Pilar Aguilar aborda la protección y educación infantil con enfoque en la adaptación y resiliencia en su colección ‘La escuela de Martina’
La colección didáctica ‘La escuela de Martina’ surge como un espacio de encuentro y aprendizaje centrado en la vida y el bienestar infantil, en el que su autora, Pilar Aguilar García, comparte su experiencia vital y profesional dirigida a segmentos de la sociedad vinculados a la protección y cuidados de los derechos de la infancia.
Martina, personaje principal de la colección, es el eje que articula diversas temáticas que se abordan desde un formato nuevo, que combina material vital y aprendizaje profesional, ofreciendo orientación y consejos prácticos tanto para familias como para la comunidad educativa.
El primer libro, también titulado ‘La escuela de Martina’, es un texto técnico que invita a reflexionar sobre los grandes retos sociales y las dificultades a las que se enfrentan familias y educadores. Sirve como marco de referencia para padres y docentes, abordando temas complejos como la relación entre la familia, la comunidad educativa y las instituciones. Además, se tratan conceptos clave, como el acogimiento familiar, la mediación, la educación familiar, los centros de acogida o los equipos profesionales especializados, con un enfoque profesional y responsable.
Además, la colección incluye una re-edición titulada ‘La historia de Martina’, originalmente ‘Donde nadie me abandone’, de 2012, que narra la experiencia personal del personaje en un proceso de lucha interna y despertar emocional. Este relato refleja el camino de Martina entre momentos de gloria y sombras, resaltando la recuperación de libertades, afectos y lucidez esenciales para la superación de las dificultades a las que se enfrenta.
También forman parte de la colección ‘Los cuentos de Martina’, una serie de relatos para niños que recrean diferentes escenarios de acogida, desde el colegio hasta hogares tutelados y familias de acogida. El objetivo de estos relatos es enseñar sobre espacios de convivencia y aprendizaje, promoviendo la inclusión y la integración desde la infancia.
La colección ‘La escuela de Martina’ se presenta como una herramienta valiosa para quienes trabajan en la protección y educación infantil, con un enfoque en la adaptación y la resiliencia que invita a la reflexión y al compromiso social.
Hemos tenido la oportunidad de hablar con Pilar, para conocer mejor este proyecto.

‘La escuela de Martina’ nace de un camino vital y profesional muy vinculado a la educación y la resiliencia. ¿Qué te llevó a convertir esa experiencia en una colección didáctica?
Este proyecto nace con el propósito de transitar y superar episodios de mi pasado que tienen un fuerte contenido de aprendizaje. El factor educativo envuelve de lleno todas las etapas y pasadizos de este caminar, porque lo presento como factor que cohesiona y da sentido a mi propio crecimiento y evolución personal. La educación tiene que ver con lo que somos y con la relación que establecemos con el medio y con nuestros iguales. Y esta transición de valores y conocimientos se presenta como elemento fundamental para comprender este tránsito.
En este caminar de aprendizaje, y de manera especifica en ‘La escuela de Martina’, abordo diferentes contenidos relacionados con el aprendizaje y la adaptación. He encontrado en este argumento todos aquellos aspectos que me han permitido construir desde la destrucción; es decir, potenciar mis fortalezas abordando la resiliencia como un concepto en el que me siento participe y muy viva.
El subtítulo elegido, ‘Adaptación y Resiliencia’, sugiere una mirada esperanzada ante la adversidad. ¿Cómo defines la resiliencia desde tu propia vivencia y desde el trabajo educativo?
Efectivamente, el subtítulo hace mención al proceso que describo, extraordinariamente complejo. Se trata de un proceso de evaluación y superación del duelo, detallado en líneas sensibles que recorro a través de Martina por diferentes experiencias de mi primera infancia y adolescencia.
Adentrarnos en el fondo de nuestra propia oscuridad es una aventura delicada y mentalmente compleja, aunque a mí me ha permitido identificar todas las lagunas y los puntos oscuros de territorios emocionales y mentales antes no transitados. En tal complejidad, trabajo sobre ese terreno mientras que escribo la primera obra durante unos años de manera muy personal, y vuelvo a escribir el resto de obras una vez concebida la reconciliación como ese estado que todo lo cura. Y, para eso, ha sido necesario adaptarse a distintos escenarios y transformar ese campo de realidad, oscuro en ese momento y ahora cargado de luz y esperanza.
Podríamos decir que nuestra capacidad de adaptación nos permite, además de eliminar falsas creencias, explorar nuevos territorios, humanizar nuestras vidas y las del prójimo, y ser capaces en definitiva de elegir nuestro propio futuro. El ser resiliente conoce y supera la adversidad siendo consciente de sus fortalezas pero sin miedo a sus debilidades.
Martina, el personaje central, se ha convertido en un hilo conductor de tu narrativa. ¿Qué representa para ti y cómo fue construyéndose a lo largo del tiempo?
A decir verdad, inicio mi andadura en el terreno literario con el afán de volver a esa etapa de la infancia. Crear un personaje para, a través de un viaje personal, conquistar todos aquellos miedos y fantasmas que me han acompañado en los primeros años de mi vida. De ahí que sea tan importante en mi aventura transformadora, que evidentemente, a partir de este personaje, he podido recrear en las distintas obras que presento en esta colección didáctica.
El personaje de Martina está vinculado a mi propia infancia y a partir de la primera obra recreo mis andanzas dando vida un personaje narrado en tercera persona, que ha crecido conmigo, que se ha ido despojando de sus propios miedos y de sus propias dificultades; y, en ese tránsito de desapego, me he encontrado con la vida adulta y con el deseo de dejar atrás una etapa compleja y delicada de la que emocionalmente, a partir de la literatura, me he ido desvinculando.
Podríamos decir que Martina está representada a partir de mi deseo y propósito de romper con una primera vida. En este viaje que he recreado a partir de su figura y su imagen conquisto una nueva realidad con nuevas fronteras y horizontes, habiendo cerrado un capítulo en el que he aprendido, me he adaptado y me he encontrado con el maravilloso mundo de la resiliencia.
A lo largo de tu trayectoria has acompañado a familias, educadores y menores en procesos complejos. ¿Qué aprendizajes personales se reflejan en esta obra?
Además de la historia personal de Martina, donde narro mi propia experiencia institucional, es cierto que el desarrollo de mi trabajo, vinculado a familias desestructuradas o en situaciones de especial complejidad y exclusión social de niños y niñas, me ha ayudado a comprender y mejorar la perspectiva de mi propia vida y de mi existencia en los primeros años.
Dejo como legado ‘La escuela de Martina’, mi segundo libro, el más técnico, en el que desmenuzo todo aquello que se podría simplificar del mundo de las instituciones. En él recojo consejos y orientaciones, a modo de asesoramiento, basados en mi trayectoria profesional y en todo lo que he aprendido. Son enseñanzas que puedo trasladar tanto a padres y madres como al resto de familiares e, incluso, a la comunidad educativa. Comparto los mensajes y aprendizajes que he interiorizado a lo largo de mi etapa profesional.
Como es fácil imaginar, son múltiples las circunstancias y coyunturas que he encontrado en casos de desprotección, guarda, tutela, acompañamiento o desestructuración familiar, entre otros. Son casos todos ellos muy complejos, especialmente porque también he trabajado en el ámbito de las medidas judiciales, con chicos que cumplen sanciones en centros o en convivencias.
Es un mundo cruel y sensible, que toca fibras muy profundas. Gracias a ello he podido comprender mejor la carga de humanidad que aún queda pendiente en este entorno tan hostil, y he aprendido a acercarme más a las personas que sufren. Cuando hay niños y niñas de por medio el dolor se intensifica, y comprendemos que ese sufrimiento, muchas veces ensordecido e invisibilizado, nos invita a mirar la realidad con otros ojos. Esa comprensión me ha llevado a entender mejor el dolor humano, y a encontrar en él una forma de sobrevivir, adaptarme y crecer en un entorno no siempre fácil, pero profundamente humano.
Este proyecto combina literatura, pedagogía y acompañamiento emocional. ¿Qué papel asignas a la educación emocional dentro del aula y la familia?
La dimensión emocional es el capítulo que aún está pendiente de ‘engrasar’, tanto en el aula como en el entorno familiar, y también en nuestra propia sociedad. Casi todas, o la gran mayoría de las problemáticas que encontramos en los contextos de relaciones intrafamiliares, interpersonales y dentro del aula educativa, están relacionadas con la formación socioafectiva; es decir, con la escasez y la mala praxis en la transmisión de modelos afectivos positivos.
Es fundamental comunicar la emoción y enseñar a gestionarla, pero para ello los adultos y las adultas, tanto en el ámbito familiar como en el educativo, debemos contar con esta enseñanza incorporada desde casa. La dificultad aumenta cuando esta tarea resulta compleja para los propios adultos, pues si no sabemos gestionarla, trasladar esta enseñanza a los niños y niñas se convierte en un desafío aún mayor y más delicado. Aun así, no podemos olvidar que este es el factor clave que va a condicionar y determinar el éxito o el fracaso en las relaciones del niño o la niña, tanto en su entorno familiar como en su entorno social y educativo.
Tus textos insisten en tender puentes entre el entorno familiar, la comunidad educativa y la sociedad. ¿Cómo se logra esa colaboración en la práctica?
Mi experiencia personal y profesional me dice que es posible construir esos puentes, saber delimitarlos y disponer de la oportunidad (física, moral y mental) para levantarlos. Solo así es posible acompañar de manera efectiva tanto a las familias como a la comunidad educativa, e incluso a los propios profesionales.
Este es un asunto particularmente complejo, ya que el resultado depende del nivel de conexión y de intermediación que se establezca entre los tres ejes contextuales fundamentales: la familia, la sociedad y el grupo educativo. Según el tipo de nexo que creemos y la forma en que logremos relacionarlo con el entorno, así será el éxito o el fracaso de la relación entre la comunidad educativa, la familia y el menor o la menor.
He trabajado ampliamente en este campo, realizando reflexiones y valoraciones profundas, tanto en mi etapa adulta, a través de mi obra literaria y del recorrido que hago con Martina, como junto a profesionales en los entornos de protección y acogimiento familiar.
Tender puentes es, sin duda, la mejor manera de buscar y encontrar puntos de conexión, comprensión y entendimiento. Sin embargo, para que esos puentes sean sólidos, deben existir eslabones que comprendan y practiquen la educación emocional y la educación en valores, con total seriedad y con un componente moral y educativo fuerte. Lamentablemente, nuestra sociedad no siempre ofrece un terreno fértil para ello, ya que la comunidad educativa, el entorno familiar y la propia sociedad se encuentran muchas veces en puntos de partida muy distintos, con disparidades de distinto calado y naturaleza.
Mi experiencia y aprendizaje en el mundo profesional me ha enseñado un escenario complicado en el que hay que trabajar mucho y de distinta forma e intensidad para conseguir objetivos aparentemente sencillos. Mi obra representa un análisis comparativo en el que abordo mi recorrido en entornos institucionales durante mi infancia y mi adolescencia en una contexto político y social muy distinto al que vivimos ahora. En este contexto, el modelo educativo institucional está anclado sobre la base de una enseñanza más humanizada, en la que existía más y mejor relación con nuestros educadores, tutores y profesores. Un entorno de enseñanza el que el respeto por la materia y la figura docente se apreciaba como necesario y otorgaba un aire de libertad y crecimiento positivo al grupo de iguales. El modelo educativo actual no guarda relación con este tiempo de hostilidad y de complicadas telarañas relacionales que nos impiden comprender con claridad y estar cerca de nuestros niños y niñas; se ha perdido naturalidad, autoridad moral y respeto por la institución educativa y los profesionales que la componen.
Podría decir, para finalizar, que estos puentes los identifico como construidos y bien edificados en mi adolescencia, pero lamentablemente la sociedad actual, comenzando con la propia familia, debe trabajar mucho para construirlos.
La colección se presenta como una herramienta de apoyo para profesionales. ¿Qué tipo de uso te gustaría que se le diera: lectura reflexiva, material formativo o recurso terapéutico?
Escribí y desglosé todos los conceptos que quería desarrollar, fundamentalmente en ‘La escuela de Martina’. Pensé en destinatarios y destinatarias de distinto tipo, principalmente profesionales y familias, utilizando un lenguaje sencillo y cercano que aproximara determinados conceptos y términos a personas de todo tipo.
Mi objetivo era extender mi experiencia y compartirla, a modo de asesoramiento y consejo, con el mayor número posible de personas. Entre ellas, puse especial énfasis en el entorno familiar, por el trabajo que he realizado durante años; el entorno profesional, naturalmente, ya cuenta con un bagaje, un recorrido y un material instrumental, formativo y técnico propio y apropiado a su disciplina y especialidad.
Me gustaría que ‘La escuela de Martina’ fuera tratada como un material de lectura reflexiva, para conocer de forma sencilla cuál es el recorrido del viaje de Martina. Quien la lea podrá asistir a un recorrido sentimental y emocional, el de una persona que deja atrás determinados capítulos de su vida y que desea compartir y aligerar su carga emocional, llegando a todas las niñas, a todos los niños, a todos los padres y a todas las madres.
También me gustaría que formara parte de los conceptos e instrumentos didácticos al alcance de los profesionales del ámbito educativo que quieran contar con figuras o personas que hayan atravesado el umbral de la dificultad personal en el mundo educativo, que hayan pasado por ese complejo desierto vital y deseen hacerse eco de experiencias vividas. Todo ello con el fin de reeducar, enseñar y mostrar los caminos posibles y viables para alcanzar el éxito personal, y así contribuir a que nuestros niños y niñas se conviertan en seres de valor y significado dentro de la sociedad en la que vivimos.
Por último, la cuestión terapéutica me parece algo más compleja, pero tampoco descartable. La colección en sí misma me ha servido como terapia para recorrer un viaje que abarca desde mi primera infancia hasta mi edad adulta, un recorrido que de otro modo habría sido mucho más difícil de transitar.
He cruzado todos aquellos laberintos insospechados que una persona puede recorrer con el dolor y la astucia de una infancia costosa. En ese camino he aprendido, salvaguardando mi esencia, y he crecido, madurando en el ser y en el sentir de una persona esperanzada, optimista y siempre dispuesta a compartir, aprender y transmitir su experiencia, para que otros y otras puedan experimentar una vida lo más fértil y dichosa posible.
Esta colección enlaza con tu obra anterior, ‘Donde nadie me abandone’. ¿Qué continuidad o evolución existe entre estas obras?
‘La historia de Martina’ es una reedición de mi primera obra literaria, con la que me formé y me introduje en el mundo literario en 2012. Verdaderamente la relación viene dada, más bien, con la autora que con la propia obra en sí, puesto que se trata de una reedición; es decir, se vuelve a editar esa historia, pero el componente añadido de la obra es la evolución que ha habido en mí desde aquel año hasta el presente; literaria y narrativamente se trata de una recreación exacta de la primera obra. Su mensaje lo traslado ahora a lectores y lectoras que se quieran acercar a la obra y que en su momento no pudieron conocer la historia de Martina engendrada en ese primer libro.
Las personas que todavía no se hayan acercado a la emoción, al componente afectivo y al tránsito sentimental de la infancia de Martina lo podrán hacer actualmente en la nueva versión, denominada ‘La historia de Martina’, que es una recreación viva y exacta de aquel libro. La novedad en esta colección es el desarrollo y la evolución de ese tránsito personal y emocional que he sufrido en estos años, puesto que la obra viaja siempre con la autora. Es la recreación que hago de ese tránsito y de ese viaje personal, con la experiencia madura de la infancia de Martina y mi aprendizaje profesional en el ámbito de la protección del menor, con lo cual el lector y la lectora podrán acudir al viaje emocional del personaje principal con ‘La historia de Martina’ y, con todas sus enseñanzas, en ‘La escuela de Martina’ también podrán asomarse a la caricatura de la infancia de Martina en el cole a través del cuento ‘El cole de Martina’.
¿Qué mensaje te gustaría que los lectores, docentes o familias se llevaran después de conocer a Martina?
Me gustaría que quienes se acerquen a Martina encuentren en ella la oportunidad de reconciliarse con el pasado y de allanar y sanar las heridas que dejan las etapas más complejas y los procesos de duelo difíciles.
Para la comunidad educativa, en especial, me gustaría trasladar el siguiente mensaje: conocer en profundidad a nuestros niños y niñas nos permite abrir caminos y ofrecerles oportunidades de adaptación y de conquista del entorno, siempre que sepamos mirar con la atención y la delicadeza adecuadas a aquellos con los que trabajamos cada día.
También es esencial conocer, comprender y mantenernos cerca de las familias, que son el núcleo fundamental donde se desarrollan los primeros pasos de socialización de los niños y niñas. Es en este entorno donde se gestan las principales imágenes mentales y, en muchos casos, también las primeras dificultades.
La comunidad educativa tiene un papel excepcionalmente importante y valioso. Desde mi experiencia personal, recogida en mi obra a través de Martina, destaco el acompañamiento del adulto como uno de los factores humanos esenciales que me ha salvado de grandes dificultades y que me ha acompañado en mi desarrollo evolutivo, desde la infancia hasta la adolescencia y la madurez.
En ‘La escuela de Martina’ hago una mención especial a los entornos residenciales en los que he crecido y me he desarrollado, y guardo un recuerdo especialmente grato y emocional hacia aquellos profesores, profesoras, educadores y educadoras que supieron acogerme de la mano, con valentía, sensibilidad y saber hacer, para ayudarme a superar los obstáculos que la vida me presentaba en los distintos trayectos y etapas, tanto a nivel social como familiar y educativo.
Por todo ello, la educación y los profesionales del ámbito educativo han sido una parte íntima, sentimental y emocional de mi vida. Siempre ocuparán un rincón muy especial en mi memoria, por todo lo que me han aportado en mi crecimiento como persona adulta y madura.
En cuanto al entorno familiar, solo puedo decir a padres, madres y familiares, que forman parte de ese primer cónclave educativo que es la familia, que el mensaje es sencillo: comprender y acompañar a los niños y niñas empieza desde los primeros días de su vida, y esto no debe perderse de vista nunca. Hay que estar cerca, saber escuchar y construir puentes frente a las dificultades que surgen en el aprendizaje, las relaciones sociales y el entorno educativo, en conexión con las instituciones y los servicios sociales. La familia tiene el papel principal y fundamental de crear vínculos fuertes y sanos, tanto dentro del propio hogar como entre el entorno familiar y las instituciones.
Por último, como he mencionado anteriormente, y también en ‘La escuela de Martina’, el ámbito institucional no es algo ajeno a nosotros, sino que forma parte de nosotros mismos. Debemos engendrar vínculos sólidos y dignos que permitan una coexistencia humana y respetuosa, capaz de dignificar y dar valor a la vida y al desarrollo de los niños y niñas.
 
								 
								 
											 
								 
								 
								 
								 
								 
								 
								 
 
								