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En Belén ha nacido un niño

En Belén ha nacido un niño
La Virgen María y San José camino de Belén. Ilustración: Antonio del Barrio Estremera

Hoy quiero abrir una puerta a la Navidad para desearos unas fiestas llenas de paz y armonía, a la vez que os expreso mis mejores deseos para el año que va a comenzar, que nos traiga a todos solo cosas buenas y se cierren capítulos trágicos como las guerras y las enfermedades y el mundo camine bajo la senda del entendimiento y el sentido común a través de la razón y la justicia.

Y quiero abrir esa puerta tan especial hablando del protagonista indiscutible de estas fiestas, Jesús de Nazaret, rememorando su nacimiento y su vida, pero desde un punto de vista de ‘ser humano’; creo que es necesario poner el acento en su faceta como hombre para entender su obra, su vida y por qué ha llegado a nuestros días su mensaje.

Pienso que, en los tiempos que corren, donde la vida es puramente materialista, a mucha gente le cuesta centrarse en el mensaje de la Iglesia, porque analizan la figura de Cristo partiendo de ‘lo divino’; es como si una casa quieres comenzarla por el tejado, olvidando que el inicio son los cimientos.

Es difícil entender a Dios si antes no tenemos claro el contenido ‘humano’ de quien nos va a llevar a Él. Es por ello que tanto en mi poema como en mi artículo pongo de manifiesto la existencia terrenal de Jesús de Nazaret, donde se ve de un modo claro que su vida es muy similar (salvando las distancias, en el tiempo) a la de cualquier ser humano nacido en nuestros días que tenga un corazón grande y la necesidad de entregarlo a los demás en su ayuda.

Por ello, la comprensión hacia Jesús, su lucha por los problemas de los pobres, de los humildes, de los marginados, y su percepción de la conveniencia de repartir de un modo justo las riquezas que nos da la Tierra y las que el propio ser humano acumula, muchas veces con egoísmo y tiranía, se hace más factible a los ojos de personas del entorno social actual, aunque esos ‘infortunios’ ocurrían hace más de dos mil años y siguen ocurriendo hoy.

En una palabra, Jesucristo ya promulgaba el ‘comunismo’, en cuanto a la obligación de distribuir con justicia los bienes para que les llegasen a los necesitados; pero además lo hacía sin aplicar sectarismos ni odios a la sociedad en la que vivía.

Otro punto para tener en cuenta son el seno y las circunstancias de su nacimiento, hace ahora 2025 años. Nace en una familia humilde sin recursos y marginada, hasta el extremo de tener que marchar a Belén desde Nazaret para que su madre María diera a luz, estando en el noveno mes de embarazo y teniendo que recorrer montada en un asno con la ayuda de su esposo José, en pleno invierno, un tortuoso camino de más de cien kilómetros, obligados por la voz de Roma, capital del Imperio y de su emperador César Augusto, porque quería censar a cada ciudadano en su lugar de procedencia; en este caso, José y María debían censarse en Belén de Judea, por su ascendencia de la tribu de David. A nadie le importaban las circunstancias personales de María y José sino el propio censo, y se ven marginados y obligados, sin voz ni opinión, a marchar a Belén en circunstancias difíciles, al tiempo que, una vez llegados a su destino, solo pudieron disponer de un establo con paja como cama.

Verdaderamente ese origen marginal y humilde y la trayectoria de Jesús en su vida, hasta su muerte en la cruz, en la que ayudó a los necesitados, a los marginados y a los enfermos, pugnando pacíficamente por el reparto justo de las riquezas y enfrentándose a la tiranía del poder, hacen que se le valore como ser humano, y la sociedad se identifique con él y comprenda y pondere su mensaje de lucha por los más menesterosos de la sociedad.

A partir de ahí será más fácil adentrarnos en la comprensión de ‘lo divino’, de lo que adereza la vida de Jesús como enviado de Dios, donde cada uno es libre de mantener su opinión y, por el camino de la fe darle su origen celestial, o quedarse solo con la faceta de ser humano, que es grande e importante y de ayuda para que cualquier persona encuentre el camino de la justicia hacia sí mismo y hacia los demás, en especial hacia los desprotegidos.

Su carácter ‘divino’ hay que analizarlo desde el sentido y origen de las religiones en el mundo, en particular el cristianismo como punto de referencia de nuestra fe. Haré un rápido análisis del ‘por qué’ y ‘para qué’ surgen las religiones, y además recogeré la opinión de la ciencia en este sentido. Para ello, primeramente hemos de hacernos las siguientes preguntas desde el punto de vista de la física:

  1. ¿El universo fue creado o estaba ahí? ¿Existe un Dios creador?
  2. Los propios científicos (la ciencia misma) no se atreven a pronunciarse en este sentido, y vienen a decir que la existencia de un creador (Dios) queda fuera de su alcance, porque es imposible la observación empírica de ningún experimento que nos dé un resultado incuestionable.
  3. En resumen, la ciencia ni afirma ni niega la existencia de Dios, simplemente es un tema que no puede abordar mediante sus métodos de investigación.
  4. Evidentemente si la ciencia no puede darnos una sola razón objetiva para negar su existencia o afirmarla, hemos de descartar a la ciencia como hilo conductor y consejero de lo ‘divino’ en el ámbito de Jesús.
  5. Tendremos que recurrir a un planteamiento, desde el sentido común de las vivencias del ser humano, tomando como punto de reflexión sencillos ejemplos como este:
  6. Cuando se construye una casa no se hace sola, ni surge arbitrariamente de los criterios del primero que pasa, sino que nace del pensamiento de un maestro que está por encima de los demás, por su formación, sus conocimientos, su capacidad y su personalidad, que llamamos arquitecto.
  7. Pues para el universo entiendo que debemos de partir de ese planteamiento; desde la lógica del ser humano, lo que hay no surge arbitrariamente, sino que un arquitecto divino, sobrenatural, obviamente superior a nosotros, al ser humano, lo ha creado, y a ese ente especial el llamamos Dios.
  8. No solamente nosotros, nuestra civilización cristiana, sino todas las civilizaciones, adaptando el concepto ‘Dios’ a su propia semántica.
  9. A partir de ahí, cada cultura ha asumido un ‘miedo’ y una ‘angustia’ sobrenatural a ese ser superior en el plano del universo, basados en los desórdenes de la naturaleza o en sus regalos, entendiendo que al ser un ente superior, puede enviar en un momento determinado, su castigo o reprobación al individuo terrenal, al tiempo que el miedo a la muerte y al ‘más allá’ da una dimensión de respeto a todo lo vinculado con el ‘sumo hacedor’.

De ahí surge en cada civilización, desde el inicio de los tiempos, la necesidad de buscar en la Tierra un ‘digno embajador’, que ante ese máximo hacedor (Dios), le ofrezca lo mejor del ser humano, representado en ese ‘ser especial’, para que la benevolencia del Creador sea grande con cada ‘tribu’, ‘cultura’, ‘etnia’ o ‘grupo cultural y social’.

Y por ello aparecen los distintos grupos religiosos y sus ‘líderes espirituales’ a nivel mundial: budismo, hinduismo, islamismo, otros, y cristianismo, que es el que representa a nuestra cultura religiosa de occidente, cuyo máximo exponente es Jesús de Nazaret.

Hecho este análisis y considerando que la ciencia no tiene ni base ni argumentos para negar o afirmar la existencia de Dios, es razonable intentar asumir (sin ser fácil su comprensión, solo basándonos en la fe) que no estamos huérfanos en el universo, que existe una fuerza sobrenatural o ser superior o arquitecto ‘divino’, que tiene capacidad de ver y gestionar la evolución del cosmos y sus moradores, premiando o castigando sus actos (de generosidad o maldad) y obviamente ha elegido un ‘ser terrenal’ que, por sus bondades y virtudes, ayude a mantener el equilibrio del orbe y del individuo, allá donde habita, en nuestro caso, conducidos por Jesucristo (y su Iglesia), cuyo nacimiento en el tiempo se conmemora en estos días.

Hay que decir que la Iglesia no es otra cosa que el vínculo de transmisión de la palabra de Jesús desde hace más de dos mil años hasta nuestros días, gestionada por seres humanos desde sus inicios (por Pedro, discípulo de Cristo) hasta la actualidad (por el papa León XIV).

Como tal, no está exenta de errores en su relación social a través de los acontecimientos históricos y el tiempo, si bien eso no empaña ni quita bondad ni argumento al mensaje de Jesús de Nazaret, plenamente vivo en nuestra sociedad; además, hay que tener en cuenta que la Iglesia ha pedido perdón por sus errores ‘humanos’ muchas veces, no así otros colectivos ‘más terrenales’ que los cometen a diario y son incapaces de asumirlos y pedir disculpas; el propio Jesús lo dijo ya en su tiempo: “Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, la ‘autocrítica’ que diríamos en el lenguaje actual.

La persona está obligada moralmente a hacer autocrítica cuando el mensaje o las acciones son propias, y crítica constructiva cuando el mensaje o los actos vienen del prójimo, pero también está obligada a ser objetiva en el análisis y en la crítica en el sentido de que debe valorar la magnitud de los errores y de los aciertos; y cuando los aciertos son infinitamente superiores a los fracasos, es ineludible ponderar la labor positiva de quien los tuvo, sea en la Iglesia como es el caso, donde su trabajo humano y social en favor del necesitado es grandioso en todos los ámbitos, ahí están las misiones en todo el mundo y el trabajo en las parroquias, y eso no se puede ni se debe cuestionar por unos errores de gente aislada, o sea en cualquier otro colectivo de la índole que sea, no solo en la Iglesia.

Es inaceptable aprovechar el error del otro para enmascarar su trabajo positivo porque no coincida con el propio pensamiento y sirva para beneficiar de modo injusto lo personal. Ante lo injusto nadie debe callar, y lo bien hecho hay que ponderarlo; cuando no se hace así el pecado es mayor y se llama hipocresía, si se utiliza además para oscurecer el mérito del prójimo en beneficio propio.

Como hemos mencionado, la fe es y debe ser el nexo entre lo terrenal y lo divino; además, está clínicamente demostrado que el individuo con fe en sí mismo o en otras facetas como puede ser la religión afronta mejor los desequilibrios del cuerpo y el alma que los seres acogidos al nihilismo, donde la carencia de factores que le ayuden a creer y su propio negativismo actúan en sentido contrario a la curación del cuerpo y del alma en muchas ocasiones.

Una vez analizada la faceta humana de Jesús y la negación e incapacitad de la ciencia para rebatir su vínculo divino con Dios, y asumiendo que pueda existir una fuerza superior que haya podido crear el mundo (porque no es fácilmente concebible desde el entendimiento humano que todo estuviera ahí), cabe la posibilidad de pensar que Jesús fue el modelo que Dios le dio a nuestra cultura para representarle en la Tierra y guiarnos al cielo, a través de la fe.

Pero aunque científicamente no pueda demostrarse lo divino de Jesús, nos quedan su palabra y sus actos, que en el ámbito humano fomentan el bien y destierran el mal, y eso al alma le produce una enorme riqueza emocional que revierte en el cuerpo, en nuestro propio beneficio, desde el punto de vista de lo terrenal, de lo humano.

Dicho todo esto siempre con el respeto al pensamiento de cada uno, y por supuesto consultando con la ciencia, y teniendo en cuenta las limitaciones del ser humano, en cuanto a lo que es el Cosmos su conocimiento y su evolución.

Finalmente, aprovecho para reiterar mis mejores deseos en esta Navidad, para todos y muy especialmente para los que más sufren. También transmito mis anhelos de que el año nuevo 2026, que comenzará pronto, nos traiga lo mejor.

Feliz Nadal e próspero año novo, para os nossos irmãos portugueses também, y por supuesto para la revista Grada y todo su equipo.

En Belén ha nacido un niño

Hoy os pido a todos
que al leer este poema
retrocedáis en el tiempo
¡Va a merecer la pena!
Pasar en un momento
del año dos mil veinticinco
al primero de nuestra era
¡Que comienza al nacer Cristo!

Tiempos duros se presentan
César Augusto desde Roma
promulga la obligación
de censar a las personas
en su lugar de ubicación.

¡Tiene riesgo para todos
los que habitan Galilea!
No hacerlo de este modo
y evitar a los censores
hasta la muerte acarrea
al desobedecer a Herodes.

Esto afecta también
a los esposos José y María
embarazada ella,
¡Tenían que llegar a Belén
donde censarse debían!

Gente humilde:
¡Él, carpintero,
ella, mujer piadosa!
Bella como una rosa
en su espíritu sincero
hacia Dios muy temerosa.

Marchan desde Nazaret
largo y tortuoso camino
a lomos de un asno, María
¡Ya en el noveno mes
con José de santo guía!

Sufre mucho hacia el destino
lleva dolor en su vientre
y frío invernal en las manos
muy pobres de equipaje
para que su hijo nazca
en Belén de su linaje.

María se siente aliviada
ya ve una ladera cercana
donde surge Belén de Judea
esa aldea tan cristiana
de Jesús, su cuna hebrea.

Allí espera un establo
para dar ‘luz’
a un niño, rey de su alma
¡Ya con dolores de parto
y la paja como cama!

Ya se acerca el nacimiento
¡Acontece en esa fecha
que llamamos Navidad!
Y María trae al mundo
al rey de la Cristiandad
a su lado está José
y aquel pesebre vacío
donde colocan al niño
entre pajas y gran frío,
no cabían en el pueblo
les negaron el sustento.

Cualquier mujer
¡Que viva este pasaje
y el varón que la acompañe!
Sentirán crudo dolor
en Belén o en cualquier parte
porque sufre un ser humano
al parir para ser madre
arropada por el viento
y los hielos que perduran
bajo la noche y su manto
y las estrellas que alumbran.

Así nace Jesús de Nazaret
en una familia humilde
marginada y sin recursos,
¡Si volvemos al ahora!
Eso ocurre, está presente
de la infancia a la vejez
en cada pueblo y sus gentes
porque la vida es ‘traidora’.

¡Hay un portal de Belén!
Con María y con José
y con un recién nacido
en nuestros días también
compartiendo lo sufrido
cuando “nos falla la ley”.

Es por ello, que yo doy
esta imagen del Mesías
como hombre que se asoma
a los pobres, los humildes
y a los que jamás han visto
las riquezas en su vida
que ocurría en el primer siglo
y acontece en nuestros días.

Desde el portal de Belén
hasta su muerte en la cruz
la pobreza fue su ‘luz’
y a los necesitados el bien.

Lucha por repartir
de los ricos su pecunio
a los pobres de infortunio
para que puedan vivir.

Proclama a los cuatro vientos
¡Que la riqueza de la Tierra
o la que el humano
atesora en su maleta!
Debe ser comunitaria
¡De los nacidos en el tiempo
es justicia necesaria!

Reniega de la riqueza
más amigo del mendigo
que del rico y la opulencia
¡No cabía en su conciencia
ni odio ni sectarismo!
Solo amor que no divide
y la entrega de sí mismo.

¡He ahí su lado humano!
Que le llega a nuestra vida
y se encuentra cada día
a la vuelta de la esquina.

Por ello:
¡Ni agnósticos ni ateos
ni cristianos!
Deben dudar de sus espinas
y sus clavos en las manos,
¡Como hombre
en su tiempo maltratado!

¡Y cada cual en lo Divino
le pondrá su relicario!
Los que creen, el rosario
los lejanos, el destino
¡Pero su ‘bandera’ por los pobres
para el mundo es el camino!

¡A todos Feliz Navidad!
Con esta historia de entrega
en ella una gran verdad:
una familia que lucha
porque nació su hijo
en humildad y pobreza
y sienten el regocijo
de criarlo con nobleza,
¡Que la esperanza del año nuevo
sea grande para el mundo
porque nos traiga lo bueno
y se vaya la tristeza!

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