Carmen Franco
El 10 de noviembre de 2025 celebramos los 50 años de vida del Centro Sociosanitario ‘Adolfo Díaz Ambrona’ de Mérida, fecha que coincide con el traslado en 1975 desde las instalaciones del Convento de los Franciscanos Descalzos, en el centro de la ciudad, a una huerta a las afueras de Mérida, donde nace y se desarrolla el Hospital Psiquiátrico Provincial.
Sus inicios de funcionamiento se muestran marcados por las características de la época, cuando la reforma psiquiátrica avanzada en otros países aún no había tenido efectos en España. Constituye una etapa marcada por una enorme influencia médica, siendo el objetivo primordial de la construcción de este macrocentro mantener apartada de la sociedad a la persona con enfermedad mental; por tanto, el concepto de rehabilitación no se contemplaba como meta en la intervención de las personas ingresadas. Como dato curioso, edificios y unidades del complejo poseen nombres de diferentes localidades de la provincia: Llerena, Badajoz o Peñalsordo, por mencionar algunas.
El desarrollo de normativa y legislación; la Constitución de 1978, que en su artículo 49 establece que “Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, (actualmente personas con discapacidad) a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los ciudadanos”; o la Ley General de Sanidad de 1986, que incluye la asistencia psiquiátrica en la red sanitaria de salud, conducen a la introducción del abandono del modelo asilar y a mirar la atención comunitaria como opción. Destacan también la Ley de Salud de Extremadura de 2001; el importante Decreto 92/2006, que establece la organización y el funcionamiento de la atención a la salud mental en la Comunidad Autónoma; y el Decreto 39/2006 de Promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia.
Y es el sumatorio de todos estos avances normativos lo que orienta la transformación del Hospital Psiquiátrico, pasando por una inicial inexistencia de protocolos de ingresos, carencias en cualificación profesional, ausencia de definición de funciones, etc., a encontrarnos, en la actualidad, con los conceptos de la planificación centrada en la persona, la rehabilitación, la inclusión comunitaria, los programas asertivos comunitarios, el reciclaje y la formación de profesionales, o el respeto de los derechos humanos, formando parte de la estrategia de intervención y constituyendo los principios de atención de la persona con enfermedad mental.
Así, el complejo hospitalario ha evolucionado desde la gestión realizada por la Diputación de Badajoz en su nacimiento al traspaso realizado en 2008 a la Junta de Extremadura, y más concretamente al Servicio Extremeño de Promoción de la Autonomía y Atención a la Dependencia (SEPAD), denominándose a partir de entonces Centro Sociosanitario ‘Adolfo Díaz Ambrona’.
Durante el proceso de traspaso la Unidad de Hospitalización Breve se traslada al Hospital General de Mérida, quedando en el centro las unidades de Media Estancia (UME), de Rehabilitación Hospitalaria (URH), y de Larga Temporalidad (ULE), así como una Unidad de Convivencia situada en una pequeña vivienda orientada a la preparación del alta hospitalaria.
El centro cuenta, además, con un edificio para la terapia ocupacional, lavandería y cocina propias, cafetería y salón social, iglesia, edificio administrativo, almacenes y talleres, así como el destinado a la formación y celebración de jornadas, antigua Escuela de Enfermería.

Y en 2026 estrenaremos nuevo edificio para las unidades de larga temporalidad, aumentando la calidad en la atención y mejorando las condiciones infraestructurales donde transcurre el día a día.
El factor central es, sin duda, el usuario con enfermedad mental; en torno a él se organizan las dinámicas de funcionamiento las 24 horas, lo que requiere una plantilla dotada en número y diversidad de categorías profesionales: dirección, enfermería, técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAES) y encargadas de unidad, camareros limpiadores, mantenimiento, ordenanzas y portería, personal de cocina y lavanderos, costureras y peluqueras, jefes de negociado y sección, personal asociado a la dirección de enfermería, trabajadoras sociales, encargados y personal administrativo, profesionales de farmacia y laboratorio, psicólogo, terapeutas y monitoras ocupacionales, más los profesionales del Servicio Extremeño de Salud que comparten tiempo y espacio con el resto: médicos de familia, psiquiatras y psicólogos clínicos.
50 años de vida para un centro suponen haber recorrido numerosos caminos, todos orientados a poner a la persona por delante de su enfermedad mental; a aprender, pero también a desaprender; y a introducir los valores de la diversidad, del respeto mutuo y de la profesionalidad ejercida desde el cariño.

50 años merecían, sin duda, una celebración en la que los usuarios tuvieran un papel significativo; por ello, en octubre organizamos diferentes actividades para marcar la relevancia de la salud mental en la sociedad: mesas redondas donde reflejar experiencias personales, recorridos fotográficos por la historia del centro, jornadas formativas, la celebración del día del centro y del Día de la Salud Mental, una convivencia con usuarios del Centro Sociosanitario de Plasencia… todo aderezado con música, mucha música como lenguaje universal y que nos iguala en emociones y sentimientos.
Estos 50 años solo constituyen un punto y seguido en este guion; aún quedan muchas historias por dibujar, muchos proyectos que soñar y muchas vidas que acompañar, haciendo de la persona la protagonista de su película. Por otros 50 años dibujando historias.
