiene que llegar a todo el mundo, debe ser accesible y con un lenguaje claro y fácilmente entendible. “No todo el mundo entiende todos los términos”. Una petición muy acertada e interesante.