La eclosión de las corrientes de autoayuda y su consecuente viralización en formato de meme, empujados por la universalización del sueño americano, nos convencen de que el fracaso es un paso más hacia el éxito; ese constructo etéreo e inestable que, habitualmente, definen otros en nuestro lugar.
Una estructura de corte conductista que nos anima a seguir compitiendo unos contra otros, lo que requiere, en última instancia, continuar consumiendo recursos que ellos mismos proporcionan. A la vez que se incrementa la oferta de esta pseudo psicología de saldo, los últimos estudios sobre salud mental llevados a cabo, arrojan que casi tres cuartos de la población española ha sufrido alguna afección psicológica en el último año.1

En este contexto surge ‘FAIL’, un proyecto de investigación artística que gira en torno al análisis de la gestión social del fracaso y su reflejo digital en redes, tanto en la comunidad artística en particular como en la sociedad en general. En este relato se incorporan experiencias concretas y generales mediante representaciones simbólicas que levantan un discurso originado en la vivencia personal, para abordar una situación de carácter global.
La renuncia a una convocatoria pública ganada y destinada a la ejecución de este proyecto abre por sí sola esta senda alternativa hacia el fracaso, desde el éxito, en dirección contraria a la construcción social que supone el concepto de triunfo. Así, los procesos mentales de reacción al fallo suelen aparecer asociados, en primer lugar, al pensamiento mágico en un intento de externalizar su responsabilidad para, seguidamente, experimentar un duelo que nos conduce al obligado aprendizaje y posterior exhibición, que culmina en lo que podríamos denominar ‘pornografía del fracaso’. Por ello, el origen de este proyecto marca pautas inéditas que recorren el camino en sentido opuesto, en un ejercicio de responsabilidad más cercano a la asunción de los actos como propios que al nihilismo latente en él, obviando, en todo caso, la coerción imperante de rentabilizar el error.

A lo largo de la trayectoria de Jorge Gil estos temas han sido transversales a su obra, para centrarse en los trastornos mentales consecuencia de todo ello. Como causa y a la vez efecto, se encuentra el pensamiento intrusivo, magistralmente simbolizado por aquel ‘Péndulo’, presente en esta exposición y que empieza a reconocerse como obra puntal en la trayectoria del artista al igual que, en su momento, el duelo de ‘Crisálidas’, los automatismos de ‘Los otros’ o el pensamiento mágico destapado en absurdo de ‘No, jamás, nunca, nada’.
Bajo estas premisas, se articula una muestra de nueva producción en diferentes formatos y técnicas a partir de la investigación de campo, aplicada a procesos artísticos que funden la artesanía con los nuevos medios de fabricación digital. Obras como ‘Fail’ impostan el error también a modo de auto terapia, con una intensa y certera investigación formal acerca de la pérdida de proporciones en la cocción de la porcelana (un 14,72%), para reproducir con exactitud la escala de su propia cabeza que, seguida y deliberadamente, hace ‘fracasar’ en la forma final exhibida. Junto a ella, una colección de ‘Likes’ se reproducen en un formato radicalmente opuesto a su origen digital, mediante gofrado sobre papel calca, lo que entrevela ese anhelo de reconocimiento en las redes o, al menos, de analgesia en la derrota; una angustia representada con la instalación ‘Top Twenty’, una colección de largas cañas que terminan en manos que señalan, en una suerte de poesía visual que cosifica de forma sencilla un proceso mental complejo como es la transmutación del deseo en ansiedad; o ese púlpito desubicado, en un delirante afán de gritar éxito desde el fracaso del propio intento, sobre una noble balaustrada que eleva una sencilla estructura de conglomerado. Para finalizar con la escenificación de aquella derrota, instantes después del fragor de la batalla, recreada por peones de ajedrez que ejecutan un sendero ya fracasado, no por el resultado, sino por todo lo perdido en el camino.

En definitiva, un nuevo desnudo integral del artista que filtra a través de la actualidad del pensamiento, pero que no deja de recordarnos mediante de la reproducción constante de su propio cuerpo, en una práctica antropométrica del fracaso.
‘FAIL’ es una exposición de Jorge Gil (Jaca, 1981) inaugurada el pasado 24 de octubre en la Sala de Arte ‘El Brocense’ de la Diputación de Cáceres, y que podrá visitarse hasta el 23 de noviembre, de martes a sábado, de 11.00 a 14.00 horas y de 18.00 a 21.00 horas.

El festival también incluye un amplio programa de actividades paralelas durante el mes de noviembre, como el programa ‘Cine y escuela’ en el Centro Cultural Alcazaba, con proyecciones para escolares; el taller práctico ‘Diseñar para la cámara’, impartido por el director de arte Damián Galán Álvarez, los días 8 y 9 en la Sala Trajano; un concierto el 16 de la Banda de Música de Mérida en el Centro Cultural Alcazaba; o la exposición de los 20 carteles oficiales del festival del 17 al 30 de noviembre en el mismo espacio.